11.

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Eran las tres de la mañana cuando Rubén volvió a su departamento.

Pasó sus manos por su cara mientras se sentaba en aquel sofá rojo. No podía soportar mentir a sus amigos, pero decirles «Mangel me habla, se me aparece, me pide que mate gente»... aquello era loco, si es que ya no estaba lo bastante mal de la cabeza.

Joder.

Observó la esquina de aquel sofá rojo y recordó una noche con Mangel, antes que lo asesinaran.

—Vamos, ven aquí, no te enojes—Mangel le agarró de las caderas y le tiro al sofá, para luego empezar a besarlo, más bien lo estaba devorando. Los besos desesperados de Mangel dejaban sin aliento al castaño.

—Eres un gilipollas—dijo Rubén entre besos pero aún así se dejó besar en el cuello. Aquel muchacho era su debilidad.

—Me amas—murmuró Mangel mientras le mordía el cuello a Rubén, haciendo que éste soltara un suspiro profundo y luego un gemido. Las manos de Mangel estaban por todo su cuerpo, le tocaba cada parte de su ser, y cada lugar se estremecía por su toque.

—Joder...

—Me vuelves loco—dijo Mangel mientras le mordía el lóbulo a Rubén.

—M-Mangel—gimió Rubén, se mordió el labio avergonzado por cómo lo hacía sentir aquel muchacho.

—Me encanta que gimas mi nombre—Mangel pasó su lengua lentamente por el cuello de Rubén haciendo que éste soltara un gemido más fuerte.

La ropa iba sobrando, era su enemiga. Aquella noche, una de las más especiales para ambos, cumplían tres meses de novios.

—Basta, por favor, basta—dijo Rubén mientras subía las rodillas en aquel sillón y ponía su cabeza en ellas, aguantando las lágrimas de llorar.

Lo extrañaba tanto.

Pudo sentir como una mano le acariciaba la espalda pero no quiso levantar la cabeza, sabía que estaba siendo producto de su imaginación. Él no podía estar ahí. Ya no estaba ahí. Pero aún así le daba miedo levantar la cabeza y que aquella imaginación, aquel tacto que sentía en su espalda, desaparecería, no deseaba eso, no deseaba que él desaparezca.

No durmió en toda la noche.

«Sofía—se decía—, tarde o temprano me las vas a pagar. Por ti estoy volviéndome loco. Pero va a valer la pena cuando quite tu piel lentamente y sufras el mínimo que he sufrido yo, maldita perra.»


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¡HOLA!

Me encanta decir que poco a poco vamos llegando a la parte del prólogo, porque lo que le esta sucediendo a Rubén es antes de lo que le pasó en el prólogo -ya carla lo entendieron con decir lo primero nomás-. 

Y sinceramente, me va a gustar lo que viene diciendo lo que es después de éste proceso. Es cuando empieza la verdadera historia :D

En fin, gracias por el apoyo de cada día. Los quiero con la vida.

¡NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO!

Uncover 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora