Introducción

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     Geraldine era una abogada que vivía con sus hijos en una casona de Carolina del Norte. Un día tuvo que salir porque un muchacho la había contactado para que lo defendiera en un juicio que su ex mujer estaba haciendo en su contra por pensión de alimentos. Él no tenía el dinero suficiente para cubrir lo solicitado, así que Geraldine iba camino al local que arrendaba en Carolina del Sur, en el cual atendía a sus clientes. Se bajó del autobús y al cruzar la calle, escuchó el ruido estridente de una bomba. Inmediatamente se escondió en un largo pasillo que quedaba paralelo a su oficina y notó que toda la gente se dispersaba rápidamente dejando una pila de heridos en el centro de la calle. De repente, vio que el terrorista se le quedó mirando unos segundos antes de salir corriendo.

     Horas después va llegando a su hogar y saluda a sus hijos Joe y Annah, de 14 y 17 años respectivamente. Estos se encuentran jugando en la Wii que meses antes ella les compró y la saludan indiferentemente. Ella enciende la televisión, en donde un asustado periodista se encuentra informando de un catastrófico ataque terrorista que ocurrió en el centro de Carolina del Sur. Inmediatamente cambia de canal buscando algo más alegre para tratar de olvidar lo ocurrido. Luego se va a cocinar, cenan alegremente y los adolescentes le cuentan todo lo que hicieron en el colegio. Cuando ellos le preguntan cómo le fue en el trabajo, la joven madre decide cambiar de tema sacando a flote las elecciones presidenciales que luego se llevarán a cabo. Los niños se van a tomar la siesta y ella decide ir a su biblioteca para continuar leyendo El Tren de Medianoche, libro que su compañera Antonieta le había recomendado de hace un tiempo.

     Así continúa Geraldine durante una semana con su rutina, hasta que un día, al llegar a casa, sus hijos le informan que entre las cuentas de luz y agua hay una carta que dice Para Geraldine Schneider; sorprendida, ella abre la carta y lee:

Estimada Geraldine:

     Sé que me viste ese día en Carolina del Sur y también sé dónde habitas. También sé que tienes dos hijos a los que amas más que a tu vida, y quiero que sepas que no descansaré hasta verte muerta incluso si para eso es necesario utilizar a tus hijos como carnada para llegar a ti, con tal de que no le digas a nadie de mí. Se despide y te advierto que pronto nos volveremos a encontrar.

M.

     Luego de leerla, Geraldine la rompe y bota rápidamente en el basurero de su dormitorio. Inmediatamente sus hijos le preguntan ¿Qué ocurre? ¿De quién era? ¿Estás bien? y ella les responde que todo está bien.

     Al amanecer, bajan todos a desayunar y Annah y Joe parten al colegio mientras Geraldine va a leer unos libros antiguos de Derecho en un intento desesperado por mantener su mente ocupada. Cuando llegan, se dedican a jugar un rato para luego hacer sus deberes, pasar tiempo con su madre y demás. Al otro día Geraldine es llamada nuevamente por el cliente que la telefoneó el día del accidente, y pese a lo asustada que está, acepta. No puede darse el lujo de rechazar un caso, puesto que es la única forma que tiene para mantener a su familia estable.

     Al llegar al centro, Geraldine entra a la oficina como lo hacía normalmente y al salir, decide llevar unas donuts para sus hijos. Va a hacer la fila en la tienda y al salir del local, vislumbra desde lejos a "M", por lo que Geraldine sale corriendo a tomar el autobús para su casa. 

Paranoia Where stories live. Discover now