Capítulo 17 Un desconocido amigable

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Una caricias en mi rostro hace que poco a poco vuelva de lo más profundo de mi inconsciente, los párpados me pesan pero trato de abrirlos.

Cuando abro los ojos mi vista es un poco borrosa, tras varios pestañeos mi visión es más clara.

Las caricias paran y su rostro se acerca más a el mio, aquellos ojos negros como lo mas profundo de un poso, me observan con ese brillo de dolor y culpa.

Mi cuerpo reacciona y me alejo con movimientos torpes de su cuerpo.

— Me llevaras otra vez con él, cambiaste de opinión, te daré todo lo que necesites—le digo aterrorizada, todo mi cuerpo tiembla, su expresión sigue neutra no hace nada solo me observa.

De un momento a otro su expresión se vuelve fría, distante me observa con desprecio su iris se dilata, su mirada es como la de una bestia a punto de devorar todo a su paso.

Mi corazón se acelera como si estuviera corriendo un maratón .

Me hace sentir pequeña, inútil, débil, sola, no puedo tolerar más su mirada, centro mi vista en mis manos temblorosas y pálidas. Ya no quiero sufrir más, es mucho pedir, lo único que quiero y deseo es irme lejos de aquí.

En la única persona que tenia un poco de esperanza y que me ayudo a salir de ese infierno es la misma que me mira con desprecio en estos momentos. Siento como una mano invisible aprieta mi corazón, una silenciosa lágrima baja por mi mejilla derecha, cae en mis manos unidas.

Un nudo se instala en mi garganta que me impide tragar mi saliva, duele, mi corazón duele, llevo una de mis manos a mi pecho, un pequeño sollozo sale de mis labios.

Mi respiración es un poco irregular por los pequeños sollozos.

Tenia una vida normal, iba a la escuela, tenia un padre excepcional, no me metía con nadie, trataba de ser un ejemplo.Me mantenía callada, no juzgaba a nadie trataba de hacer el bien y no mirar a quien.

Todo estaba bien, hasta aquel día, mis mejillas están empapadas de lágrima, no se cuantos si habían pasado segundos, minutos o horas.

Ya no volví a subir la mirada, no quería ver aquellos ojos lleno de desprecio hacia mi, ya no sollozaba, ya no hacia ningún movimiento, solo observaba la sabanas estrujadas entre mis manos.

La puerta es abierta pero no me atrevo a alzar la mirada para comprobar de quien se trata.

— Buenos días —escucho una voz cansada, pero no me atreví a mirar al que me imagino que es el doctor.

La cama se mueve pero quedo igual que antes ida en mis pensamientos.

— Quiero el permiso autorizado por usted para llevarla conmigo, me haré responsable de todo lo que le pase a ella —su voz gruesa, fría, distante, causa miedo en mi me recuerda a Axel, ya no me importa nada de lo que me hagan ya no pueden destruir más lo que esta hecho añicos.

— Pero tenemos que reunir pruebas para la fiscal y denunciar a quien le hizo—mi cuerpo se estremece solo por imaginar estar en un estrado hablando de todo lo que Axel me ha hecho, las torturas, violaciones, golpes, maltrato.

— No —susurro, la habitación queda en silencio.

— Es obligatorio llegaste aquí media muerta al punto de la deshidratación y desnutrición, con signos de maltrato, violaciones entre otras cosas—lo interrumpo.

— Estoy consiente de como llegue aquí, pero lo único que quiero es irme de aquí olvidar todo esto y si tengo que morir por cualquier razón no quiero que sea en las manos del que me destruyo por completo, solo quiero irme —digo esto antes de girar mi cuerpo de lado y taparlo hasta mi barbilla.

Observo la pared blanca como si fuera lo más interesante que existe en estos momentos.

—Esta bien, solo tienes que firmar algunos papeles necesario y te la podrás llevar — concluye el doctor.

Minutos después vino una enfermera y desconecto todos los aparatos que estaban en mi cuerpo en estos momentos me encuentro sola en la habitación. La puerta se abre, escucho unos pasos acercándose a mi, una bolsa cae sobre mis piernas.

— Tienes cinco minutos para vestirte si no estas lista en el tiempo pactado te iras como estés— concluye cortante que salio de la habitación por el portazo que dio al cerrar la puerta.

Tomo la bolsa inspeccionando lo que hay adentro de esta. Saco unos jeans de mi talla, unas bragas con su bracier y una blusa mangas largas una talla más grande.

Quito las sabanas que cubren mi cuerpo, saco de mi cuerpo la bata del hospital.

Me visto con todo lo que me trajo él, segundos después entra él a la habitación, nuestras mirada se cruzan por unos cortos segundos, pero no soporto su mirada oscura llena de rabia, clavo la vista en el suelo.

— Vamos—gruñe.

Su voz causa miedo, solo muevo mis pies despacio, todavía duele mi cuerpo mis músculos están entumecidos.

Sus dedos gruesos y callosos rodean mi brazo, mi cuerpo se pone rígido pero su agarre no ejerce ninguna fuerza que cause dolor en este.

Salimos de la habitación durante el trayecto de la salida del hospital mantengo la vista baja, no quiero ver como las personas sienten lastima por mi.

Nos detenemos frente a las puertas metálicas del ascensor, las puertas se abren entro primero que el colocándose en unas de las esquinas de este, recuesto mi cuerpo del frío metal, estoy cansada.

Después que salga de aquí, que sera de mi, no tengo a nadie en este mundo, el sonido del ascensor hace que salga de mis pensamientos, salimos del hospital, un auto negro nos espera fuera del lugar.

Abre la puerta del vehículo, tira de mi brazo y entro al auto, me alejo lo más que me lo permite el espacio del auto.

Recuesto la cabeza del respaldo del asiento.

— Colocarte el cinturón de seguridad —no lo dudo dos segundos en ponerlo.

Pego la vista a la ventanilla del durante el resto del viaje, dejamos atrás la ciudad todo lo que nos rodea es bosque, parecido al que recorrí por hordas r antes de salir huyendo de las manos de Axel.

Reúno las fuerzas necesarias y dejo que salgan las palabras de mis labios.

— ¿Donde me llevas? — susurro, mirándolo a los ojos.

— Te llevo donde nunca debías salir — por sus ojos pasa un brillo de maldad.

Todas las esperanzas que tenia se esfumaron desde que sus palabras llegaron a mis oídos.

Todas las esperanzas que tenia se esfumaron desde que sus palabras llegaron a mis oídos

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