Capítulo 13

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Lexa POV

Desperté de golpe al escuchar a Clarke revolverse a través de la pared, desde su habitación. Me enderecé al momento, dudando durante un segundo de si eran imaginaciones mías o no, hasta que escuché un sollozo desesperado, angustiado, y salí disparada de la cama hacia el otro cuarto.

-¿Clarke? – me asusté al verla retorcerse como si tuviera una pesadilla, sollozando y sujetando con fuerza su cabeza. Me arrodillé a su lado y logré levantar su rostro para mirarla. Estaba llorando y con la mirada perdida. ¿Debía llamar a Titus o llevarla a urgencias? No podía tomarse más dosis de la que ya se había tomado aquella noche, así que tenía que tranquilizarla. Los ataques de ansiedad le daban bastante a menudo, y solían pasarse con buenas palabras, espacio para que respirase y algo para distraerla -. ¿Quieres ir a la cocina a tomar algo? Todavía queda pastel del otro día – le sonreí, logrando que enfocase su mirada en mí. Clarke había tenido el detalle de comprarme un pastel de nata, fresas y chocolate por mi cumpleaños, que habíamos compartido con Costia y Ontari. Pero quedaba un trozo pequeño que sabía que Clarke se moría por comer -. También podemos ver alguna película, aunque, a estas horas, sólo habrá anuncios para marujas aburridas trasnochadoras – sonreí más al escucharla reír de manera temblorosa -. Pero el canal de deporte siempre está repitiendo lo mismo. Quizás estén dando algún partido que te interese, ¿quieres ir? – ella negó, como esperaba, y acaricié los dedos de su mano manteniendo la distancia. Encendí la pequeña lámpara a su lado y dejé que su respiración se normalizase poco a poco -. ¿Sabes? He visto todos los libros que te estás leyendo a las mañanas. A este paso, vas a quitarme el puesto de nerd – continué diciendo cosas para relajarla, hasta que, al fin, me miró concentrada, y supe que había vuelto -. ¿Quieres contarme qué ha ocurrido? ¿Otra pesadilla? – hablé más en serio. Durante los ataques, nunca le preguntaba qué ocurría, porque era obvio, ni por qué había comenzado a sentir ansiedad. De todas maneras, la respuesta siempre era la misma: un recuerdo que se transformaba en pesadilla y la confundía hasta agobiarla.

-Me pone nerviosa no recordar. Me agobia no saber a quiénes conozco y de qué, o si me caían bien o les ponía motes ridículos – comenzó a decir. Clarke se envalentonaba bastante tras los ataques, como si hubiera estado reteniendo cosas que decir y al fin pudiera desahogarse -. Me pone nerviosa no saber por qué quiero mirarte todo el rato pero a la vez quiero cerrar los ojos para disfrutar escuchándote mientras me hablas de cualquier cosa, y por qué no soy capaz de dormir si no me acaricias el pelo o estás conmigo hasta que me haya dormido. Me pone muy nerviosa y odio no recordarte, Lexa, porque eres lo que más quiero recordar.

Así que el sueño había sido sobre mí de nuevo. Clarke me había confesado que a veces soñaba con que Raven, Octavia, su madre o yo la visitábamos, y todo iba bien hasta que intentábamos atacarla o ahogarla con la almohada y ella no se podía defender. Entonces se despertaba gritando y rehusaba mi contacto hasta poder separar el recuerdo de la pesadilla.

-Todo a su tiempo, no te agobies – la consolé acariciando su espalda. Ella se tumbó, cerrando los ojos y dejando que mis caricias las llevasen de nuevo al sueño.

Otra noche estábamos en mi cama. Era como si hubiéramos pactado que un día durmiéramos separadas y otro juntas.

-Estás muy callada – murmuré contra su pelo. Estábamos tumbadas en la cama, en pijama, y Clarke ya había tomado una medicación que, por fin, le habían rebajado. Era uno de esos días donde Clarke parecía más inquieta y alerta de lo normal, como si se sintiera atrapada y estuviera a la espera de ver a alguien que la cogiese de la mano y la ayudase. Ella estaba tumbada mirando hacia la pared, mientras yo, bocarriba, la miraba de lado acariciando su pelo, a pesar de que esa vez no parecía funcionar para dormirla.

-“Quien sabe cómo escuchar, oye cuando no dices nada” – musitó en bajo, haciéndome sonreír. Me encantaban esos momentos donde, de la nada, Clarke decía algo que, previamente, yo le había comentado o leído mientras estaba en coma.

Silence (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora