Dan tiene la vista fija en el suelo. Cuando me mira siento un pellizco en el corazón, sé que le he hecho daño, pero es mejor así. Él no debe aferrarse a mí.

-No te preocupes... Te entiendo, aunque por dentro tengo que decir que me muero de dolor... -Sonríe amargamente, y me siento la peor persona del mundo. -De todos modos... Venía a despedirme, me voy.

-¿Cómo? ¿Dónde vas? -Lexi le pregunta sorprendida.

-Mis padres quieren que vuelva a Canadá con ellos. Ya tengo incluso un trabajo con un viejo amigo de allí. Me voy esta noche, por eso quería darte mi regalo.

Se levanta para irse, me levanto y le doy un abrazo. Le susurro un lo siento y que te vaya bien. Porque no puedo hacer otra cosa. No puedo arreglar un corazón roto, ni puedo mentirnos a ambos diciéndole que le quiero cuando no es cierto. Sé que es un chico genial y que acabará olvidándose de mí.

Lexi lo despide con un abrazo, muchos besos justo como si de una madre se tratase y al final acaba lloriqueando.

-No pongas esa cara Mara, has hecho lo que debías...

-Ya... Pero me siento como una auténtica mierda.

Ese día lo pasamos entre películas, palomitas y más tazas de ese delicioso chocolate. Si seguía así iba a acabar con 15kg de más.

Al día siguiente me levanté temprano y bastante contenta. ¿Por qué? Os preguntareis... Sencillo, tengo terapia con Yon. Y la verdad es que tengo muchas ganas de verlo. Quería ponerme algo bonito pero sin parecer exagerado. Me di una ducha y lavé mi pelo con un champú nuevo con olor a coco. Puse crema al tatuaje y lo volví a tapar.

Me puse una blusa semitransparente color rojo, unos pantalones negros muy ajustados y unas vans con estampado de leopardo. Termino mi conjunto con una chaqueta negra y un bolso de cuero. Bueno, no está mal, además me gusta el rojo. El pelo lo dejo suelto, está muy lacio y se ve bien. Cuando me da por mirar el reloj veo que como no me de prisa llegaré tarde. Salgo corriendo de la casa, dándole un beso rápido de despedida a Lexi que está en la cocina comiendo tostadas.

Entro al edificio y subo directamente a la planta de la otra vez, y me dirijo a su despacho. Toco la puerta y entro una vez que escucho el ''Pase''. Cuando me siento frente a él le sonrío, y él me devuelve la sonrisa aunque brevemente. En el trabajo se pone muy serio, bueno, al fin y al cabo es su trabajo.

Nos acomodamos de la misma forma que el otro día, yo en el diván y él en el sillón.

-Bien... Empecemos...

Los días de terapia pasan rápidamente. Y lo que me preocupa no es eso, si no que Yon se comporta de una manera rara, como si no me conociese. Sinceramente, no lo entiendo. Hemos estado haciendo una terapia que se llama... cognitiva-noséquemas... Es un nombre raro. El caso es que yo estaba más pendiente de él que de la terapia.

También me hice revisiones nuevas, he llegado a recordar algunos detalles pero muy vagamente. Al final el doctor me dijo que no me forzara a recordar o podría ser peor. Recuerdo algunos detalles de mi secuestro, pero sinceramente no es como si hubiera cogido un trauma, tengo que seguir con mi vida.

Y hoy es el último día que tengo que ir a la terapia. No quiero ir, tengo un poco de miedo. Porque sé que Yon va a seguir haciéndose el desentendido y después de que la terapia termine ¿qué? No lo veré más... Me doy una bofetada por idiota... Me he estado haciendo ilusiones estúpidas por alguien que no muestra interés en mí, solo soy una paciente mas, nada especial. Aquel día fue amable conmigo y poco más. Debería haberle hecho caso a Lexi, ella me avisó.

Voy a su despacho como las otras veces, y repito la rutina. Pero esta vez no le sonrío, no le miro. He entendido que yo soy la paciente y él es el psicólogo. Punto. Además... ¿Desde cuándo me he preocupado yo por un tío? Nunca. Y así va a seguir siendo.

La chica del cabello de fuegoWhere stories live. Discover now