Capitulo 1

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CAP .1

Olympia, Washington DC,   EE.UU.

Sábado, 24 de febrero de 2007.  11 p.m. 

POV. Sophie

-          Buenos días hija.- Me decía mi madre mientras me depositaba un suave beso sobre la frente cuando llegué a la cocina.

-          Buenos días mamá.- Le contesté con algo de malhumor mientras cogía una pequeña y reluciente  manzana que se encontraba en la mesada.

-          Y.. ¿Cómo te sientes?- Me preguntó mi madre mientras yo le daba un mordisco a mi brillante manzana.

Yo la mire fingiendo no entender a que se refería, pero no era así, sabía perfectamente  que estaba hablando sobre mi viaje a Alaska por mi trabajo, por más que tenía ya 27 años  muy bien cumplidos y vivía con mis padres, era una persona muy independiente y este viaje era el resultado de mi esfuerzo y dedicación al arte, pintando cuadros, exponiéndolos para así después venderlos y ganar un poco de dinero y poder ayudar a mis padres con la renta de la casa ya que los últimos meses recibíamos avisos de que nos desalojarían si no pagábamos los impuestos  que por cierto no eran para nada baratos. Por más que perteneciéramos a una clase media, la única que trabajaba era yo ya que mis padres ya no podían hacerlo, y por más que recibían el pago de la jubilación no era suficiente  la cantidad de dinero que recibían. 

Pero yo sabía que trabajando duro con lo que amaba hacer podría por lo menos tapar una mitad de esa deuda, y ahora  este viaje me beneficiaria casi por completo para poder zafar con mi familia de este gran problema.

-          Emm...  –traté de hacer lo que pude para fingir pero no lo logré-  No lo sé... es... como una mezcla extraña de emociones.

-          ¡Oh mi niña! –decía ésta mientras se abalanzaba suavemente sobre mí para luego abrir sus brazos y darme un cálido abrazo de madre. – No sabes lo feliz que estoy de saber que tienes esta gran oportunidad... Y haciendo lo que más te gusta.

-          Gracias mamá – le dije en un tono tranquilo correspondiendo su abrazo que había logrado calmarme.- A mí también me hace muy feliz esta oportunidad... y más porque es para ayudarlos a ustedes.

-          Princesa tu sabes que a nosotros no nos importa el dinero, solo queremos que podamos estar juntos.- Decía mi padre mientras se acercaba a mi madre y a mí con su bastón color cobre.

-          Lo sé papa, pero tú sabes que yo lo que más quiero es que ustedes puedan vivir bien y tengan toda la comodidad que se merecen.

-          Con tenerte a ti ya tenemos toda la felicidad que necesitamos querida.

Las palabras de mi mamá casi lograron que lagrimas cayeran de mis ojos, por más que ellos dijeran que yo fuera su felicidad  y ellos la tendrían si yo era feliz, no podía dejar pasar este caos, y sentía que la única que podía arreglar todo esto era yo.

Pasaron los días, y así la hora de partir. Me sentía con una gran variedad de sentimientos y emociones, por una parte estaba la tristeza que me invadía porque sabía que tenía que alejarme de los seres que más he querido y que siempre han estado apoyándome en todo, pero también, sentía una gran ansiedad y nervios que provocaban un nudo en mi garganta y un leve dolor y extraña sensación en el estomago.

-          Bueno princesa... llegó el momento.- odiaba tener que asumir  que mi padre tenía razón pero era verdad, era el momento de partir, partir por 6 largos meses, para poder estar en una gran exposición de cuadros que se realizaba todos los años en Alaska,  se que era demasiado pronto para viajar, pero era lo necesario si quería esforzarme lo suficiente para poder tener ese dinero con el bendito cuadro que expondría. Luego de darme un fuerte y cálido abrazo con mi padre me dirigí a mi madre.

-          Oh mi pequeña.- Y se lanzo a llorar en mis brazos. Odiaba las despedidas, y tener que ver a las personas que más amo llorar era algo que no toleraba, pero sabía que todo esto era por el bien de los tres y para que podamos vivir de una vez por todas en paz sin la presión de tener que pagar esos malditos impuestos. No sé cómo haría para no escuchar esas palabras que me ayudaban tanto cuando me sentía triste, y que me ayudaban a seguir adelante, con esos apodos tan dulces que me ponían. Y empezaron a invadir en mi los recuerdos más bellos de mi infancia que había pasado con ellos y todas las buenas y maravillosas cosas que me dieron en esos tiempos, porque por más que no éramos de grandes ramas de riquezas siempre se las arreglaban para darme lo justo y necesario y sabia que todos los valores que me enseñaron los  guardaría para siempre y me ayudarían a soportar todo lo que la vida me pusiera en el camino.

-          No te preocupes mamá.- dije mientras me separaba de ella y me limpiaba algunas lagrimas que se me habían escapado por todos los recuerdos, era un momento de total nostalgia. – puedes asegurarte de que trataré de mantener el contacto con ustedes.

-          Señores pasajeros con destino a Alaska, les comunicamos que el vuelo 337 saldrá en los próximos 15 minutos. Muchas gracias.

-          Es el mío.- dije con una repentina emoción.

-          Cuídate mucho hija, sabes que nosotros estaremos rezando por ti para que todo salga bien.-dijo mi padre con un leve tono de voz que me tranquilizó y logro aliviar mis nervios.

-          Gracias. – Conteste emocionada y volví a brindarles un último abrazo que duró como unos 10 minutos, -‘’Rayos’’.- pensé, como me dolía tener que hacer esto, era como si me estuvieran clavando una puñalada en el corazón, pero ya era tiempo de ser aun más independiente.  Después de ese largo abrazo dieron el último aviso del vuelo.

-          Bien, ya es la hora.- dije separándome de ellos para dirigirme hacia la cabina para hacer el chequeo  de elementos metálicos  y bolsos de mano, me di vuelta y me despedí de mis padres  largándoles un beso en el aire, saludándolos con mi mano y diciendo un simple y sincero ‘’Los amo’’.

Ya en el avión, después de que nos dieran las indicaciones que nos mantuviéramos sentados durante el despegue y nos abrocháramos los cinturones,  me quedé un momento mirando por la ventanilla del avión, fui muy afortunada de que tocara ese asiento, porque así podría ver por última vez Olympia para cuando el avión despegara y tomara vuelo. Y así fue, comencé a observar  todo detenidamente. Era mi hogar, mi gran ciudad, que me vio crecer durante estos años de mi vida. Y ahora era momento de decirle adiós por un tiempo a ese hermoso lugar y a la hermosa gente con la que había compartido mi vida allí.

Esto se me hacía muy duro, no podía soportarlo, lagrimas empezaron  a caer de mis ojos, como el comienzo de una suave lluvia, me sentía tan vulnerable, tener que estar alejada de mi hogar por 6 meses…6 benditos meses que pasarían muy lentamente y tendría que soportarlos de cualquier forma.

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Ya aquí tienen el primer capitulo :3 ojala que les guste, gracias por los comentarios y por haber leído el prologo me alegra que les haya gustado la historia espero que sigan leyéndola y comenten que les parece :)

Señales del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora