13. Falsedad y verdad

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Había tenido un día duro en las grabaciones del programa, y sumándole que no tenía humor para nada, estaba bastante molesto. Lo único que tenía en mi cabeza ahora en este momento era Juliette.

Mientras guardaba mis cosas para irme, alguien irrumpió en la puerta.

—Hola Kendall—dijo Erin asomándose—. Con los chicos y Katelyn vamos a ir a cenar, ¿vienes?—preguntó amablemente. Creo que ir me haría bien para distenderme un poco, pero tampoco quería amargarlos con mi mala onda.

—Gracias, pero diviértanse sin mí—respondí sin ganas.

—Bueno—susurró seria—. ¿Estás bien?—preguntó de repente. ¿Qué respondía? ¿Un sincero “no”? ¿El misterioso “es cosa mía”? ¿O el hipócrita “estoy bien, no pasa nada”?

—No pasa nada, despreocúpate—dije sacándole importancia.

—Ok, nos vemos mañana Kendall—se despidió con una sonrisa y salió del camerino. Suspiré  y choqué mi frente contra la mesa frente a mí. Odiaba actuar tan bien y pretender que todo estaba bien.

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Estaba en un período libre con Tori. Sinceramente, ella estaba contándome sobre la universidad a la que quiere asistir, y yo no la oía. En mi mente, solo se hallaban dos cosas: Kendall, y más Kendall. No sabía por qué me hacía tanto drama si yo le corté el rostro, no él a mí.

—…no sabes lo genial que es Julie. Ahí voy a poder estudiar actuación y…—me miró y se calló—. No me estás oyendo—chilló disconforme. Salí de mi mundo y respondí.

—Lo siento—respondí levantando el tono de voz—. Perdón por gritar… es que no tengo ánimos para escucharte hablar del futuro—respondí con cansancio.

— ¿Pasó algo? ¿Problemas de chica adulta, o es otra cosa?—preguntó consternada poniendo su mano sobre mi hombro.

Disentí. —Creo que es menos complicado que las cuentas… pero igual me molesta—respondí.

— ¿Qué tal si me cuentas?—sugirió Tori—. Si lo cuentas tal vez te hace mejor—. Sí, contarle que estaba enamorada de Kendall Schmidt y yo de él, pero lo rechacé me iba a hacer mejor. No lo creo.

—Julie, soy tu amiga desde hace poco tiempo pero… creo que deberías confiar más en la gente—comenzó con su típico discurso—, nadie te quiere hacer mal o lastimar, solo quiero ayudarte—finalizó. Miré a  mi amiga, suspiré y me dije a mí misma que ya era hora de que lo supiera.

—Si quieres que te cuente, mejor que sea hoy en tu casa, tomamos algo y te lo cuento tranquila—respondí finalmente.

— ¿Por qué no puede ser aquí? No creo que sea tan malo—minimizó hundiéndose de brazos.

—Créeme que sí—respondí con seguridad. Omitimos el tema hasta que las clases terminaran y me decidí a oírla hablar de la Academia de  Arte de Hollywood, donde haría audiciones en tres semanas para postularse como estudiante.

La última hora de clase había llegado a su fin, así que ambas fuimos a la salida a esperar a que su hermana mayor nos pase a buscar. De repente, un auto color negro brillante se estacionó frente a nosotras.

—Hola Tori—dijo la muchacha de reflejos rubios al volante y tan parecida a mi amiga.

—Hola Dani—dijo risueña—. Ella es mi amiga Juliette—me presentó. Solo dije un “hola” sonando muy tímida y nos subimos al auto. Durante el viaje, Tori no dejaba de hablarme o a su hermana. La amaba, pero decía demasiadas palabras por minuto… pero creo que si no fuera así, no sería mi mejor amiga.

Al llegar a la casa de la mamá de Tori, más bien casota, entramos y nos encontramos con su ella.

—Hola hijas—dijo saludando a sus dos hijas efusivamente—. No me digas que tú eres la famosa Julie—dijo ahora hacia mí. Un poco anonadada, asentí con una sonrisa—. Un gusto conocerte, Tori no deja de hablar de ti—afirmó.

—Espero que no le haya contado cosas malas—bromeé hacia mi amiga, quien me golpeó el brazo levemente. La señora López, o Anne como insistió que la llamara, nos ofreció licuados de fresa recién hechos y algunas galletas varias para merendar. Mientras las cuatros nos sentamos a hablar de todo, Anne me preguntó sobre mí, mis padres, de dónde venía, etcétera. Omití muchas cosas, salvo que vivo sola, trabajo los fines de semana, vengo de Chicago y que vine a esta ciudad en busca de un sueño inventado como excusa. Ella se sorprendió por las responsabilidades que tomé siendo tan joven, pero me dijo que era igual de admirable. Luego de una charla algo extensa, Tori tomó algunos aperitivos y me dijo de subir a su habitación para hablar de eso de habíamos dejado para después. Subí las escaleras rápidamente para seguir a mi amiga, quien llevaba la delantera. Entré a su habitación y me encontré con algo que era de esperarse, pero que igual me dio algo de miedo, por así de decirlo. Las paredes de su habitación estaban llenas de posters de Big Time Rush en diferentes tamaños, desde gigantografías hasta posters que no pasaban del tamaño de una hoja de carpeta. La pared que no tenía nada, salvo algunas frases escritas con pintura, era la que estaba junto a su cama. Tomamos asiento en su cama y comenzamos a arrasar con los bocadillos.

—Bueno, ¿qué era eso tan grave que debías contarme?—preguntó curiosa.

—Es… complicado—respondí. Comencé a desesperarme ya que no me salían las palabras; y menos me salían con tantas fotos de Kendall alrededor mío—. Es muy difícil de decir, y seguro no vas a creerme—dije alterada.

—¿Cómo no voy a creerte?—exclamó con obviedad—. Tú no me mentirías jamás—. Yo sí estuve mintiendo. Miré hacia mi izquierda y vi un poster grande de Kendall. Creí que con las señas lo entendería mejor. Fui hacia el poster, me paré al lado y lo señalé. Me miró extrañada y dijo— ¿Qué diablos tiene que ver Kendall en esto?

Demasiado.

—Lo que me pasa ahora tiene que ver con la razón por la que fui al concierto en el que tú y yo nos conocimos—comencé—. Él es la razón por la que fui… es más, hace meses que hablo con él por Skype, y hasta me compré un teléfono igual al de él para poder mandarnos mensajes y todo eso. Y la razón por la que estoy mal es porque él está enamorado de mí, yo igual de él, pero fui tan estúpida de rechazarlo por una historia antigua de mi pasado que para nada se relaciona con mi prontuario amoroso—finalicé tomando aire luego de decir todo eso de corrido. Miré a mi amiga que no dejaba de mirarme con la barbilla por el suelo, en sentido figurado—. Tori, ¿estás bien?—pregunté acercándome a ella con preocupación.

—¡¿Qué?!—exclamó frenética. 

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WUT, WUT, WUT? ACABAN DE LEER ESO? Sería muy mala si no subiera otro cap no? Pero bueno, es semana de fiesta y Mama T.J.(? les va a dar otro cap más! :D 

xoxo T.J.

runaway love ➤ {schmidt}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora