Capítulo 4: Recuerdos

290 22 6
                                    

Ya habiendo comido (pues el desayuno me lo había perdido), desembarqué del barco y me dispuse a dar un paseo por el pueblo. Andando por las calles me fijaba en cada detalle, cayendo en cuenta de tantas cosas de las que desconocía el nombre. Bebía averiguar qué eran y para qué servían.

Era cierto que había visto la noche anterior los postes altos, y hechos de lo que parecía metal, desprendían una luz brillante y amarilla; como la de una vela. Supuse que serían para alumbrar en medio de la noche porque, ya con la luz del sol, no estaban encendidos. Mas había miles de cosas más que no sabía qué eran.

Veía familias por la calle, pasando un rato juntos. La mayoría llevaban una sonrisa implantada en el rostro mientras hablaban o reían. Todos iban acompañados por animales o personas. Todos menos yo, que caminaba sola vagando por las aceras. Por dentro sonreía mientras veía a la gente, pero llevaba el semblante neutral.

Volví al navío cuando, por la posición del sol, podía decir que eran casi las cinco de la tarde. Subí y cuando mi padre me vio se me acercó.

--¡Nadia!¡Me has tenido muy preocupado! Rápido, tenemos que ir a la casa de los Gold

--¿De los Gold?-- pregunté confusa

--Sí, de Rumple y Bella

Asentí y bajé con mi padre detrás mío. No sabía hacia donde dirigirme, por esa razón frené y dejé que Garfio me adelantase; para que así me pudiese guiar hasta nuestro destino.

Así pues, padre comenzó a andar dando indicaciones; yendo yo por detrás suyo. Finalmente llegamos a la morada de los Gold, que resultó ser también una tienda. Había múltiples artículos de apariencia vieja comparada con lo poco que había visto en Storybrooke. Detrás del mostrador estaba la mujer de la noche anterior, Bella.

--Buenas tardes. Pasar por aquí-- indicó con una sonrisa brillante, señalando una especie de cortina que hacía de puerta

Tanto Garfio como yo traspasamos la cortina y allí nos encontramos a Rumplestiltskin.

--Por lo que veo no te has arrepentido-- comentó el hombre

--No tengo tiempo para peleas de palabras . Empecemos, por favor-- respondí

Rumplestiltskin me ordenó que me tumbara en el sofá que había en la estancia, y eso hice.

--Beberás una poción, mas eso no será suficiente. El encantamiento era muy poderoso, la memoria no le volverá con un simple brebaje como pasó con Bella-- explicó el hombre mientras me mostraba un frasco con un líquido azul en su interior. 

Tomé el frasquito con mi mano derecha, mirando insegura su contenido. Ese azul me inquietaba un poco, pues me parecía veneno. Pero confiaba en que no lo fuera. No creo que quisiese hacerme más daño, ya que Bella había dicho la noche anterior: "Tú no eres así".

Destapé el pequeño bote y tragué el líquido que, realmente, no sabía tan mal como esperaba. Mas no sería lo que bebería cada día.

--Duerme-- ordenó Rumplestiltskin chasqueando los dedos delante de mis ojos.

Mis párpados obedecieron al instante, quedando en un estado de relajación. Después de unos segundos empezó un dolor insoportable.

Narra Garfio

Los tratos con el Ser Oscuro quizá no fueron los mejores, quizá no fueron los más seguros. Pero él era el único que podría ayudar a mi querida hija, ya que él había sido quien le había quitado la memoria. El precio de que me la hubiese quitado se compensaría con tenerla de vuelta con sus recuerdos incluidos.

Sigo creyendo en Peter PanWhere stories live. Discover now