ホミタ4!

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—¡hey cami! —Grito ariel dirigiéndose a mi, con ese apodo que me puso y a mi gusto desagradable.

—¿qué sucede?—me volteé para verle la cara a ese energético chico.

—¿qué te parece si vamos al minicafé?, digo como ayer no se pudo por que estaba cerrado.—lo ultimo lo termino comentando mientras bajaba la mirada y jugaba con sus manos, estaba inseguro de mi respuesta.

— claro.—le sonreí, falsamente obvio.

el levanto la mirada feliz para gritar un ; "¡pues que estamos esperando, vamos!"

rodé los ojos, de cualquier manera tendría que ir a ese café, por la noche de ayer había quedado ir para mi entrevista con argemiro, y me sentía nervioso a decir verdad, pero... ¿por que?

mientras iba detrás de ariel alguien tropezó conmigo, la persona termino cayendo mientras que yo solo retrocedí unos pasos, los libros que traía en mis manos cayeron en el suelo, a lo que estaba apunto de ponerme a gritarle a la persona por no fijarse y hacer que estos se tirasen.

pero eso cambió cuando levanto la cara.

era todo un ángel caído del cielo.

— ah, chico sera mejor que te fijes por donde vas.—dijo con una voz suave.

era una chica, a juzgar por su olor era una omega, una muy linda por cierto.

era de baja estatura, calculando con la mirada ; un metro sesenta, de un cabello negro lacio precioso y unos ojos color esmeralda, podría verlos todo el día sin aburrirme.

sin duda era la mujer de mi sueños.

el chasquido de unos dedos me saco de mi pequeña burbuja, los cuales eran los de la hermosa chica.

— mundo llamando a ojos raros, mundo llamando a ojos raros.—reaccione, pero la mire extrañado, ¿ojos raros?, ¿se refiere al color de mis ojos?

— ¿ojos raros?.—le pregunte

— si, tus ojos son raros.—dijo mientras sonreía con gracia, y era una sonrisa bastante bella a mi gusto.

— ¡cami!, ¿por que tardas tanto?.—vi a ariel detrás de la bella chica.

— oh, hola ari.—se volteo la chica al escuchar la voz del castaño.

— hola avery, ¿como has estado? —le devolvió el saludo ariel.

mientras ellos platicaban decidí ir recogiendo mis libros que se habían caído mientras había tirado a la que me parecía ser avery.

ya que todos los libros estuvieran en mis brazos (aun que algunos estuvieran pisados por los alumnos que pasaban por ahí) me volví a meter a la amena platica que tenían aquellos dos.

— mira, el es camilo es el nuevo de mi clase.—me presento ariel a la tan hermosa chica.

— un gusto Camilo, yo soy avery.—dijo ella mientras me daba su mano, yo la acepte gustoso.

—  el gusto es mio avery.—le di unas de mis mejores sonrisas.

 me encontraba escuchando r u mine? de arctic monkeys mientras esperaba a que el café se vaciara.

el caso fue que después de platicar con la hermosa chica llamada avery y Ariel, decidimos llegar los tres al café, y pues digamos que el dueño el cual es argemiro se acerco a mi (por cierto sentí como los nervios recorrían todos mi cuerpo por tan solo tenerlo cerca) y me mencionó que para hacer la entrevista tranquilos es mejor que esperara a que cerrara. acepte sin pensar, lo admito pero el tipo me da nervios, debe ser por su mirada, seguro, al verlo debo sentir miedo. digo, el tipo parece que pertenece a una pandilla ¿como no tener miedo?
saltando eso después de un rato avery y ariel se fueron ya que no se podían quedar por mucho tiempo.

una campana me saco de mis extrañas conclusiones, y al mirar el local ya estaba vacío, me saque los audífonos. para dirigirme con paso inseguro a argemiro.

— bueno como ya es todo por hoy, voy a cerrar el local, ahora vuelvo.—dijo mientras sacaba unas llaves de un cajón, supongo yo las del local.

— claro.—y me hice a un lado para que pasara, ya que le tapaba la entrada con mi cuerpo.

solamente mire como cerraba la puerta y volteaba el cartel que en ese momento decía "abierto" cambiara a un "cerrado"

después de eso el se fue a los asientos de la barra y se sentó, mientras que con su cabeza hacia un gesto, indicando que yo también me sentara, a lo cual yo obedecí.

—bien comencemos con lo esencial...—y puso una expresión seria.


solamente llegue a mi casa sin escuchar la voz de mi padre, ya que solo veía mover sus labios, digamos que en vez de escuchar su voz escuchaba la voz del cantante de the brobecks.

si, tengo mis audífonos puestos mientras que mi padre dice media tontería acerca de querer comprometerme.

lo ignore totalmente, subí a mi habitación y me tire tal cual tronco en mi cama, reflexionaba sobre aquella charla de trabajo.

el "estas contratado" retumbaba por toda mi cabeza, tendría que verlo todos los días de la semana.

aun recuerdo su voz y mirada mientras me daba mis horarios.

— bien, mira los lunes a viernes tendrás que venir en cuanto acabe tu última clase para que me ayudes, ya que el café se llena demasiado en la salida, y solo trabajaras durante una hora, que sera mas o menos cuando los estudiantes se van yendo.

solo asentí con un inexplicable sonrojo en mis mejillas.

agite mi cabeza, como si eso causara alejar mis pensamientos.

creo que lo mejor seria dormir de una vez.

(•••)

y la voz de the weekend me despertó, ya que su canción llamada starboy la tengo como melodía de alarma.

al menos que mi día comience con algo bueno ¿no?

sin más rodeos me aliste para la universidad con lo primero que encontré, agarre mi teléfono junto con mi mochila y sin mas me baje para agarrar mi desayunó.

— espero que hayas podido recapacitar.—fue lo primero que dijo mi padre cuando me miro.

— ya te lo he dicho miles de veces, no me casare con alguien con quien ni si quiera conozco, si esa es tu solución para salir del banca rota ¿por que mejor no te consigues un trabajo?.- le devolví el "amigable saludo" de los buenos días.

— camilo.—dejo su café en la mesa del comedor, donde se encontraba sentado.—sabes que yo ya soy un hombre viejo, no podría trabajar y aun que lo haga no llegaríamos a nada por eso te digo que casarte con lydia seria lo mej—y mejor le interrumpí el discursito.

— ¿por que no solo me dices que es el camino fácil eh? Sabes que me voy no vale la pena escucharte.— y antes de que se quejara por mi comportamiento salí de mi hogar.  

y vaya comienzo de lunes.

pero lo que nunca imaginé fue que ese lunes cambiaría mi vida por completo.

cafetería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora