Capítulo 6. Que empiece el juego.

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Permito que sus emociones la envuelvan por unos segundos. La tomo por el brazo levantándola del suelo, se resiste un poco a mi tacto, pero eso no me impide sacarla del sótano y llevarla a mi área de juegos.

Ella continúa suplicando, cada paso que damos tropieza con sus propios pies.

Empujo la puerta para soltarla dentro de la habitación, echo la madera para encerrarnos en mi espacio favorito de este hogar. De inmediato mira a su alrededor.

­—Permíteme salir.

La observo durante unos segundos, analizo su reacción e inclino un poco la cabeza de lado. Ella distrae su vista a mi alrededor, pero nunca coincidimos con la mirada. Ese es el inicio de lo aterrada que se encuentra. Doy un paso cortando la distancia entre ambos y sus ojos me muestra el miedo que me tiene.

—Dame una razón para dejar que te marches, pequeña Maryoreth.

—Yo necesito volver a casa...

Estiro los labios como si su respuesta causa gracia.

—Una valida, no necesito tonterías.

—Quiero irme.

La miro fingiendo sorpresa.

—Hace un tiempo me dijiste que te gustaría irte de casa, ¡alégrate! Se cumplió tu deseo.

Presiona sus labios. Su mirada cae a sus pies y se abraza a sí misma pasa constantemente su mano por su brazo. Alargo mi mano hasta sostener su barbilla entre mi dedo índice y el pulgar.

—¿Qué paso?

Sus labios tiemblan tanto sus ojos, mejillas y nariz poseen un tono rojo. Sus ojos vuelven a cristalizarse.

—Estoy asustada, quiero ir a casa. Si es una broma dímelo por favor.

Su voz se quiebra al finalizar.

—No es una broma pequeña Maryoreth. Esto es la vida real, no hay cámaras ni nadie saldrá diciendo que lo que está pasando es mentira. No crees que vez muchos programas basura o vez muchos de estos videos en YouTube.

Suelta la respiración del todo y muerde sus labios para evitar llorar a mares. Los nervios se apoderan de su cuerpo. Acerco mi rostro a su cara bajo mi agarre a su cuello.

—Seré franco contigo, vas a sufrir en carne propia el infierno que vivo todos los días.

Presiono mis dedos en su garganta cortando el aire poco a poco. Ella sujeta mi muñeca, forcejea contra mi agarre, con sus uñas desgarra la piel de mi brazo, presiono con más fuerza, su rostro se torna bastante rojo casi morado.

Dejo de presionar para no asfixiarla y terminar tan rápido con mi presa. Tose en busca de aire, la tomo por el cabello y la arrastro por el suelo. Sus gritos llenan mis oídos como una dulce melodía que eriza la piel en pleno estasis.

La alzo por mi agarre y la tiro sobre el colchón.

Se irgue y se hecha hacia atrás hasta que se espalda toca la pared, la jalo por el pie y la muy puta me golpea con la otra en la cara. Esto me enoja y a la vez me desorienta durante una milésima de segundo.

—¡Maldita puta!

Tiro de su pie subiéndome sobre su abdomen e Impacto mi puño contra su rostro, rompiendo labio inferior. Perdí el control me dejé envolver por el odio y la rabia.

No supe lo que hacía hasta que sentí su cuerpo laxo debajo. El latido de mi corazón me zumbaba en los oídos y mi respiración llego a ser superficial. Estoy tan agitado tomo una respiración profunda para calmarme.

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