Capítulo 2

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Regla # 13 : Observa bien el camino.

VIELKA

Hace dos semanas que había comenzado asistir a la universidad y ya estaba atascada de trabajos, por si fuera poco casi no podía ver a mi amiga Nadia, lo único bueno es que su hermano era mi compañero de clases. Ha sido un poco raro no estar juntos los tres ya que desde que estábamos en la secundaria hemos sido inseparables, bueno hasta ahora ya que Nadia había decidido estudiar relaciones internacionales, la carrera le había llamado mucha la atención gracias a sus raíces coreanas, sus padres y abuela paterna de los mellizos son originarios de Corea del Sur, aunque desde hace diez años se habían mudado a Estados Unidos.

Nicolás al contrario de su hermana había optado por estudiar licenciatura en comunicación al igual que yo, así que por lo menos tenía uno de mis mellizos junto a mí para no cometer mis típicas estupideces, y decir que ya había trascurrido dos semanas sin tener un accidente o provocar alguno, eso ya era un logro, tal vez finalmente me estaba haciendo más cuidadosa o quizás el haber quemado la cocina de mi padre a comienzos del verano, había sido una gran lección para ser más precavida.

Corro hacia mi salón, ya que ya voy demasiado tarde para mi clase pero cuando entro este esta vacío, no puedo creer que haya llegado tarde, escucho una risa detrás de mí y me giro sabiendo de quien se trata.

—Nicolás, ¿A ti también se te hizo tarde?

Nicolás niega con la cabeza —No, sabía que no verías el mensaje en el grupo.

—¿Cuál mensaje?

—¿En el grupo de whats? —ante mi mirada de incertidumbre, Nicolás niega con la cabeza— ayer avisaron que el profesor no vendría, así que tenemos dos horas libres antes de que tengamos nuestra siguiente clase.

—Pero si tú sabías que no tendríamos clase, ¿Qué haces aquí? —Nicolás me señala— ¡Oh que lindo!

Nicolás niega con la cabeza y toma mi mano para entrelazarla con la de él —vamos, el engendro nos espera para ir a desayunar.

—Sabes que a ella no le gusta que le digas así.

En respuesta él solo se encoge de hombros y seguimos caminando rumbo a una de las cafeterías de la universidad, en este caso la que está más cerca de las carreras políticas, que es donde estudia Nadia. Al llegar a la cafetería, Nadia ya está esperándonos en una de las mesas, ambos nos acercamos hasta la mesa y Nadia niega con la cabeza.

—Es increíble que te conozcamos tan bien.

Me encojo de hombros —saben que a cierta hora apago el celular.

Los tres desayunamos y Nadia y yo aprovechamos para ponernos al corriente, ya que no habíamos podido platicar mucho desde que entramos a la universidad, una vez que es hora de que Nadia se vaya a su clase, ambas nos adelantamos y Nicolás queda de alcanzarnos después de ir al baño, así que acompaño a Nadia y para llegar a su edificio tenemos que cruzar un pequeño jardín, el cual se ha convertido en mi favorito a partir de ahora ya que este tiene un enorme naranjo en el centro, pero lo que lo hace especial es el espléndido aroma que despiden sus pequeñas florecillas, cierro mis ojos y me deleito con el exquisito aroma, de pronto me encuentro con mi pequeño trasero en el suelo y toda la magia que había desaparece en cuestión de segundos, debido al fuerte dolor que siento en mi trasero.

—¡Por lo menos puedes ayudar a levantarla! —grita mi amiga molesta.

Con algo de vergüenza me levanto y observo la espalda del causante de mi caída, el cual ni siquiera se inmuto ante el reclamo de mi amiga.

Nicolás llega junto a nosotras y nota mi malestar —¿Qué te ocurre pequeña ratona?

Entre cierro mis ojos hacia él ya que ese apodo solo lo puede decir cuando estamos solos y debido a mi espectacular caída, no estamos tan solos —el tipo de allá me empujo y me caí sobre mi sexy trasero.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora