Capítulo 20.

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Las respuestas a esas preguntas las sabía hace mucho, pero él no quería admitirlo pero sin embargo ahora le tocaba guardarlas o simplemente decirlas. Todo dependía. ¿Pero de qué? Él ya tenía el presentimiento de que iba todo aquello. Miró a Daichi, se sorprendió al notar que no era el único pensativo pero más que justo había volteado a verlo también. Ambos sonrieron, como dos amantes de compartían un secreto y tal vez era así.


—Creo que hay mucha tensión, ¿No crees, Koushi? Al tener tiempo sin escucharle llamarlo por su primer nombre le tomó por sorpresa. Asintió sin tener más que decir con respecto a ello. —Sugawara, no sé cómo empezar...


Observó cómo se pasaba una de sus manos por la parte trasera del cuello, solía hacerlo cuando tenía ganas de decir algo, pero como había dicho no sabía cómo. Le sorprendía que conociera tanto los gestos de Daichi. Observó al frente y decidió pasarse de asiento a un puff que estaba justo enfrente del chico. Suspiró fuerte y palmeó sus propias piernas.


—¿Esperarás a que me tenga que ir?—No quería comenzar él, así que tenía que presionar un poco. Sawamura se tensó al escuchar aquellas palabras y soltó un suspiro de frustración, se inclinó de tal manera que ahora quedaba más cerca de él. Su corazón comenzó nuevamente una marcha acelerada.


—No, tienes razón... Debo decir esto o el único que pasará las noches sin dormir pensando en un como matar a un tipo, perdón eso no era... Ah... Tú sabes que normalmente digo las cosas antes de actuar ¿verdad? Como capitán del equipo siempre tengo que saber cómo comportarme... Pero cada vez que te veo todo se va al infierno.


Ladeó la cabeza solo un poco, para que entendiera que tenía que ser más claro. Sintió como Daichi tomaba sus manos, estaban cálidas y temblaban un poco... ¿O eran las suyas?


—El punto de todo esto, todo lo que te quiero decir desde que nos graduamos o incluso antes es que, me enamoré perdidamente de ti, Sugawara. Sucedió sin que me diera cuenta, en un abrir y cerrar de ojos solo quería estar contigo, pasar mis días enteros contigo. Tu sonrisa y tus cuidados que fueran solo para mí... Que tu entero me pertenecieras y por eso mismo tuve miedo, justo antes de decirte estas mismas palabras luego de la graduación me encontré temiendo de que fuera demasiado para ambos, por eso decidí distanciarme... Pero luego vienes tú con tus encantos nuevamente y me atrapas, me atrapas de una manera de la cual no puedo escapar.


Tomó aire, para ese momento sus mejillas estaban coloradas y todo su cuerpo estaba nervioso, su mente daba muchos pensamientos. Antes de que Sawamura dijera algo más apretó su agarre y abrió sus labios, repitió el proceso unas cuantas veces antes de poder hablar.


—Yo también. Es decir, tú también me gustas Daichi.


—¿Perdón?


—Que me gustas...


—Creo que no escuché bien, Suga... ¿Me lo repites? —Decía aquello serio pero en su cara se podía observar la sonrisa bobalicona que se distorsionaba un poco, él suspiró para no golpearlo, no ahora.


—Quiero decir Daichi que tú también me gustas, como amigo, como compañero, como el capitán... Pero también me gustas como se quiere a alguien para siempre, para dormir juntos, pelear por tonterías, bromear por todo... Y esto lo siento desde aquella vez que una chica se te confesó, ¿Recuerdas que fui yo quién te dio el recado? Estábamos recién comenzando un nuevo curso, lo hice con todo el pesar, aunque no quería. Solo para quitarme de la cabeza alguna posibilidad contigo.


Tuvo que respirar un momento, sus palabras estaban fluyendo sin parar, tenía tantas cosas que decir y no se sentía a gusto con ello, sentía que no decía lo suficiente. Observó al pelinegro y luego desvió su mirada, su cara demostraba una felicidad que era muy contagiosa.


—Pero no pude... Porque la rechazaste enseguida, diciendo algo como "Ella no es Sugawara"... Luego te excusaste diciendo que era broma, pero a mí me hizo feliz. Demasiado... y yo... Yo...

No pudo terminar la frase porque enseguida tenía a Sawamura arrodillado en frente, miró como llevaba sus manos con cuidado a sus mejillas y luego lo que pasó lo dejo un segundo atónito. Sus labios fueron unidos en un beso casto, tímido y que llevaba muchos sentimientos dentro de sí.


Aquella unión duró unos segundos que para él fueron como minutos, horas. Al abrir sus ojos los cuales había cerrado al sentir sus labios pudo observar que el chico que estaba parado frente a él era realmente Daichi, no era un sueño más de él. No, realmente estaba pasando. Tenía a su Sawamura delante, aquél que siempre estuvo para él y que a pesar de todo siempre le sonreía. Tapó sus labios con sus manos, los sentía cálidos mientras sus mejillas ardían, desde ahora el momento más feliz sería este.


—Realmente me gustas, Sugawara.

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