Capítulo 10: El rescate

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LABORATORIO MILITAR DE STREVINOVÄCHIK, RUSIA, 25 DE DICIEMBRE DE 1999

El Señor Conejo llevaba horas escondido debajo de la cama. Los muchachos dormían agrupados en habitaciones con capacidad para unas veinte personas. Uno de los niños estaba enfermo y no podía salir porque lo descubrirían y lo devolverían con los médicos malos. Había aprendido hablar medianamente bien gracias al maravilloso libro de Alicia en el país de las maravillas, que historia tan estupenda. El niño había visto los libros que usaban Zayn y Dylan y los había leído. Hablaban de sitios del mundo y de sus historias: El Reino Unido, EEUU, España, Marruecos, Alemania, Japón... Todos esos lugares tenían historias increíbles y horribles sobre gente mala haciendo cosas malas, por eso el país de las maravillas le gustaba mucho más. Tenía muy claro que él iba a vivir con el Señor Conejo y sería su aprendiz. Sería el Señor Conejo junior.

Estaba sumamente aburrido, si aquel niño no se ponía bueno pronto, no podría salir nunca. ¡Tendría que quedarse sin comer! Normalmente los niños siempre se iban a las 8:30 para desayunar, después tenían sus respectivas clases y a las 12:30 les daban unas horas de descanso hasta la comida. Todos los niños salían al patio a jugar, pero Zayn y Dylan se iban a la habitación a para estar con él. Después los tres salían hacia el comedor y allí había tantos niños que el Señor Conejo pasaba desapercibido. A continuación volvían a tener tiempo libre hasta las 4:30 y seguían con sus clases hasta las 20:00. Los niños se iban a jugar a juegos de mesa a la sala común porque ya era muy tarde como para que les dejaran salir al patio, pero, de nuevo, Dylan y Zayn se iban con él al cuarto y después a cenar. Cuando acababan de cenar, que solía ser antes que los demás, se iban corriendo al cuarto para que nadie le viera. En cuanto empezaban a entrar los niños para ir a dormir, el Señor Conejo debía meterse debajo de la cama para continuar escondiéndose. Era muy tedioso, pero le gustaba mucho estar con Zayn y Dylan. Lo trataban muy bien y no como las demás personas de aquel horrible lugar. Siempre que tenía miedo por alguna pesadilla, Zayn dejaba colgando su brazo y le daba la mano. Las noches daban mucho miedo, no sabía que había debajo de las demás camas ¿Y si había algún monstruo? ¡Él sería el primero al que se comería!

Sin embargo, el verdadero terror había llegado cuando aquel niño había declarado que estaba enfermo ¡Qué mal lo había pasado cuando había visto entrar a tantos guardias y médicos al cuarto por culpa del enfermo! Había sudado a mares, le daban tanto miedo aquellos perros grandes que solían acompañar a los militares...

Deseando que no se oyera como su tripa rugía esperó que Zayn llegara con los trozos de pan de pan que serían su comida. Tenía tanta hambre...

LONDRES, ACTUALIDAD

Se levantó del sofá dispuesto salvar a Louis, no iba a dejar que le quitaran otra vez a una de las pocas personas que lo había tratado bien. Odiaba tener que pedirles ayuda. Otra vez. En especial a Dylan y más después de lo de Anna... Era lo más parecido que habían tenido a una madre y no pensaba perdonárselo jamás. Lo cierto era que tampoco tenía otra opción, no podía presentarse solo en la dirección o matarían a Louis. Aunque solo pidieran su presencia, no iba a poder hacer nada él solo.

Salió a toda prisa de casa y conforme iba llegando a la consulta iba frenando su paso. No quería enfrentar a su pasado. No soportaba a Zayn, era verdad, pero aún soportaba menos a Dylan. Había rastreado a Zayn y éste casi lo había echado a patadas.

—¡Lárgate de aquí! —Le había dicho—. Esta es mi casa ahora y no eres bienvenido.

—Me lo debes, no sé qué habrás hecho para conseguir este sitio, pero me lo debes.

Y Zayn se había callado porque sabía que tenía la razón. Entonces había conocido a Niall y había visto como Zayn lo miraba, había resurgido algo en su interior que ni siquiera recordaba que estaba ahí.

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