Capítulo tres: Tonterías

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"¿He dicho que quiero tener sexo?, JongIn."

"Bueno-... No, pero-..."

JunMyeon negó con su cabeza.

Aunque estaba intentando mantener su comportamiento frío y distante, quería estallar en risas al pensar en JongIn pegado a su espalda como un pulpo, sosteniéndolo firmemente por las caderas, con miedo a resbalarse reiteradamente porque había demasiado jabón bajo sus pies.

"Entonces, ¿por qué estás tan cerca de mí? Como me dejaste entrar-... Pensé que-...", replicó el de cabellos oscuros.

Jun sintió como el contrario lo empujaba con cuidado contra su cuerpo, probablemente para hacerlo entender cuanto lo deseaba (a niveles extremos, de hecho) o si no para demostrarle cuan feliz estaba de tomar una ducha con él.

"¿Quizás pensaste que quería tener sexo contigo?

"Quizás-..."

El pelirrojo sintió esa boca trepar por su nuca y cuello, esa voz ronca y respiración caliente en la piel, por instinto elevó la barbilla y se inclinó contra la frente del menor. La mano derecha de JongIn se deslizó lentamente hacia abajo a sus muslos, presionando fuertemente con las puntas de sus dedos, pronto palpó entre sus nalgas intentando hacerse camino dentro del cuerpo de JunMyeon. A pesar de que el pelirrojo no accedió a querer hacer el amor con él.

"No quiero tener sexo, JongIn".

"¿No?"

"No".

Silencio.

JunMyeon siempre siente esa sensación extraña cada vez que está con JongIn. Siente como si estuviese dentro de un torbellino intertemporal y como si lo llevaran a otra dimensión, muy lejos, olvidado por todos.

"Entonces, ¿por qué estamos aquí?"

"Necesitas tomar una ducha y aclarar tus ideas, ¿no lo crees?"

El abogado pelirrojo fue incapaz de continuar con sus pensamientos rebuscados cuando una de las manos de su amante fue capaz de localizar rápidamente el lugar más sensible en su cuerpo, debajo de su estómago, mientras tanto con la otra se mantenía presionando suavemente alrededor de su cuello.

La puerta hacia el placer se abrió en ese preciso momento, por él.

"JongIn-..."

El dedo pulgar del chico a lo largo de su ingle y el juego se acabó. Fue un día estresante y JunMyeon realmente no quería llevar una discusión ridícula.

Además, con toda honestidad...

¿No era para eso que estaban en el hotel?

Ambos tenían sus respectivos departamentos, sus hábitos, sus estilos de vida. Además, desde hace un año hasta ahora, tenían rentada la habitación por un periodo indefinido de tiempo y dormían juntos casi todas las noches.

"¿Entonces?"

"Mhng-... Sí, entonces-..."

A veces abrazados, a veces distanciados, a veces aún dentro del otro. Innumerables veces ellos ensuciaron esas sábanas blancas con sudor y sus esencias, sus estados de ánimo y sus semillas.

"¿Te gusta?"

"Oh-... Sí-..."

Y muchas veces, JunMyeon se aferraba a la espalda de JongIn y pedía más, más y más hasta el amanecer, sin parar. Como en ese momento, en el cual la mano del más joven estaba invadiendo su espacio personal y lo masajeaba lentamente.

Room n.72Donde viven las historias. Descúbrelo ahora