Capítulo 6.

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—Buenos días —saludo cordialmente nuestra profesora de lengua. Una mujer de unos 30 o 40 años, bajita, cabello recogido y oscuro, lentes y una tes blanca.

—Buenos días profesora —respondimos la mayoría.

—Tomen asiento —ordenó de inmediato la mujer después de saludar.

Me acomode en la silla y recogí un cuaderno de mi bolso. Observe de reojo a Rose quien se echo sobre el puesto, de seguro a dormir. Deje el cuaderno sobre mi mesa, tome un lápiz azul y me prepare para copiar algún texto interminable de materia. Así comenzó la clase, aburrida, el demonio en verdad estaba tranquilo lo cual me alegraba pero también disgustaba, quería oírlo decir algo estúpido y fuera de contexto. Ha pasado como un mes desde que no me rió en la escuela.

Oía risas, conversaciones y murmullos mientras la profesora explicaba algo. «Cierren la boca pendejos» pensé. No podría gritarlo por más que quisiera, me matarían.

—Ah recreo —dijo de improviso la maestra al toque del timbre.

Rose se levantó de golpe, claro, estaba dormido.

La multitud de gente se abalanzó contra la puerta y yo me quede sentada sin ninguna gana de dejar mi lugar. La profesora me miró unos segundos y cerró el salón. Estaba sola en la sala, es común para mi esto, como no tengo amigos y en el patio de la escuela algunos niños estúpidos se ríen de mi, me han dado permiso para quedarme. De vez en cuando sube alguien a buscar dinero, o sino sube el grupito de Antonia. Botan los estuches, dan vuelta las mochilas, entre esas cosas. A veces chismorrean de mi, cuando "no los oigo" ya que suelo escuchar música, pero ya los he oído diciendo pestes tras de mis espaldas. Siempre están buscando algo con lo cual reírse de mi.
—¿Dónde están todos? —preguntó Rose somnoliento.

—Abajo. Estamos en recreo —respondí.

—Ah... —titubeo —¿Por qué te quedas aquí?, ¿No bajas?

—Porque no tengo amigos y el patio me asfixia —dije —. ya me acostumbre a esto.

Me observó desconcertado, una niña sola y que sufre bullying, suena bastante patético. No pedí estar así, solo me tocó.

—Oh, bueno... ¡Pero ya llegue yo! —exclamó alegre —. no más penas baby~ Rose es tu BFF ahora.

—Tonto —golpee su hombro riendo.

Oímos la puerta, no me di cuenta si venia alguien por la ventana. Cuando se abrió, Octavio apareció por ella. Tenia que ser Octavio, el me gustaba hace 3 años, jamás me atrevía a decírselo, cuando me pelee con Antonia, ella le confesó mi amor y todos se burlan de mi por esto, Octavio es popular y yo una ñoña asocial. Ahora el no me gusta ni un poco, es igual de malo que los otros. Camino a su puesto ignorando mi presencia, abrió su mochila sacando algo de su interior, la cerró y volvió a la puerta, evite mirarlo, Rose si lo hacía, al final Octavio cerró la puerta y se fue.

—¿Y ese? —cuestionó el de ojos verdes.

—Un compañero. No es que me importe.

—Okey y... ¿Qué sueles hacer aquí?

—Hum... Suelo dibujar.

—Si quieres podemos platicar.

—Esta bien —acepte sonriendo.

Hablamos lo que sobraba del recreo, al tocar la campana callamos, los cursos iban a formarse en el patio y posteriormente volver a sus salas.

—¿Tengo qué estar calladito? —consultó Rose.

—Bueno, no tanto, puedes decir algo si quieres, solo... No me distraigas mucho —aclare accediendo a que hablara.

La clase siguiente fue más divertida que la otra, Rose hablaba de algunas cosas mientras el profesor de mates explicaba. Decía incoherencias que me daban gracia, aunque mi cara no demostraba risa por dentro la estaba pasando bien. Así se me paso el día, me gusta ser la única que ve a Rose, con el me siento acompañada, no me siento sola.

Pase el recreo nuevamente con Rose, a excepción de que ahora se quedo con nosotros el grupo de Antonia, estaban dibujando cosas en el pizarrón, mientras yo me escribía con el chico.

¿Y ellos?

Son mis antiguos amigos.

Oh... ¿Y porqué ya no?

En casa te cuento, es una larga historia.

Vale.

Al final ella y los demás dejaron el salón. Dibujaron cosas sin sentido.

—Que feos dibujos —Rose se levantó del puesto y camino al pizarrón —. Tu dibujas mucho mejor.

—Gracias, pero eso ya lo sabia —agradecí a medias su "cumplido".

—De nada —me guiño un ojo.

Así acabo el día de escuela, mucho mejor que otros, excepción que la profe de Ciencias Naturales me regaño a mi por los dibujos en el pizarrón (creen que soy la única que se queda arriba) no dije nada aparte de "Perdón", no valía la pena discutir. Mientras me retaban los demás se reían muy bajo.

—Uff que día de escuela, estoy agotado —habló el demonio mientras bajábamos las escaleras.

Lo mire y reí un poco.

Ya en la salida nos dejaron ir a casa, pasamos por el angosto pasillo para abandonar la escuela, saliendo a la amplitud de las calles.

—¡Que buen día de escuela! —dijo Rose mientras caminabamos —Mañana no vamos a venir de nuevo ¿verdad?

—Ya quisieras hepatitis.

—¡Ahh!

Fin del capitulo 6.

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Un juego entre muertos. Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα