Golpe a la realidad.

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Juleka.

—¡A cenar!—grito mi madrastra desde afuera de mi habitación.

—¡Ya voy!—grite de vuelta con cierto enojo.

—¡Juleka, tu familia te espera! ¡Apresurate!—exclamo haciendo que mis nervios aparecieran, no sabia la mínima razón del porque me ponía nerviosa.

—¡Estoy en el baño, Dakota! —exclame frustrada.

Luego de lo que dije no escuche nada mas de mi madrastra, sonreí ante eso.

Al poco tiempo de terminar de bañarme me aliste para poder ir a comer ya que me encontraba en ropa interior.

—¡Pareces vieja!—gritaron desde fuera de mi habitación, rodé los ojos al reconocer esa voz.

—Callate Alaric...—se escucharon risas al otro lado de la puerta.

—¿No estas alegre porque tu querido hermano Alaric cumplió años?—no dije nada solo reí—anda, apresurate.

Al ya terminar de alistarme abrí la puerta de mi habitación y me encontré con mi hermanastro besándose con su propio reflejo en un espejo de bolsillo que traía consigo.

Hice una mueca de asco ante aquella escena.

Tosi disimuladamente para que terminara aquel momento de asquerosidad.

—Oh, hola hermanita—dijo Alaric algo ruborizado.

—Hola querido hermanastro...—dirigi mi vista hacia un punto vacío de la pared—y aun así dices que eres normal...¿que chistoso no?

Él fruncio el ceño y dijo:

—Bien, sí, no soy normal, pero no tiene nada de malo besar mi propio reflejo, no les digas a nuestros padrastros—rodé los ojos y asentí haciendo que mi hermanastro saltara de la felicidad y su novia me dedicara una sonrisa de agradecimiento.

Bufé y me encamine hacia el comedor, ahi se encontraba mi madrastra—Dakota—y mi padre—Sean—ellos nos adoptaron sin pudor, solamente por dinero, por más cruel que suene aquello, pero en sí es lo preferible.

—Juleka—me saludo Sean a lo que yo solo sonreí falsamente.

Sin mas preámbulos me senté en mi lugar de siempre junto a Alaric, ni siquiera me di cuenta del momento en el que él llego.

La cena fue diferente a todas las demás, por un momento fuimos una familia de verdad, por muy irreal que parezca, reímos, convivimos.

Pero todo tiene un fin ¿no? Y aquella cena como ninguna concluyo, por desgracia. Y sin más todo volvió a ser como antes, en un sombrío lugar, las risas se apagaron deseando algún día volver con más intensidad, el aburrimiento se implanto en cada miembro de la familia.

Bostece, ya tenia sueño, mis padrastros sin chistar se fueron inmediatamente, dejándome sola con Alaric.

—A veces quisiera una pizca de amor de ellos—dije finalmente, Alaric suspiro.

—Sabemos el acuerdo, nos adoptaron por el dinero, es preferible estar aquí que en aquel horrible lugar—asenti y sin más me despedí de él dándole un beso en la frente.
Me dirigí a mi habitación con pesadez, me recoste en mi cama sin pensarlo dos veces quedándome profundamente dormida.

Una pesadilla más.

Las risas se incrustaban por mis oídos, una cuchilla afilada recorría mi cuerpo desnudo, quería gritar pero no podía.

Caí, caí de mi cama, aun estaba oscuro, frunci mi ceño ante eso pero al menos desperté.

Bostece para nuevamente retomar mi sueño, pero antes de que pudiera quedar dormida escuche llantos, gritos y risas.

Sentía un mal presentimiento, ante eso salí de mi habitación con cierta cautela.

Me guíe por aquellos gritos los cuales se escuchaban a distancia.

Luego de unos minutos ya no se escucharon ni los llantos ni los gritos, solamente las risas.

Un escalofrío se apodero de mi cuerpo, mis piernas temblaban, tenia miedo.

—Juleka—esa voz, esa voz era la de mi padrastro, todo estaba oscuro haciendo que fuera difícil verlo.

—¿Qué haces despierto Sean?...¿escuchaste esos llantos, gritos y risas?...

—Mmm...¿Qué es uno menos?...¿que significa una persona menos en la faz del planeta?—me encontraba confundida con lo que Sean me preguntaba.

Las luces se encendieron dejándome ver a aquel hombre que hacia llamar Sean, su aspecto era aterrador, estaba lleno de sangre y al dirigir mi mirada en su mano, ahogue un grito, gran error, vomite ante aquella imagen, Sean sostenía la cabeza de Dakota.

—Ella me engaño, me fue infiel—dijo finalmente con una sonrisa sínica—no tenia opción.

Llore, caí de rodillas, llore, llore y llore.

No lo podía creer, todo se volvía a repetir, los recuerdos me agobiaban.

—¿La familia es algo inservible, no crees?—me pregunto Sean, alce mi vista hacia él, no tenia palabras ante lo dicho—Si piensas que soy un asesino pues me alegra decirte que sí...sí lo soy, mate a tu madrastra...¿Quién crees que sigue?

—¿Alaric?—pregunte con temor, seguía llorando.

—Tú...—fue lo único que dijo Sean, abrí los ojos como platos, quería gritar hasta que detrás mía escuche:

—¡Juleka, corre, corre!—reconoci esas voz, era Alaric.

Me levante de golpe y corrí con todas mis fuerzas, delante mía se encontraban él corriendo al igual que yo.

Durante el camino hacia la salida mi Alaric y yo nos tropezamos unas cuantas veces, golpeándonos fuertemente.

—¡La policía ya esta en camino!—grito mi hermano, pero al final logramos salir de la casa sanos y salvos.

Después de eso todo oscureció.

Desperté. Pero no lo hice de golpe, fui abriendo mis ojos poco a poco. No me moví, simplemente empece a inspeccionar con la mirada el lugar en donde me encontraba. Era obvio que me encontraba en un hospital; ya había estado ahí antes.

—Ya despertaste...—gire mi cabeza hacia un lado viendo claramente a la dueña de esa voz, la hermana de mi madrastra, a la cual considero como una tía.

—¿Nicole?—estaba confundida, necesitaba que alguien me explicara, recuerdo fragmentos del asesinato, muy pocos y no se la razón, estuve ahí pero es como si me hubieran quitado recuerdos.

—Se que estas confundida—respiro profundamente, en sus ojos se podían presenciar ojeras a lo que significaba que se desvelo obviamente, pero también en sus ojos se podía presenciar tristeza.

Me quede callada.

—¿Sabes? Sean enloqueció...pensé que ya estaba sano...que ya no tenia esa enfermedad, pero lo que paso...a causa de él, es un enfermo mental...—dijo con la voz quebrada.

Lágrimas resbalaron de mis ojos, había perdido a Dakota—y aunque no fue un ejemplo a seguir, me dolio—.

—¿Y mi hermano, esta vivo?—pregunte con timidez y con miedo de la respuesta ante mi pregunta.

Los ojos de mi tía se llenaron de lágrimas.

—Él aun respiraba...hicieron todo lo posible, falleció...—mis ojos se cristalizaron, en ese momento me rompí en llanto.

No sabia la razón del porque paso todo esto.

Pero algo era seguro, perdí a lo único que amaba, perdí a mi hermano, y aunque no era mi hermano de sangre lo era todo para mi.

No seria fácil, mi vida cada vez se complicaba aún más, pero no me rendiría.

Y así es la vida, en un segundo estás en la cima, y en el otro en plena caída.

〰👽〰

Necesitaba publicar esta cosa. <try

JulekaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora