La extraño, te extraño... Marinette

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Me levante con pereza, duele mi espalda, es dura, me sentia mejor durmiendo en la cama de Mari. A lado de mi podía ver a Lila, parecía un ángel durmiendo, tks... Pero solo es un demonio derrochador de dinero.

Eran las tres de la mañana, es muy temprano pero como cada noche me atormentan ciertas pesadillas que no me dejan dormir con normalidad, mis ojos me pesan pero no quiero dormir, me levante con cuidado que Lila no se despertara, como lo hago todas las noches.

Me senté con cuidado en él barandal de la terraza, la madrugada está fría pero parece que estará despejado, sentí él viento en mi rostro pegando de lleno, era una suave brisa y aunque fuera fría me hacia recordar varias cosas que había dejado ya en el olvido, o que quizá no quería recordar, simplemente quedaron por ahí y jamas volvieron.


De pronto aquellas esferas azules cielo llegaron de golpe en mis pensamientos, ese brillo que siempre mantenían era lo mas hermoso al verlos, quedarías hipnotizado si las vieras, son preciosas, es la perdición a lo mas profundo del mar, o es como volar en los cielos, surcándolos con delirio

–¿Pensando en Marinette?. – Perdí mi mirada unos instantes pero la guíe a los ojos de mi amigo y compañero de trabajo, tenia sus ojos negros con la esclerótica de color verde fosforescente, como los de un gato, su estructura rechoncha pero frágil, unas grandes orejas, quizá mas grandes y pesadas que su gran cabecita, su cuerpo pequeño y débil que con un simple golpe lo mandarías a volar por otro lado, él me miraba preocupado

–Que te puedo decir Plagg, es inevitable, todas las noches es lo mismo. – Respondí desganado, aunque ya no tengo ese sueño siento que debería dormir para mañana no andar como un manojo de nervios o con sueño y pereza

–Pues deberías ir a dormir, en pocos minutos el ogro despertara y cuando no te vea en la cama gritará y ahí ni Chat Noir te podrá salvar. – Me temo mucho que tiene razón, y no lo digo solo por dormir, cuando Lila se entere que de nuevo ando de sonámbulo se molestara y yo pagaré los platos rotos

–Prefiero quedarme a recordar a mi linda princesa. – Suspiré suavemente dejando que algunos mechones se posaran cerca de mis orejas, sigue haciendo frío y está pijama no ayuda

–Adrien ve a dormir, sabes perfectamente que el recuerdo de Marinette no te va a curar del resfriado que vas a pescar si. – Sonreí con molestia, otra vez tiene razón, así tenga mil recuerdos de ella, así la tenga cada segundo de mi vida en la mente ella no volverá y es muy probable que no la vea nunca más

–Esta bien. – Me bajé del barandal y camine hasta mi habitación, Plagg se escondió en el cuarto que había exclusivo para él, aunque era pequeño era muy acogedor y eso alegraba mucho a Plagg en especial porque tiene un refrigerador exclusivo para él donde sólo había queso camember

Suspiré tallando con suavidad mi ojo derecho, un bostezo largo hizo que mis ganas de dormir volvieran, llegue a mi cuarto y Lila se mantenía sentada mirando molesta algún punto en la habitación, al entrar ahí ella me miró con detenimiento

–¿De donde vienes?. – Frunci el ceño y me acosté en la cama sin siquiera verla

–Quería agua. – Respondí, un gruñido salió de sus labios

–¡Mentira! ¡Te oí y estabas hablando con alguien!. –Plagg, no tiene caso pelear en la madrugada... otra vez

–Pensaba en voz alta. – Ella no me da mi espacio, me tapé con la sábanas para dormir pero sentí como las jalaban, gire a ver a Lila y tenía los ojos llorosos, suspire cansado

Tiempo PerdidoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant