Capítulo 31 - Amistad

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— ¿Qué me vas a contar? Estoy en las mismas. Solía quedar con mis mejores amigos a diario, prácticamente no pisaba mi casa y ahora me siento en una cárcel.

Una vez en el aparcamiento, ella se apoya contra la puerta delantera del coche de Kenner.

— Te juro que ir a la cafetería y las tardes de paintball me salvan la vida —confiesa—. Creo que me volvería loca de tener que seguir aquí. Me alegra haber empezado a quedar con vosotros.

Y yo sólo quería que ella se fuera. Me muerdo el interior de las mejillas, bajando la mirada hacia mis zapatillas deportivas, incapaz de no sentir culpa por ese sentimiento. En cierto modo, Amanda me recuerda a mí, yo me sentía completamente perdida hasta que los chicos se volvieron mi salvavidas. No sé qué haría si me los arrebataran, no podría hacerle lo mismo a ella.

— Bueno, has conseguido que yo no sea la única chica del grupo. Así que, supongo que gracias —No podría haber dicho una mentira mayor aunque tuviera horas para planteármela. Me gustaba ser la única chica del grupo, me gustaba tener a Blake cerca. No sentir la opresión en mi pecho cada vez que salíamos. Cuando vuelvo a mirarla Amanda extiende los brazos hacia mí antes de darme un fuerte abrazo.

— No sabes todo lo que me alegra que seamos amigas —la sinceridad en sus palabras está llena de alivio. Cuando se aleja, aparta un mechón de pelo de su rostro y vuelve a apoyarse sobre el coche—. Empezaba a preocuparme por si había hecho algo que te molestara.

— ¿Por qué lo dices?

Ella se encoje de hombros—. Pensé que no me querías ahí. Blake me dijo que no era eso y que eras un poco reservada además de costarte entrar en confianza, me alivia que fuera solo eso.

No lo hagas, Alisson, no eres masoquista.

Ni siquiera mi propia advertencia puede salvarme de soltar la pregunta—. Hablando de Blake, ¿sois algo?

Logro que no haya molestia en mi pregunta, menos aún signos de la gran importancia que su respuesta tendría para mí. El corazón me late con tanta fuerza tras preguntarlo que parece a punto de salirse de mi pecho. Si la respuesta es sí, probablemente lo haría.

Amanda hace una mueca.

— Creo. No sé. Es raro.

— ¿Raro en qué sentido?

— Él... —deja que el aire saliera de sus pulmones de forma entrecortada—. Él es muy difícil, ¿sabes? Johnson siempre me dice que no tengo que preocuparme y que Blake solamente es un poco distraído para esas cosas, dejado. Pero cada vez que intento dar un paso, él da dos hacia atrás y eso me frustra.

La confesión me devuelve el aliento. Mis músculos relajándose de tal forma que descubro la tensión que estos habían estado manteniendo.

— Oh.

Después de eso, cae el silencio entre nosotras. Un silencio sepulcral que ninguna vuelve a romper. Me distraigo con mis uñas, revisándolas como si ello fuera una importante tarea a realizar. No vuelvo a levantar la mirada hasta que las piedras del aparcamiento son pisadas y el ligero sonido de las botas golpeándolas llama mi atención.

Kenner llega hasta nosotras, revolviendo mi pelo con su mano con una sonrisa burlona sobre sus labios antes de lanzar un corto "hola" a Amanda y abrir su coche.

Poco después llega el resto, Blake va el primero en la fila, me dedica una suave sonrisa cuando nuestras miradas se cruzan. Detrás de él, Johnson está distraído mirando al suelo y Landon algo alejados de ellos, no nos mira. Parece en su mundo. Es eso lo que me hace echar a andar en su dirección. Blake me ve acercarme, sus labios se abren como si fuera a decir algo cuando quedo cerca, pero su ceño se frunce ante mi silencio. Le dedico una rápida sonrisa antes de pasar de largo y echar a correr hacia el rubio.

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