Capítulo 4: Maldiciones por doquier.

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—¡¿Quién eres y que haces en mi casa?! ¡No te lo voy a repetir otra vez! ¡¿Cuántas veces has entrado eh?! ¡¿Me has robado algo de valor?!

—¡No! Yo no soy un extraño... miau.

—Vuelve a maullar y te parto la cara tío.

Niall estaba rojo de la rabia. Ahora que había conseguido un nuevo amigo, este incidente lo iba a estropear todo. Atrasaría la cena ¿Y si Louis lo entendía de manera errónea y pensaba que se había arrepentido y que no quería cenar con él? Acabarían perdiendo el contacto. Todo por culpa de aquel tío.

—Que no lo hago aposta... miau —Se tapó la boca—, me sale solo... es un tic, miau.

—¿Cómo? —La cara de Niall era indescriptible.

—Pues que hace tanto que...

—¡Qué me da igual eso! ¡Cuéntame que estás haciendo en mi casa!

—Pues Niall...

—Joder, ¿También sabes mi nombre? ¿Qué eres un acosador?

—¡No! Yo soy... tú gato...

—¿Qué?

Louis se puso ropa cómoda, pero bonita. Se vistió con unos pantalones negros ajustados, hechos ya a su figura, y una camiseta blanca un poco suelta que dejaba resaltar sus negros tatuajes. ¿Qué pensaría Niall de sus tatuajes? ¿Le molestarían? En el trabajo ni siquiera había mencionado que los tuviera, solo por si las moscas ¿Por qué se estaba preguntando aquello? El chico no era un abuelito de ochenta años, no iba a criticarlo por eso. Caminó hacia el baño y abrió el grifo para lavarse la cara. El agua salió transparente y clara, sin embargo a los dos segundos comenzó a salir marrón podredumbre. A Louis le entraron ganas de vomitar. Ya le había avisado el agente inmobiliario de que los primeros días tendría problemas con las tuberías. Debía bajar al sótano y arreglarlo, tardaría unos veinte minutos.

—Mierda, Niall pensará que no soy puntual —Se mordió el labio y mirando a su alrededor como si esperara que la solución a sus problemas apareciera mágicamente, vio encima de su cama la guía telefónica que había recogido del correo al entrar. Una sonrisa se pintó en su rostro— Puedo llamarle y avisarle.

Eso hizo, le llamo, este pareció alegrarse y le dijo que justo él también había tenido problemas. Por su parte Niall, quien estaba a punto de sufrir un ataque al corazón de la rabia que sentía cada vez que aquel sujeto maullaba, gozó en la gloría cuando recibió la noticia de que Louis tardaría. Solo le quedaba que Liam llegara tarde por su trabajo, que era algo habitual.



—Da gracias de que mis amigos vayan a llegar tarde tío.

—Gracias miau —Dijo Zayn sonriendo.

—Mira, a mí no me vaciles que, que... —Niall estaba tan rojo e indignado que no sabía ni como acabar la frase.

—No te enfades miau,  yo soy bueno... miau.

—¡Qué no maúlles coño! —Niall dio un golpe en la mesa auxiliar del salón—. Deja de decir  tonterías  y explícame que haces en mi casa.

—¡Qué ya te lo he dicho miau! —Esta vez fue Zayn quien gritó.

—¡Encima no me grites miau! —Niall tardo cinco segundos en darse cuenta de que también había maullado— ¡mierda! —dijo frustrado, Zayn sonrió—. Encima no te rías...

—Está bien miau, te contaré mi historia, pero tienes que prometerme que no me interrumpirás hasta que acabe.

—De acuerdo —dijo Niall frunciendo el ceño.

MiauWhere stories live. Discover now