3.- Cuatro patas

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Cuando Bruce abría los ojos de nuevo, no estaba durmiendo sobre el suelo del estanque. Clark no podía dejar de pensar que por muy natural que fuera aquello, era como verlo dormir sobre el piso. Ni siquiera toleraba que Krypto durmiera sobre el piso.

Si, era la segunda vez que visitaba a Arthur y el rey atlante no parecía estar de buen humor, pero Clark tenía muchas dudas y necesitaba muchas cosas. Por ejemplo aquella cama con forma de ostra gigante que tenía lo que parecía un suave colchón rojo. Clark no sabía de qué material estaría hecha pero era perfecta. Lo mismo que aquel espejo, la pequeña mesa. Y una serie de "muebles" que había traído de la Atlántida. Ahora el fondo del estanque también estaba lleno de suave arena y había corales y algas. Superman estaba fuera del estanque, flotando en una posición en que simulaba estar sentado con paciencia dejaba el tiempo correr, esperando a que Bruce despertará para ver su reacción.



El tritón se asustó; pensó que nuevamente estaba en otro sitio y todo lo que había vivido el día anterior era un sueño, pero pronto veía el rostro de Clark del otro lado del vidrio, y sin preocuparse por lo demás nadó hasta los límites y pego sus manos mirándole con sentimiento, queriendo tocarlo, pero al ver al otro sonreír se tranquilizó y comenzó a girarse lentamente para admirar aquel precioso escenario que le hizo quedarse inmóvil. Se desplazó lentamente examinando el lugar y los objetos. Jamás había visto algo así... todo era, precioso y perfecto y sabía que era obra de su dueño, y no tenía idea de cómo agradecerle, así que sentándose en la suave cama abrió sus brazos hacia el otro esperando fuera hasta él.



Bruce era una criatura frágil. Los cambios abruptos lo asustaban. Los colores de sus escamas eran hermosos pero parecían ligeramente pálidos. Además también parecía estar más delgado de lo que realmente era. Clark se había preocupado mucho al ver la reacción del tritón. Pensó que había hecho terriblemente mal y se arrepintió de inmediato. Pero al ver el último gesto de Bruce, suspiró.

Entró al agua y nadó hasta aquel bonito espacio. Quería deshacerse de todo lo que no hiciera sonreír a Bruce, pero aún era demasiado difícil para él saber lo que aquella criatura necesitaba. Se sentó en la cama al lado de precioso huésped y lo rodeó con los brazos, pegó su mejilla contra la cabeza de oscuros cabellos y lo apretó con cariño.

Con aquel gesto Bruce se sintió completamente a salvo y amado. Había pensado que jamás volvería a experimentar aquel sentimiento pero nuevamente sentía como si pudiera mirar con brillantes ojos al mañana. Clark era perfecto, era maravilloso e iba a cuidar de él.

Pero... era obvio el otro no pertenecía al agua como él, y pudo comprobarlo conforme los días pasaban. Clark solía ausentarse algunas veces, pero siempre por periodos cortos. Volvía a tiempo para alimentarlo y usualmente le llevaba algún obsequio que podía colocar donde el deseara, llenando aquella pecera cada vez de más vida. Para aquella mañana antes de que el superhombre saliera a una misión espacial, creyó notar algo extraño en el otro que nadaba de un lado a otro reacomodando las piezas que tenía.


Las escamas de Bruce parecían haber cambiado de color, ahora lucían tornasoles dándole una coloración distinta en algunas zonas y en sus aletas, pero sobre todo, sus escamas parecían relucir, completamente diferentes a como se veían cuando le había encontrado en el laboratorio hacia casi dos meses.


— Lo sé... no voy a llegar tarde. Linterna, de verdad, estaré ahí. Ahora tengo algo que verificar antes de salir... no, no hablare de esto contigo. Superman fuera —Clark terminó aquella llamada con Hal. Por primera vez no iba solo. Krypto caminaba a su lado alegremente con la lengua de fuera, levantaba la cabeza y buscaba una caricia de Clark cada vez que podía.

El superhombre sabía que aquella misión no era común, quizá tardaría un poco más de lo planeado y necesitaba que alguien cuidará de Bruce. Sí, Conner había sido su segunda opción, pero Krypto había sido la primera. Notó con alegría como los colores de las escamas de Bruce eran aún más bellos y vivos de lo que recordaba, aquello tenía que ser porque su salud estaba mejorando. También lo notaba moverse de un lado a otro llevando cosas consigo. Curioso ladeó la cabeza intentando comprender qué ocurría.



Bruce se detuvo cuando el otro entró a la habitación y la sonrisa se congeló en su rostro cuando vio... a aquél... otra… cosa. Otra mascota, una horrible mascota que buscaba el cariño de SU dueño. Aquello era un ultraje, todo el cariño de su dueño debía ser suyo. Además aquel animal caminaba en cuatro patas y era muy pálido... y no le agradó. Torció el gesto y se asomó solo para sumergirse de un salto y salpicar al animal, para después mirar a Clark como si exigiera una explicación y pronto.

Pero no había tanto tiempo para explicaciones, era la tercera llamada de la Liga y era de suponerse que era algo urgente, o no estarían requiriendo a Superman con tanta insistencia, después de todo, sabían no era precisamente sano, tener al superhombre malhumorado, tendía a ser más brusco y destruir más cosas.

Pero Bruce no lo sabía, no había manera de que supiera, y por ello se cruzó de brazos esperando  recibir  su bien merecida explicación sobre aquel acto de infidelidad.


Krypto ladró de inmediato. Comenzó a saltar de un lado a otro mientras ladraba con más fuerza. Clark negó con una sonrisa, sin comprender que estaba pasando.

El perro se sacudió y lo salpicó y Clark se inclinó hacia su amigo canino acariciándole el pelaje enterrando sus dedos en la suave zona.

— Krypto, este es Bruce —señaló amablemente hacia el tritón con su mano abierta— Bruce, este es Krypto— Hizo énfasis en el perro que ladró y luego comenzó a lamer la mano de Clark con mucha pasión, como si aquella mano tuviera un sabor delicioso— Bien, basta chico, basta —Se rió porque la otra lengua le hacía cosquillas y se acercó a Bruce— Krypto va a cuidarte, te veré después  —Ya estaba entrando otra llamada de la Liga. Bien, tenía que marcharse de inmediato y así lo hizo, desapareciendo de inmediato, dejando una estela azul y roja detrás de él.



Los ojos del tritón se abrieron impactados e indignado... Clark se había ido sin más. Y lo había dejado con esa bola de pelos babosa que quería robarle el amor y atención de su dueño solo porque podía caminar a su lado. Se recostó molesto decidido a ignorar a Clark cuando volviera.

Pero Clark no regresó en todo aquel día, ni al día siguiente, y fue cuando se decidió a ir a buscarlo. ¿Qué tal si algo malo le había pasado?

Nadó hasta la superficie y empujándose, saltó, azotando en el suelo con fuerza, golpeándose contra la superficie dura y fría.



-:-


Clark regresó la noche del tercer día; si, Bruce había tenido alimento a su disposición y no había ocurrido ninguna alarma de la fortaleza por lo que todo debía estar en orden. Y todo parecía estarlo, excepto porque la preciosa pecera, estaba vacía.


Llevaba un paquete con regalos como lo hacía siempre que salía en alguna misión. Varios de ellos se rompieron cuando  dejó caer la bolsa al suelo.



— ¡Bruce! ¡Krypto! —Asustado comenzó a recorrer la fortaleza.


Tampoco había rastro de su robot, aunque por lo general sus robots se encargaban de cosas como alimentar a las criaturas del zoológico y mantenerlas en estado óptimo. La vista poderosa de Clark comenzó a mirar a través de las paredes, comenzaba a sentirse alterado, cuando de pronto, escuchó los ladridos de su perro.

— Kal El —el androide número siete lo miró pasar atravesando una pared causando un pequeño derrumbe a su paso.

Los ladridos de Krypto eran cada vez más fuertes, las poderosas patas del perro habían rascado demasiado aquella puerta metálica en que el animal ya había hecho un agujero por el que trataba de meter su hocico mordiendo más metal arrancándolo.

¬— ¡Krypto! —Temiendo lo peor, como que alguien hubiera atacado a Bruce y estuviera tratando de huir con él. Clark aterrizó y arrancó aquella puerta de su lugar lanzándola hacia atrás con violencia— ¡BRUCE!


Encontró al tritón reducido sobre sí mismo en el suelo en una de las esquinas cubriéndose la cabeza temblando y completamente desnudo. Bien, siempre estaba desnudo, pero era más obvio su estado ahora que aquellas escamas y aletas no cubrían su cuerpo, y la larga cola había sido reemplazada por un par de fuertes piernas, con un par de pequeñas aletas en los tobillos.

Gimió un poco cuando escucho a Krypto ladrar de nuevo.

Pero cuando escuchó la puerta caerse, y la voz de Clark, se giró de inmediato hacia el otro, y sin pensarlo se puso de pie con torpeza y corrió hacia el lanzándose a abrazársele aun aterrado de la fiera peluda que quería comérselo.


—Kal —a pesar de que Clark se había presentado a sí mismo como Clark, Bruce escuchaba como todas las maquinas del sitio lo llamaban Kal-El.

La sorpresa de Superman fue mayúscula. No sabía que Bruce pudiera sobrevivir fuera de su pecera. Si, sabía que podía respirar dentro y fuera del agua, pero el hecho de verlo ponerse en pie y correr hacia él, fue demasiado impresionante. No logró reaccionar hasta sentirlo entre sus brazos.
— ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?¿ Cómo saliste de tu refugio, qué ocurrió? —Lo asaltó con preguntas una detrás de otra mientras se apresuraba a quitarse la capa y con ella envolvía al tritón protegiéndolo del frío.

Krypto había corrido directamente hacia Bruce y cuando Clark cargó al de negros cabellos, Krypto comenzó a lamerle los pies repetidas veces.


Bruce se removió ante la curiosa sensación y trato de alejarse del otro, trepándose sobre los hombros de Clark, siseándole al animal, y al ver que el perro se elevaba, se echó para atrás y cayó de espaldas al suelo. Se quedó inmóvil y lentamente se puso de pie para abrazarse del superhombre con fuerzas pegando su rostro al fuerte y cálido pecho — Kal...

Relajó un poco el abrazo para señalar a Krypto y gruñir, imitando al animal, y después señalando el hoyo en la puerta. Acusando al perro de haberlo aterrorizado cuando el otro no estaba.


No había manera de que Bruce fuera más adorable y encantador. Tenía una voz profunda, parecía ser capaz de cantar para atraer a los marineros a su ruina. No le tomó mucho comprender lo que el tritón estaba diciendo y de nuevo lo tomó entre sus brazos.

— Krypto has sido un chico malo, te dije que debías cuidar de él, no intentar comértelo, ¿acaso no puedo confiar en ti muchacho? Mal cachorro muy malo —Clark frunció el ceño y fingió voz severa.

Krypto gimió, se agachó pegando el pecho al suelo, bajó las orejas y mirando a Clark con ojos grandes y culpables suplicó su perdón.


— No, no podrás hacer tu caminata alrededor del mundo hoy, anda, ve a echarte —señaló fuera de la habitación y Krypto se alejó con pasos cuidadosos, temiendo hacer algo mal.


Cuando el perro hubo salido de la habitación, Bruce pareció relajarse y concentrar sus ojos en Clark, para después bajar de sus brazos y empujarlo para darle la espalda y cruzarse de brazos. Lo había dejado demasiado tiempo solo... había pensado algo malo le había pasado, que nunca volvería. Pero ahí estaba, intacto, así que era probable solo hubiera salido de forma casual.

Le miró de reojo con rencor, pero volvió a acercársele para acariciar su mejilla con cuidado y abrazársele una vez más, aliviado de que estuviera de regreso en el hogar, y a su lado.

Movió sus pies ligeramente donde tenía aquel par de aletitas en los talones que demostraban no era un humano común y corriente. Pero con calcetines y un pantalón, era probable Bruce pudiera pasar como un ciudadano más.


—Oh...hey, ¿cuál es el problema? —Clark sonreía, no podía evitar hacerlo. Bruce tenía comportamientos muy curiosos. Nunca había sido especialmente abierto ante él, parecía estar siempre a la defensiva y si algo había aprendido el Kryptoniano durante aquel tiempo era que Bruce tenía un terrible carácter. Por eso no fue detrás de él cuando el otro quiso imponer distancia. —Lamento mucho haberte dejado solo, tenía trabajo que hacer —al sentirlo regresar hacia él, lo tomó de nuevo en sus brazos y lo llevó hasta la cama de la habitación, ahí se sentó con el otro sobre sus piernas— Veamos... ¿puedo? —Preguntó apartando la capa para poder ver las piernas del tritón. Parecían fuertes y saludables. Las tocó suavemente— Son unas piernas muy lindas, ¿por qué no me dijiste que podías tener piernas? Hace mucho tiempo te hubiera llevado a Metrópolis conmigo.




— Metro...polis? — Le miró con curiosidad y  repitió con voz profunda, dejando que Clark tocara sus piernas, sonriéndose ligeramente moviendo los dedos de los pies, para después regresar sus ojos hacia el otro— ¿Metropolis Kal? — Le rodeó el cuello con los brazos y pegó su pecho  sobre aquel orgulloso escudo en el plexo solar de Kal-El—  Te...perdiste —era la primera vez Bruce usaba palabras enteramente  del lenguaje humano, jamás lo había intentado pues siempre permanecía debajo del agua donde se comunicaban por señas, así que no encontraba necesidad en tratar de entender y aprender el otro idioma.



Pero ahora que podía escuchar con claridad la otra voz, trataba de comunicarse más allá de ello.



El mundo de Bruce había estado reducido a un tubo contenedor, y después a una pecera más grande, pero por primera vez tenía la oportunidad de realmente conocer… el mundo entero.







— Metrópolis... —Clark asintió —Es una ciudad, mi ciudad... mi hogar— No había ropa en la fortaleza de la soledad que fuera de la talla adecuada para Bruce. Sin embargo tenía ropa suya y los androides podrían adaptarla. — ¿No tienes frio? ¿Necesitas agua? Cuánto tiempo llevas fuera de la pecera, ¿has comido? —Le tocó los labios¬— ¿Comida? —Preguntó insistiendo con aquel toque y haciendo una mímica de masticar.



Le gustaba la voz de Bruce además el otro no parecía tener problemas para aprender las palabras nuevas. Había repetido sin problemas "Metrópolis" y aquella, no era una palabra sencilla.



Bruce tomó el dedo de Clark entre sus labios y pareció limpiarlo con su lengua antes de darle una mordidita— Comida... —murmuro por lo bajo— Agua — después señaló hacia la esquina—  Uno —con aquello le informaba tenía un día fuera del agua.

Parecía comprender a Clark con más facilidad, y se sentía encantado con el otro toque que era diferente a la sensación bajo el agua. Clark era cálido y muy suave.

Se envolvió con la capa y se refugió contra el otro pecho comenzando a acariciarle los pectorales trazando la silueta del escudo mirándolo maravillado— Kal —Le miró de reojo y sonrió divertido. — Bruce  —se llevó una mano al pecho como si se presentara.


Ya sabía que aquel era su nombre, J’onn se lo había dicho, pero la manera en que Bruce lo pronunciaba le gustaba mucho más. Se rió un poco por aquel dedo que se paseaba sobre su amplio pecho, era una mano de dedos delicados y elegantes.
Cuando comenzaron a trazar la silueta del escudo de la casa de El, Clark se sonrojó ligeramente.

— Es un placer conocerte Bruce, yo soy Kal El... puedes llamar Clark —Lo invitó señalándose a sí mismo—  Clark y Bruce —acarició la mejilla fresca y se puso en pie con él en sus brazos. Su peso no significaba nada. Lo llevaba hacia la cocina de la fortaleza.


— Bruce y Clark  —el tritón lo corrigió con un deje de superioridad para después acomodarse contra él; solo así se sentía a salvo y en paz.

La SirenitaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ