The only thing I ever get for Christmas (Justin Bieber FanFic)

#O8

Bueno, este es el ultimo capitulo. Gracias por leerla y espero que les haya gustado.

¡¡Feliz navidad!!

#O8

Era 24 de Diciembre. Noche buena.

A pesar de lo que había sucedido el día anterior con Justin, intenté actuar de lo más normal y hacer lo que se supone que se debe hacer ese día.

Todo el día estuve viendo películas navideñas con mi hermano: Elf, El Extraño Mundo de Jack, Santa Clausula, Mi Pobre Angelito y Papá Es Un Muñeco De Nieve. A las 6pm subí a mi habitación, me di una larga ducha caliente y luego comencé a prepararme para la cena de navidad. Decidí usar una falda roja a la cintura con un cinturón delgado color café claro al lado de una blusa negra de manga larga. También decidí usar unas mallas negras ya que hacía mucho frío y quedaba bien con el atuendo. Usé unos pendientes de rubí que me había regalado mi padre unos años antes, también usé un collar de piedras rojas y un reloj Michael Kors en color dorado. Finalmente, me puse unos botines de tacón alto negros. Para el maquillaje usé sombras doradas y beige, en los labios apliqué un color rojo potente. Y en mi cabello sólo hice algunas ondas y una pequeña trenza con un mechón de cabello para darle un toque diferente. (Ropa en vinculo externo)

Bajé a ayudarle a mi madre a poner la mesa, mi padre estaba buscando entre sus antiguos vinilos, mi tía Karen obligaba a Nathaniel a usar correctamente su corbata mientras Nath hacia muecas y se quejaba.

Veinte minutos después, los Herrera llegaron. Alejandro se veía tan guapo como siempre, usaba un traje color gris que por un momento me hizo recordar a Christian Grey. Me dijo que me veía aún más hermosa de lo normal y me ayudó a buscar el vinilo navideño favorito de mi padre. Cuando finalmente lo encontramos, lo puse en el toca discos y dejé que la música navideña inundara la casa.

Un rato después llegaron los famosos Lusting. Mi hermano se veía más que feliz hablando con Henrietta. Podría decir que mi hermano estaba completamente enamorado de ella.

Pasamos una velada tranquila; hablamos, cenamos y reímos todos juntos. Durante un momento de la noche, Alejandro quiso que saliéramos al jardín como el día que él llegó de México.

–Oye, ¿estás bien? –preguntó mientras caminábamos sobre la nieve. Asentí–. Pareces... triste.

–Estoy bien. Sólo pienso en lo que anoche me dijo Justin –Alejandro frunció los labios.

–Se que lo sigues amando –lo miré a los ojos. Alejandro me sonrió levemente, pero su sonrisa no llegaba a sus ojos–. Esta bien, lo entiendo. Es imposible amar a una persona durante cinco años y olvidarla en tres semanas... –miró al suelo y suspiró–. Escucha, eres una mujer maravillosa; eres hermosa, inteligente, educada, amable, generosa, sencilla. Eres perfecta, mereces lo mejor en este mundo. Yo te amo... Meg, te amo como nunca amé a ninguna otra chica.. –tomó mi cara entre sus manos–. Te amo tanto que renunciaré a ti...

–¿Qué...?

–Yo se que tu no me amas de la manera que yo te amo a ti. Se que lo amas a él y yo... yo solo quiero tu felicidad. Si tu eres feliz, yo también lo soy, aunque no seas mía.

–Alejandro, no me digas esto. Claro que te amo y- -

–Shh –susurró con los ojos cerrados–. Sólo déjame besarte por ultima vez –cada palabra que pronunciaba, se acercaba más a mí hasta que nuestros labios se unieron en un tierno y difícil beso. Su mano derecha acariciaba mi rostro mientras la izquierda tomaba mi cabello. Yo simplemente tenía mis manos puestas en su pecho.

No quería dejarlo ir. A pesar de seguir amando a Justin, amaba también a Alejandro. Era el hombre perfecto y lo quería a mi lado.

–Meg... –susurró–. Regresaré a México.