UN PODER INCONTROLABLE

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Anatani y las demás sílfides hacían todo lo posible para que el número de bajas no aumentara más.

—Estoy segura que no se encuentra en el campamento, no te preocupes ahora por ella. —se detuvo frente a Jocelyn y la cogió por los hombros. —No te preocupes ahora por ella, necesito tu ayuda. Mira a tu alrededor.

Jocelyn miró a su alrededor como le indicó la sílfide, había dolor mirara por donde mirara. Había mucha gente muerta, otros estaban mutilados, algunos ni tan siquiera se podían mantener en pie. Sara no estaba allí, ahora lo mínimo que podía hacer, era ayudar todo lo posible.

—De nuevo nos hemos visto sorprendidos por Alkán. —comentó desesperado Rojan.

David empezaba a dudar de su capacidad de liderazgo, de si era o no digno de liderar al ejército de los rebeldes. Axel podía ver esa preocupación en el rostro del que fue un día su gran enemigo, y le colocó la mano sobre el hombro de este para darle un poco de ánimo, pues nadie se lo esperaba y no era su culpa. No era culpa de nadie.

—Atacaremos Eisihan mañana antes del amanecer. —dijo David de pronto.

—Estoy contigo.—dijo Axel.

Rojan y Marcus miraban a ambos con desaprobación, ninguno de los dos estaban de acuerdo con esa idea. Era demasiado precipitado.

Rojan habló primero.

—David, creo que no estamos precipitando. Ahora mismo tenemos muchas bajas y demasiados heridos para llevar un ejército a Eisihar, los vamos a poner en peligro a todos.

—Si fallamos no habrán más oportunidades, ¿lo sabes verdad?—continuó diciendo Marcus.

El líder de los rebeldes los miró fijamente.

—Vamos a terminar esto de una vez por todas. Ahora mismo Alkán no se espera un ataque, él debe de pensar que vamos a esperar a que nuestros heridos se recuperen. Creo...no, estoy convencido de que podremos ganarle.

De pronto apareció Sasha en la tienda.

—No voy a poner a las valquirias en peligro David. Si vais a luchar ahora lo haréis sin nuestro apoyo.

—Garfus no estará de acuerdo tampoco. Él tampoco querrá poner en peligro más vidas de los enanos.

—La guerras tratan de esto, no es ir de paseo. En las guerras hay bajas, mueren personas y se hieren otras.

—Es verdad que siempre hay bajas pues es algo que no se puede evitar en las guerras, pero si podemos evitar el gran número de ellas, y ahora mismo somos débiles David. —lo interrumpió Marcus.

—Solo tenemos que atacar con todas nuestras fuerzas. Ellos tienen desventajas al estar en una ciudad subterránea, no tienen escapatoria. Además de que no nos esperan. Chicos podemos hacerlo. —continuó diciendo David.

—Creo que deberíamos de votar. —Sara acababa de entrar en la tienda.

—¡Sara!

David corrió hacia ella y la abrazó con fuerzas.

—Estoy bien.

—Me temía lo peor, al no verte en el campamento.

—¿Dónde narices estabas Sara? —los interrumpió Sasha.

Pero Sara a penas recordaba, solo recordaba como había conseguido su poder, pero no lo quería decir ya que no estaba segura de controlarlo del todo y no era el momento de que todos se preocuparan por ella. La lucha contra Valeska era lo menos que recordaba, pues lo único que recordaba era haberla visto frente a ella, pero nada más.

AYSIRIAL, LA DAMA DE LA LUZ ©Where stories live. Discover now