Ayato

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El amor. Un sentimiento tan puro, confuso e impredecible.

Para algunos el estar enamorado es una sensación inigualable, estar con la persona que amas, la que consigue que te levantes cada mañana con una sonrisa y que un día horrible pase a ser el mejor. Simplemente mágico.

En cambio, para otros, el amor es un asco. Básicamente porque la persona que amas no te ve de la misma forma que tú a ella. Te conformas con ser amigos sólo para poder estar cerca suya, pero hay veces en las que es prácticamente imposible ser tan paciente.

Este es el caso de Ayato, quien está perdidamente enamorado de su hermano mayor Laito. Este hecho es una locura, algo que ocurre una cada millones de vidas, la mayoría de veces un martirio, no sabes si confesarte o no ya que es tu hermano. ¿Cómo volverías a mirarle a los ojos después de declararte y que él te rechazara? Sería imposible, no tendrías el valor suficiente como para hacerlo.

Ayato pensaba esto mismo. ¿Cómo sería capaz de declararse a su propio hermano? No es solo la razón de que sean hermanos y ambos hombres, también Laito ha dejado bastante claro que disfruta seduciendo y acostándose con mujeres.

Por lo tanto a Ayato sólo le queda una opción: acallar sus sentimientos ocultándolos con su orgullo. Pero cada día que pasaba era más complicado vivir esta situación. Se estaba volviendo loco, su amor alcanzaba extremos inimaginables, si seguía acumulando todo lo que sentía iba a explotar.

Estando de esta forma, con el corazón oprimido y el alma destrozada, tomó una decisión. Se secó los ojos ahora rojos e hinchados de tanto llorar, se levantó sin ganas de su cama y con pasos pesados se dirigió a su escritorio. Cogió una hoja y una pluma, y comenzó a escribir, todo lo que pensaba, lo que sentía. Solo dejó que su mano se deslizara por el papel al ritmo que su corazón le marcaba, y al llegar el anochecer terminó con su propósito. Deseaba que quien recogiera la carta fuera su amado hermano, ya que iba especialmente dirigida a él.

Fue su inspiración para escribir la carta y también el motivo de abandonarle a él y a sus otros hermanos. Sí, había decidido irse ya que no aguantaba más ese dolor en el pecho y el estar llorando cada noche por su amor no correspondido. Tal vez no sea la opción correcta, pero es lo único que puede hacer para olvidar a su único amor.

Metió la carta en un sobre, la selló y la dejó en la mesa, a la vista para que cualquiera de sus hermanos la viera. No quería despedirse de sus hermanos, ni mucho menos de Laito, sería mucho más difícil, además de que no le dejarían irse.

-Adiós, Laito. Te amo...- dijo en un leve susurro.

Observó la luna unos instantes y, tras derramar sus lágrimas, abandonó el lugar dejando un gran vacío en la habitación.

Mi amado pervertido {Ayato x Laito}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora