Felicidad

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-¿Como está el hombre más jodidamente guapo del mundo?
Rubius se giró sonriente
-¿Como podría saberlo?
Mangel se sentó junto al joven de ojos claros, estaba jugando, como siempre.
Le arrebató el mando y continuó su partida, el otro en lugar de quejarce se recargó en sus hombros y empezó a juguetear con el cierre de la chamarra de Miguel .
-Deberíamos mudarnos juntos.- reflexionó.- mudarnos juntos de nuevo.
-¿Ah si?
-Si, porque igual ya te la pasas aqui, mejor que me ayudes con los gastos de la casa, gilipollas.
-Haré lo que tú quieras.
-Siempre dices eso.
-Porque es verdad.- Mangel terminó el juego victorioso, se giró para besar a Rubius en la nariz.
Era verdad. Mangel haría lo que fuera por aquel hombre, mataría y moriría por ver la sonrisa de Rubén.
-Es increible.- Mangel retomó la conversación despues de un sensual beso con mordida.
-¿El qué?
-Que te haya encontrado.
Rubius no dijo nada, pero seguía mirandole, Mangel retomó.
-Eres la persona con la que quiero estar hasta el último de mis dias Rubiuh, porque enserio que mi vida no sería vida sin ti.
-Mahe, mi Mahe...eres un tonto cursi.
-Así te encanto.
-Claro que si.
-Deberíamos grabar algo. No has subido video, flojo de mierda.
-¿Game play?
-¿Qué más?
-Venga.

Antes de ponerse a grabar Mangel llenó de besos la cara del noruego.
Realmente eran felices, respirar les hacía felices, todo era mejor que en sus sueños; podría haberse acabado el mundo en ese momento y para ellos estaría bien porque tendrían la certeza de que se volverían a encontrar de alguna manera.

Llevaban un par de meses viviendo un desenfrenado y loco romance.
Habían arreglado sus situaciones y las familias de ambos lo sabían.
La madre de Rubén le había dicho que ya se habían tardado en estar juntos, Rubius la había mirado con una cara de WTF que solo le quitó "el padrino" al abrazarle y decirle que Mangel era un buen chico.
-Yo esperaba esto desde hace al menos cinco años Rubén.
-oh, calla madre.
-Mangel, sé que le haces feliz, gracias por ello.
Mangel se sonrojaba y sonreía, nada más.

Rubius era algo celoso y además de que bueno, estaba loco y era subnormal como todos lo sabemos.
Siempre hacía cosas nuevas y entretenía a Mangel, le seguía sorprendiendo aún despues de tantos años de conocerse. Le hacía reir y le quería. Le hacía disfrutar y desear. Era una relación bastante fresca.
Estaban hechos a la medida, siempre fue así y siempre lo sería.

Aveces el castaño le pintaba en la cara con plumón lindas frases mientras el otro dormía.

Cuando Mangel se enojaba solo Rubius sabía como calmarlo. Cuando Rubius no dejaba de decir estupideces fuera de lugar Mangel sabía hacerle entender que no era momento.
Les daba hambre al mismo tiempo y lo que más les gustaba era acurrucarse debajo de las cobijas, abrazados, compartiendo su calor.
Rubén sabía que Mangel amaba viajar, y cada que podían salían, marcando todo el mundo como su paraíso personal.

-Rubiuh, eres el amor de mi vida.
Le había confesado una noche de otoño mientras este limpiaba la caja de arena de los gatos.
Rubén no decía nada, como siempre, Mangel le dejaba sin palabras, sin aliento, solo con el fuerte latido de su corazón.
Ésta vez él le dejaría sin palabras.
Se levantó con la caja de arena en las manos y vació el contenido ensima del joven de lentes.
Quedaron frente a frente, Mangel lleno de arena y mierda de gato, con los ojos cerrados, Rubius riendo.
-Cásate conmigo.
Dijo el más alto.
Miguel abrió los ojos boquiabierto.

Cinema-RubelangelWhere stories live. Discover now