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Esto no podía ser verdad. Amanda se agitó bajo el fuego líquido de la boca del extraño. Un extraño. Oh Dios, ella no hacía esto con un extraño, tirando más cerca, tratando de empujar su pecho más profundamente en su boca succionante mientras su lengua se curvaba alrededor de su pezón como terciopelo mojado.

Ella gemía desesperada. ¿De dónde había salido ese fuego? El que pasaba como un rayo de su pezón a su matriz, convulsionando su estómago con espasmos de excitación interminable, atormentadora. Y ella no jadearía. No lo haría.

Pero lo hacía.

Ella gritó detrás de la mordaza, sus manos se apretaron en puños cuando sus dientes agarraron su pezón, pellizcando y tirando de él cuando un punto de inflamada electricidad mojada chisporroteó entre sus muslos.

Sus labios, dientes y lengua trabajaron en el punto hasta que fue tan sensible que ella no podía pensar en nada más. Necesitaba más. Lo necesitaba a él succionándolo profundamente y con fuerza, a sus dientes enviando esa curiosa mezcla de placer y dolor que pasaba como un rayo a las profundidades de su sexo mientras su clítoris comenzaba a hincharse y a pedir su atención.

¾Dios, que bien sabes ¾murmuró él un segundo antes de que atrajera el pequeño punto dentro, profunda y duramente, succionándolo con su boca mientras brutales ráfagas de sensación se rasgaban a través de ella.

Ella se enroscó bajo él, sus caderas se elevaban cuando él se inclinó sobre ella, quejidos y gruñidos desesperados salieron de la mordaza cuando sus dedos comenzaron a jugar con el otro pezón. No era bastante. Su grito se hizo sordo cuando su cuerpo exigió más, estaba sacudida hasta su núcleo, pero esto no alivió el placer terrible y enloquecido que se rasgaba con él.

Entonces sus dedos tiraron más fuerte, la presa se hizo más apretada mientras sus dientes raspaban el otro punto. Oh Dios, esto dolía con un placer que ella sabía que la volvería loca. Ella quería más, necesitaba más. Sólo un poquito más y la presión intensa, tormentosa sólo detrás de su clítoris se liberaría, aliviando el fuego líquido que se derramaba de su sexo.

¾Mierda. ¿Te gusta así, verdad? ¾Él levantó su cabeza, con sus ojos estrechados en ella cuando sus dedos se enroscaron en el pezón atormentado.

Ella gritó para él, su cabeza presionaba hacia atrás en el colchón mientras luchaba contra la cascada aplastante de brutal placer.

Más.

Necesitaba más.

Ella no podía soportar la presión en aumento, la increíble hambre sexual que pareció elevarse de una parte oscura y escondida de su alma. El hambre parecía una criatura, royendo las mismas profundidades de su sexo y enviando llamas para chamuscar el brote palpitante de su clítoris.

Más... Ella gritó la palabra detrás de la mordaza mientras él la miraba.

Ah Dios. ¿Qué iba mal con ella? ¿Aquel golpe en la cabeza había activado un interruptor sexual que ella desconocía?

¿Qué le había hecho?

Él tiró de sus pezones otra vez y su mirada fija era vidriosa mientras ella luchaba por tomar aliento.

Sí. Sí. Así.

Llamaradas doradas de sensación impregnaron su cuerpo, que zumbaba sobre su carne, electrizándola.

¾Demonios. ¾Él respiraba también con fuerza.

Sus ojos negros eran pozos sin fondo de lujuria excitada, sus pómulos oscuros estaban enrojecidos, sus labios estirados en una línea apretada de control cuando ella se retorció bajo la presión.

Alma profunda (H.S)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें