Efímera |Disponible en Amazon|

3. Que empiece el juego

Marcus respondió con un simple "ah..." y regresó la vista al frente donde el profesor explicaba algo respecto a los números y su importancia en la historia que poco me interesaba ¿Por qué maldición le dije que tiene novio cuando no es verdad? Fácil, soy un patético egoísta.

— ¿Con que ya está comprometida? —al salir me abordó Josh que se había sentado detrás de nosotros durante la clase.

—Solo fue una mentira piadosa. Le he hecho un favor.

— ¿A ella o a ti? Si tanto te gusta la chica por qué no simplemente haces algo y dejas de alejar a cada chico que intenta acercarse.

—No es tan fácil como suena.

—Te complicas la vida, Cross —me siguió todo el camino hasta la facultad de leyes y se sentó a mi izquierda sobre el muro que estaba detrás del campo, donde solíamos reunirnos todos a la hora del almuerzo o cualquier otra hora libre.

—Digamos —comencé retóricamente—, que no es tan difícil como dices. ¿Qué se supone que hago? ¿Voy y le digo "oye Val, me gustas, quieres ir por un café"?

—Al menos ya aceptas que te gusta.

—De todas formas, ya lo sabes —me encogí de hombros, restándole importancia.

—Nunca pensé que llegaría el día en el que Harry Cross se convirtiera en un cobarde.

—No es así. Puedo tener a Valeria cuando se me antoje.

"No comiences, Harry" advirtió una voz en mi cabeza, a la que ignoré diligentemente.

—Pruébalo entonces, no creo que ella caiga tan fácil en tus garras.

—Te apuesto que para final de año entraremos tomados de la mano a tu fiesta

"¿Qué diablos estaba haciendo? Cállate, Harry, ¡Maldición!"

—Es una apuesta entonces —anunció Josh sin darme oportunidad de retractarme—. Hoy, 8 de enero del dos mil dieciséis —confirmó la fecha en la pantalla del celular—, debo tenerlo documentado, ya sabes, por si las dudas.

—Joshua...

—No. Muero por ver como Valeria te mandará al diablo en menos de treinta días. ¿Dónde estaba? Así, la "documentación" —hizo las comillas con los dedos y volvió a estar serio—. De aquí a la fecha en enero 8 del próximo año, tú —me señaló con el dedo índice—, debes entrar por la gran puerta de la universidad con Valeria D'Amico de la mano.

— ¿Es enserio?

— ¡Oye! Te estoy dando 365 días ¡Todo un año! ¿Y te quejas?