- Tú. – Dijo, volviendo a su estado habitual mientras me sonreía. – Un día me rogaras que te de un beso.

Rodé los ojos y Malcolm se levantó. Se pasó la mano por el pelo y cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando, me guiñó un ojo. Fruncí el ceño.

- Nos vemos, Daisy. – Dijo, dándose la vuelta.

Esta vez no le miré marcharse, estaba muy molesta.

No podía soportar a los tipos como él. Me molestaba que esperasen que todo iba a llegar a ellos tarde o temprano, sin ninguna dificultad.

Sacudiendo la cabeza, me dije a mí misma que me esforzaría especialmente en ignorar a Malcolm.

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- Así que, ¿tienes el beso? – Me preguntó Aaron, un chico de la clase de matemáticas.

Se había acercado a Gina y a mí cuando estábamos esperando fuera a que la madre de Gina llegase.

- Sí, así es. – Le respondí tajantemente, sabiendo lo que vendría después.

En los dos días que habían pasado desde el beso, Aaron era (por lo menos) el sexto chico que se me había acercado, todos con segundas intenciones, por supuesto. Todo se estaba volviendo muy incómodo y tedioso y solamente quería saber cuándo demonios acabaría esta pesadilla.

- ¿Me harías un favor y me lo darías? – Preguntó después, sonriendo con timidez. – Significaría mucho.

- No. – Dije sin rodeos, sorprendiendo al chico. – No voy a besar a nadie. Hazme un favor y díselo a tus amigos y a todo el mundo.

- Tienes que besar a alguien. – Movió la cabeza con cansancio. – Con suerte a mí.

Se alejó y entonces suspiré exhausta. Nadie en esta escuela parecía comprender las palabras no besar a nadie. Si pensaban que no sería capaz de acabar con este juego, se iban a llevar una grata sorpresa.

- Creo que piensa que no lo dices en serio. – Dijo Gina, una vez que el chico se había ido.

- Lo sé. – Suspiré. - ¿Por qué los chicos son tan idiotas?

Gina se encogió de hombros, sonriendo.

- Sería aburrido si no fuesen así.

- Quizá encuentre a uno que me guste.

Hasta ahora, mi experiencia amorosa en la escuela secundaria habían sido los libros que había tenido que estudiar. Nadie nunca me había dicho que yo le gustaba o siquiera invitarme a salir. Por un momento, incluso comencé a cuestionar mi sexualidad. Pero entonces me di cuenta de que los chicos de mi escuela no eran nada deseables, así que decidí esperar a la universidad para encontrar a alguien.

- Daisy, podrías encontrar a alguien usando el beso. – Dijo. – Los chicos te están persiguiendo todo el día y podías utilizar esa ventaja para encontrar a uno.

- Eso es cruel. – Dije. – Y, además, no quiero a ninguno de estos chicos. Todos son estúpidos.

- Malcolm no.

- Sobre todo Malcolm. No me deja en paz.

Gina sonrió y me miró, confundida. Ella parecía sumida en sus pensamientos mientras miraba el aparcamiento frente a nosotras.

- ¿Alguna vez te has preguntado por qué Malcolm desea tanto ganar este juego? – Preguntó de repente.

- No. – Respondí. – No es que piense en Malcolm, la verdad.

- Bueno, yo sí. – La sonrisa de Gina creció. – Y creo que su lado competitivo está sacando lo mejor de él. Eso es tan sexy.

Fruncí el ceño con disgusto.

- Me gustaría saber qué no te parece sexy de Malcolm.

Gina se rió.

- Sólo soy realista y digo lo que muchas piensan. – Contestó.

Sí, claro.

Lo había puesto en un pedestal y mis ganas de asesinarlo y tirarlo de él eran cada vez mayores. Pero sabiendo que mis opiniones a Gina no le importaban, me abstuve de comentar algo.

- Lástima que no vaya a ser el ganador. – Dije. – El beso se quedará conmigo por y para siempre.

- ¿No tienes miedo de molestar a todos? – Preguntó.

- No. – Me encogí de hombros. – Me importa un bledo lo que piensen y estoy muy feliz de saber que pondré fin a esto.

- Espera. – Dijo de pronto y sonrió. – Si eres la última con el beso, ¿eso no quiere decir que serás la Reina del Beso?

Abrí los ojos con temor y la miré con horror. Gina simplemente se rió y me miró boquiabierta, dándose cuenta de que no había pensado en eso.

- Ahora fijo que besas al primer chico que pase. – Bromeó. – Mejor que convertirse en la reina del beso.

- Tentador. – Gemí. – Pero no. Da igual. Me quedaré con el estúpido título.

- Uf, pues sí que tienes ganas de quedártelo.

- Sí la verdad.

Estaba centrada en quedármelo y nadie me haría cambiar de opinión. Cuando quería ser cabezona lo era. Ahora que tenía algo de poder en este juego, lo usaría para hacer que todos volviesen a la realidad.

Tal vez entonces mis compañeros se volvían más agradables.

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Weeeeey, ¿qué tal están? Muchas gracias por todos los votos y comentarios (y por las visitas). Me hace muy feliz saber que os está gustando la historia. En la multimedia les deje una fotito de Gina (saben que pueden imaginarse a quien quieran), qué guapa es la jodia😭 esos momentos en los que te acomplejas incluso de tu sombra xD

¿Qué opinan del capítulo?

¿Qué creen que podrá suceder a partir de ahora? ¿Las cosas mejorarán o empeorarán para Daisy?

Por cierto, si quieren una dedicación sólo tienen que decírmelo :3

Les dejo playboys, muchos besos gays💋

Cheeky Love, xx.

El Playboy quiere Besarme, [SP#3] | ✓Where stories live. Discover now