DM 47._ Es tiempo de sanar

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—Mamá, ya llegaron por mí —avisó la castaña a su madre, mientras bajaba corriendo las escaleras

—Ten cuidado niña, te vas a... —su mamá miró la escena, muy seria  —A caer —era una mujer de nombre Arely con gran porte y estilo, además de joven. Su delgada figura lucía un vestido vino elegante, tacones altos nude y el cabello del mismo tono que su hija estaba amarrado en un alto moño

—¡Auch! —la chica se levantó con una mueca y sobó su rodilla, dolorida. Miró a su progenitora con una sonrisa apenada  —Estoy bien, solo fue un golpe —aseguró fingiendo que estaba perfectamente bien, aunque aquella área noqueada le punzaba tan solo un poco

—Claro, ten cuidado con ese chico... ¿Freddy? —Arely preguntó dudosa

—Sí, es él —soltó ella intentando no mostrar nerviosismo y emoción

La mujer alzó amenazadoramente su copa llena de vino, la marca de su pintalabios del mismo color de su ropa se reflejaba en el borde del cristal —Bien Estefany, sabes las reglas. No te quiero tan tarde, pero mejor ¿por qué no lo invitas a pasar? —inquirió su madre, sonriente. La joven maldijo mentalmente, sabía lo sobreprotectora que era su madre especialmente cuando salía de la casa sin guarros  —Apuesto a que olvidas algo, como siempre. Y mejor lo hablo con él —insistió poniéndose de pie

—Claro que no —la chica miró su bolso mientras caminaba a la puerta para abrirla  —Oh, espera —susurró revisando y moviendo cosas dentro  —Dejé mi billetera y mi teléfono —confesó en voz alta mirando hacia la planta superior

—Lo más importante —su madre negó desaprobatoriamente con la cabeza  —Anda, antes ve a abrir por ti misma si no quieres que Norma te gane... pero luego subes rápido por tus cosas —le aconsejó su madre con una pequeña sonrisa, los últimos meses pareciera que Frida finalmente había encontrado su brillo propio, lucía más radiante... más ella

—¿Me veo bien? —le preguntó la chica con cierto temor, pasos ya se oían cerca de ellas


Lo que no sabía era que Freddy había logrado escuchar su pregunta y una sonrisa involuntaria iluminó su rostro, embargado por la suma ternura e inocencia de esa chica. Él pensaba que despeinada, sin maquillaje e incluso en pijama recién levantada, ella podía verse de la más magnífica forma posible como solo Frida sabía hacerlo. 

Su madre sonrió tiernamente y caminó hacia la castañita, tomó sus manos y la miró con dulzura para después colocar un mechón salido de su ondulada cabellera detrás de su oreja.


—Cuando un chico te quiere de verdad, no le importa cómo seas o te veas, para él lucirás hermosa en cualquier aspecto. Pero primero ámate a ti misma —dicho esto se envolvieron en un abrazo cálido y lleno de cariño. Se separaron y su madre la sostuvo fuerte de los hombros, aferrando sus dedos en ellos; una sonrisa desvaída se dibujó en el rostro de la mujer  —Nena, a veces pareciera que no te das cuenta de la bendición que irradias en este mundo, y eso es triste.


Freddy soltó un inaudible "Exacto" al escuchar las palabras de la madre de Frida y se preguntó por qué la chica pensaba eso sobre sí, cuando a él mismo le había tocado ver cómo algunos chicos se paraban a mirarla mientras caminaba a su lado por la calle; mas claro estaba que Frida era algo despistada y solía distraerse con cosas bonitas, ya fuera al ver una flor silvestre en alguna mata de un jardín delantero de alguna casa hasta un pequeño husky siberiano ladrando a un árbol.

DM Con CD9Where stories live. Discover now