Once.

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Estaba contando el tiempo para que la clase terminará, ya solo faltaba algunos minutos y llegaría el famoso fin de semana esperado por todos, sólo quiero llegar a mi casa y hacerme estúpida junto a Maddie, probablemente la invite a salir a algún sitio.

El Sr. Ramirez sólo habla de lo que hizo en su vida cuando era joven, sólo falta que diga a cuantas chicas se follo en su tiempo. Veo de reojo y reloj que se encuentra en mi muñeca y sólo faltan unos cuantos minutos para que el timbre se salida haga su aparición.

El fuerte sonido de este interrumpe la conversación de Sr. Ramirez algo que lo alegro, se nota que ya quería largarse y dejarnos ahí como unos idiotas. Tomo su feo y viejo maletín y se marcha. Me tomo mi tiempo de aguardar mis pertenencias ya que siempre me quedo atorada a la hora de salir ya que todos quieren salir al mismo tiempo que yo.

Me acerco a la puerta ya que nadie se encuentra conmigo, sólo yo con mi soledad.

“Sonaste tan patética y sin vida social, querida.”

Como decía, me acerco a la puerta para ya irme pero esta no sede, se encuentra totalmente cerrada, ningún sonido se escucha del otro lado, parece como si todos hayan huido.
Sigo golpeando la puerta y pidiendo ayuda. Reviso la hora en mi muñeca y ya es un poco tarde, probablemente ya todos hayan huido. Busco mi móvil entre mis pertenencias pero no lo encuentro, lo había olvidado en casa. Un suspiro frustrado sale de mis labios. Trato otra vez de abrir la puerta pero no sede. Empiezo a gritar y golpearla con fuerza.

El sonido de esta abriéndose me hace detenerme, la puerta se abre dejándome ver al flamante Nick Freeman con una sonrisa boba en su labios.

—¿Qué mierda?—Es lo único que puedo mascullar.

—Gracias, Freeman por abrirme la puerta y poder seguir con mi patética vida que tengo.—Me corrige mientras cierra la puerta de tras de el y se acerca a mi.

—Vete a la mierda.

—¿Por qué siempre que me ofendes tienes que usar la palabra mierda?—Pregunta mientras se sienta sobre el escritorio.

—Porque es la palabra que más te define.

—Auch, sonaste como toda una perra querida.—Una sonrisa de autosuficiencia se posa en sus labios.

—Sabes, dejaré de perder mi tiempo contigo, eres un imbécil.—Tomo mis cosas y me acerco a la puerta para salirme, al querer abrir esta no puedo, al parecer se volvio a atascar.—Freeman, la maldita puerta no abre.

El posa su mirada en mi y me observa como trato de abrir la puerta.—A ver, quitate y dejame intentarlo.—Intenta forcejar la puerta pero esta no sede.—Lo siento cariño, pero nos quedaremos aquí por un largo rato.

—¡Claro que no! No se, llama a alguien para que nos pueda sacar, no quiero estar aquí contigo.—aviento mi bolso a uno de los asiento.

—¿Qué crees, querida? Mi celular se a quedado sin batería.—Muestra su móvil y se encuentra totalmente apagado.

—No puedo pasar mucho tiempo aquí, tengo millones de cosas por hacer, sigue intentando forcejar la puerta.—Muevo mis manos frenéticamente.

—¡Que no se abre la maldita puerta!e grita ya después de hace unos largos segundos.—Tengo entrenamiento en estos momentos y tú solamente piensas en ti.

—¡Eso es! Llama a alguien por ls ventana a ver si nos pue-

—Entrenamos desde el otro la del Instituto, en ese feo campo.

—No quiero quedarme encerrada aquí contigo.—Me cruzo de brazos molesta.

—¿Crees que yo quiero estar contigo aquí?

Nadie responde, sólo nos quedamos en un silencio muy incómodo, se podía sentir la tensión en el aire. Lo miraba de reojo, el sólo me observaba a mi con una sonrisa boba, veo que teclea algo en su celular.

—Creí que no tenias batería.—Lo observo con desprecio.

—Eso es lo que te quería hacer pensar y tontita.—Tontita, ¡Mierda! Me olvidé por completo de Maddie, tenía que recogerla en su Instituto.

Me acerque a la puerta y trate de forcejarla pero esta no sedía, Freeman se acerca a mi y me quita de un empujón, da vuelta a la manija del lado contrario y hace abrir la puerta.

—¡Eres un maldito hijo de pu-

Pone su mano en mi boca para que no termine la frase.—Queria hablar contigo sobre lo que pasó el otro día, pero tu eres una loca desquiciada, no se puede hablar contigo correctamente. Quería pedirte una disculpa pero ya veo que no vale ls pena.

Veo como sale hecha una furia, yo solo me quedo sorprendida por lo que acaba de decir.

“Ve por el, estúpida.”

Y eso hago, salgo del salón y me acerco a toda velocidad a él, este se encuentra ya casi por salir del Instituto.

—¡FREEMAN!—Grito a todo pulmón para que el pueda oírme, el me observa un poco desconcertado, corro hacia el para ya estar a su altura y poder decirle.—Disculpas aceptadas.

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¡Chan chan chan!

Lo prometido en deuda, aquí les traigo el capítulo como lo había prometido espero y les haya gustado.

Besos.

Mierdad.

Seduciendo A Una NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora