35. El Cuadripolar

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Capitulo XXXV

Controlar tus emociones es tan fácil cuando la persona que las causa no esta frente a ti.

Te sientes fuerte, capaz de superar y seguir con tu vida sin esa persona. Es como si tu auto-control, tu autoestima se recargaran. Toma días, semanas, tener esa sensación de fortaleza.

Pero tan solo toma un segundo destruirla.

En el momento que esa persona aparece frente a ti, que tu estomago se revuelve, que tus manos sudan, que tu respiración se acelera, tu fortaleza se tambalea y es tan injusto después de que te ha costado tanto construirla.

Ares Hidalgo esta frente a mi y una sola mirada de esos ojos que amo tanto es suficiente para debilitarme. Su sola presencia sobrepasa mis sentidos. Sin embargo, lucho contra mi corazón, contra mis emociones, contra todo lo que el despierta en mi y mantengo la cabeza en alto. Porque mi vida se ha complicado tanto por el, por sus indecisiones, por su bipolaridad. Ya he tenido suficiente, no quiero mas problemas con mi mamá.

—¿Qué estas haciendo aquí?— me sorprende la frialdad de mi voz y a el también.

El alza sus cejas, —¿No me vas a dejar entrar?

—¿Por qué debería?

El aparta la mirada, sonriendo, —Yo... solo... ¿Puedo entrar, por favor?

—¿Qué estas haciendo aquí, Ares?— repito mi pregunta, mis brazos cruzados sobre mi pecho.

Sus ojos vuelven a caer sobre mi, —Necesitaba verte.

Mi corazón se acelera pero lo ignoro, —Bueno, ya me viste.

El pone un pie sobre el mural de la puerta, —Solo... déjame entrar un segundo.

—No, Ares.— trato de cerrar la puerta pero no soy lo suficientemente rápida y el entra, obligándome a dar dos pasos atrás. El cierra la puerta y se toma un trago de la botella. En pánico solo se me ocurre decir algo que pienso que lo espantará, —Mamá esta arriba, solo tengo que llamarla para que venga y te saque.

El se rie y se sienta en el sofa, pone la botella en la mesa de noche y descansa sus codos sobre sus rodillas, —Tu mamá esta de guardia.

Arrugo mis cejas, —¿Cómo lo sabes?

El levanta la mirada y una sonrisa picara se forma en sus labios, —¿Crees que eres la única acosadora aquí?

¿Qué?

Decido ignorar su respuesta y me enfoco en tratar de sacarlo de aquí antes de que llegue Yoshi y se arme la tercera guerra mundial, tal vez si dice lo que vino a decir, se ira, —Ok, ya estas dentro, ¿Qué quieres?

Ares se pasa la mano por su cara, luciendo tan desvelado, cansado y borracho, —Quiero hablar contigo.

—Habla entonces.

El se toma otro trago largo de la botella y deja salir una gran bocanada de aire, abre su boca pero la cierra de nuevo, como si dudara de lo que quiere decir.

Estoy a punto de decirle que se vaya cuando esos labios que he besado se abren de nuevo para pronunciar dos palabras que me dejaran sin aliento:

Las dos palabras que menos esperaba escuchar de el, no ahora, no nunca.

—Te odio.

Su tono es serio, su expresión fría.

La afirmación me toma por sorpresa, mi corazón se hunde en mi pecho y mi ojos arden, pero actúo como sino me afectara, —Ok, me odias, entendido, ¿Eso es todo?

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora