Capítulo 2

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Lexa POV

Llegué al hospital corriendo hasta el punto de casi tropezarme; las lágrimas no me dejaban ver bien y mis gafas no hacían nada para arreglar la mirada borrosa que hizo que me chocase con Titus nada más llegar a recepción.

- Lexa, tranquila - fue lo primero que me dijo mientras su manos sujetaban mis hombros, impidiendo que cayese al suelo. Mis rodillas temblaban casi tanto como mis manos y mi labios.

- ¿Dónde está? - balbuceé, insegura de querer oír la respuesta si era la que llevaba imaginando todo el camino.

- En el quirófano - me dijo llevándome a los asientos más cercanos y obligándome a sentarme -. La están operando. Todo irá bien.

Entonces pude respirar de nuevo, y mi corazón dejó de estar en pausa. Tomé un par de respiraciones profundas mientras Titus me ofrecía agua. Bebí, limpié mis gafas en el pijama que llevaba puesto y las coloqué de nuevo. Parpadeé con miedo, mirándolo. Su cara era de preocupación extrema. Debía parecer una loca o un fantasma en ese momento.

- ¿Qué ha pasado? - exigí intentando que mi voz no temblase, y fracasando patéticamente.

- Un accidente de coche - me dijo. Lo supuse, pero no estaba completamente segura. En cuanto me dijo que Costia había tenido un accidente salí corriendo, mi móvil cayendo al suelo sin importarme nada más que llegar a donde tenían a mi novia -. Una chica cruzaba por el paso de peatones, borracha. Supongo que Costia no pudo esquivarla. También la están operando, creo que tenía la pierna derecha rota, tres costillas, el brazo dislocado y una fuerte contusión en la cabeza. Estaba inconsciente y no reaccionaba, pero tenía pulso. Tuvieron que ponerle oxígeno; al parecer no respiraba bien. Se ha llevado la peor parte.

Lo sentí. Quería sentirlo por ella, porque sus golpes dolían sólo de oírlos, pero no pude evitar sentir rencor; Costia estaba en el quirófano siendo operada de urgencia porque esa chica se cruzó en su camino. La quiero a ella, no me importan los demás, y si solo puede salir una con vida, debe ser Costia.

Rompí a llorar con el corazón en un puño. No era capaz de imaginarme a Costia herida. Prefiero sufrir yo, preferiría estar yo en ese quirófano.

- Se va a poner bien - me aseguró Titus -. Indra la está operando.

Negué con la cabeza porque no quería oír nada más; sólo la voz de Costia.

Las horas pasaban hasta que prácticamente me caía del cansancio, y todo lo que había estudiado esa noche se me había olvidado al momento. Mi esperanza caía conmigo, porque nadie salía a decirme que, al menos, Costia seguía viva.

Vi a Titus hablar en voz baja con Gustus, un compañero suyo. Había salido del quirófano con la bata manchada de sangre, y me negaba a aceptar que esa sangre fuera de Costia. Comencé a llorar de nuevo, llamando la atención de Titus, que enseguida asintió a lo que decía Gustus y volvió a mi lado.

- Costia está bien, Lexa, tranquila - me aseguró abrazándome. Lloré más fuerte, pero esa vez de alivio. En mi cabeza sólo se repetían las tres primeras palabras. Costia está bien. Ella está viva. No me ha dejado. Costia está bien.

Pero Titus parecía tenso, y eso me preocupaba de nuevo. Me aparté y sequé mis lágrimas para mirarlo. Su mirada parecía desolada, como si acabase de ver a un pobre animal indefenso morir en sus brazos sin poder hacer nada.

- ¿Qué pasa, Titus?

Suspiró pesadamente.

- La otra chica no ha tenido tanta suerte.

Mi corazón se saltó un latido antes de subir a la garganta, y sentí arcadas.

- ¿Ella ha...? - ni siquiera pude contemplar la idea de que la chica a la que Costia había atropellado hubiera muerto. No quería pensar que había muerto, porque sería un trauma terrible para Costia y una vida arrancada de una persona de manera dolorosa.

Silence (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora