Me sentía vulnerable. Tenía miedo. Tenía temor. ¿Qué me harían? ¿Qué querían de mí? Quizá solo querían chantajear a Garfio y los demás a mi costa. Pero lo importante era que uno de ellos me había herido. Y no iba a permitir que se quedase callado; ya que, si le atacaba, correría el riesgo de que el otro le protegiera. Estaba en desventaja. Pero al menos quería saber su nombre.
--¿Piensas responder?-- pregunté después de unos segundos en los que lo único que hicieron fue mirarme fijamente como si me inspeccionaran.
--¿Te duele? Deberá hacerlo-- dijo el chico de ojos verdes muy tranquilo, demasiado; como si nada hubiese pasado
Le miré confundida. Ese tono de relax en su tono me había puesto nerviosa. No entendía muy bien a que se refería. Sí, era a las heridas, ¿no? Pero el me había hecho una de ellas. ¿Por qué le importaría? Al fin y al cabo, lo había hecho a propósito y, al parecer, por diversión. Buena risotada soltó después de su acción.
--¿Por qué no me dejas verlas? Las curaré-- ofreció con una amplia sonrisa que incluso daba miedo
--No lo haré. No te conozco. Y tu sonrisa da miedo. Además, ¿quién me asegura que no me harás más daño?-- pregunté inquisitiva
--No te haré nada. ¿Por qué lo haría? Ya has tenido suficiente por hoy. Y, no tienes otra opción más. Solo hacerme caso-- respondió
Me agarró la mano izquierda suavemente, tal y como lo haría un príncipe al besarle la mano a una princesa. Sin embargo, el pasó su otra mano por encima de mi piel pero sin rozarla. Una neblina verde cubrió las manos y cuando se disipó estaba intacta. No quedaba ni rastro de las heridas. La miré asombrada, sin poderlo creer. Me la acerqué un poco a la cara. Aún en mi asombro, el chico repitió el proceso con mi cuello, esta vez tan solo acercó su mano sin hacer nada más. La neblina volvió a aparecer, y al desaparecer llevé ambas manos a mi cuello. No quedaba nada.
--¿Ves? No pasa nada. Seguro que ahora estás mejor-- afirmó mientras se ponía en pie, al igual que el otro chico-- Vendrás con nosotros
También me levanté, pero al escucharle negué firme. Había sonado como una orden, y no iba a acatarla. No lo haría y punto. Primero quería que respondiera. Por los mares, ¿tan difícil era dar una respuesta?
Los chicos voltearon a mirarme, pues ambos habían echado a andar ya. El de ojos verdes me miró serio, ya sin sonreír. El otro me observó, o pareció observarme, como si estuviese loca. Pero a la vez como si estuviese interesado por cómo acabaría esto.
--Vendrás con nosotros-- aseguró el chico de ropa verde
--No-- respondí firme
--No lo estás entendiendo. Te estoy dando una orden. Te estoy diciendo que lo hagas y no hay más discusión
--Tú no respondiste mi pregunta
--Oh, cierto. ¡Qué maleducado! ¿He olvidado presentarme? Soy Peter Pan-- por fin respondió
En ese momento me quedé sin respiración. Mi corazón se paralizó. Mi cerebro no reaccionaba. No podía ser él. Al fin y al cabo, él murió, ¿no? Eso es lo que me habían contado. Y lo que habían dicho no podía ser mentira, ¿verdad?
--Estabas... estabas muerto-- logré decir en algo apenas audible
--Estaba. Lo has dicho muy bien. Estaba muerto-- dijo sonriendo siniestramente
--Entonces cómo es que estás vivo
--Tengo mis medios. Información que no te incumbe-- respondió serio
--¿Por qué no puedo saberlo?-- pregunté
--Porque no te importa
--Pero-- intenté rechistar
YOU ARE READING
Sigo creyendo en Peter Pan
Fanfiction--Nadia... Dime la verdad. ¿Crees en mí? --Sigo creyendo en ti Peter. Sigo creyendo en Peter Pan ------------------------------------- Nadia es una chica de 16 años (bueno al menos eso aparenta), hija de Killian Jones y Milah. Ella quedó atrapada e...