Capítulo 31 - Amistad

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Feliz 2017♡

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Capítulo treinta y uno — "Amistad"ღ

Sin rastro de sentimiento alguno, prometo hacerlo. Mi voz vacía al pronunciar esas palabras. No quiero que ella vaya. No quiero tenerla cerca. Que él se sepa su número de cabaña sólo logra revolverme todavía más el estómago. Cuando me abro camino hacia la cabaña de ella, pienso en no entrar, pero con el tiempo se darían cuenta de que no la he avisado y no tendría excusa para ello. Entro en el lugar rogando mentalmente no encontrarla, si no me cruzo con ella podría no mentir al decir que no la he encontrado en su cabaña. No me esforzaría en buscar por más sitios.

Para mi desgracia, ella sí está. Ya vestida con ropa de diario y jugando a las cartas con tres chicas más. Me acerco con lentitud, queriendo echar a correr en dirección contraria. Echo de menos estar sólo con los chicos, la presencia de Amanda con nosotros me daña. Hace que los celos me carcoman por dentro por lo cerca que ella se mantiene de mi compañero. Del chico que me ve como a una simple compañera.

— Amanda —llamo al estar lo suficientemente cerca. Una amigable sonrisa curva sus rosados labios. Deja las cartas a un lado de su cuerpo, moviéndose para hacerme un hueco en el círculo que habían formado en el suelo.

— Hola Alisson —ella palmea el suelo a su lado—. ¿Quieres unirte? Estamos jugando al mentiroso.

¿Cómo puedo estar enfadada si ella siempre se muestra tan amigable, tan encantadora?

— Venía a decirte que habíamos quedado dentro de veinte minutos en el aparcamiento para ir a la cafetería, pero si estás ocupada no hay problema —Trato de que no se note mis ganas de que ella decida quedarse. Tuerce los labios, planteándoselo antes de negar y devolverles las cartas a sus amigas antes de ponerse en pie.

— No, tranquila —pasa las manos por su melena castaña, peinándose con los dedos—. ¿Les esperamos allí?

Me niego a volver a mirar mi atuendo. Mi pelo está recogido en una trenza de amazona que lo mantiene ordenado. Ella, al contrario que yo, lleva unos pantalones negros con las rodillas rasgadas junto a unas zapatillas básicas y camiseta azul que cubre con una elegante chaqueta negra. Incluso mantiene su piel intacta bajo una capa de maquillaje y los ojos perfectamente delineados. No puedo evitar sentirme incómoda al instante. Yo nunca había sido una chica insegura, en el pasado ella no hubiera logrado verse como una competencia para mí. Ahora, viéndola pasar sus horas con Blake, lo hace.

— Perfecto.

Su sonrisa se amplia, un hoyuelo apareciendo en ambas mejillas antes de tomarme del brazo y despedirse de sus amigas con un gesto de la mano.

— No sabes las ganas que tenía de hablar contigo —comenta tras abrir la puerta de su cabaña—. Me encantaría que seamos buenas amigas, estamos en el mismo círculo y casi no nos hablamos ¿No te da pena?

No. Nada—. Un poco.

— ¡A mí también! —exclama con pesadez—. ¿Sabes qué? En la ciudad hay un montón de tiendas bonitas, ¿por qué no vamos el sábado? Tú y yo, tarde de chicas.

¿Por qué tiene que ser tan amable? Eso solo lo vuelve todo más difícil.

— Estaría bien —cedo. Sería yo la insensible si marcara mi odio hacia ella por estar celosa—. Hace demasiado tiempo que no voy de tiendas y empiezo a deprimirme.

Amanda ríe.

— ¿Verdad? ¡Me pasa lo mismo! Cuando estaba en casa solía ir de compras casi todas las tardes. Lo echo de menos.

Internado MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora