2. Amigos

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Barnes es un lugar agradable para vivir, ciertamente no es Liverpool, pero lleva consigo el encanto londinense: atracciones que llenan a diario las calles de turistas, buenas escuelas y ese aire colonial futurista. De volver a nacer me gustaría vivir en la misma ciudad, a pocos pasos del Támesis y otros tantos minutos del Olimpic Sound Studios, sólo para pretender con mis amigos que somos los Beatles durante el día y regresar a casa a tiempo para la cena. Sin embargo, aun contando con lugares por ver y escondites que descubrir, la vida que ha sabido ser caprichosa a más no poder desde el origen de los tiempos, se las arregla para convertirse en rutina con el pasar de los años, mostrándose en la más vana de las apariencias y de formas que aún no conseguía comprender. Nos permite elegir nuestra propia usanza, he llegado a pensar que, cuidándose de no ser juzgada, empero, resulta frustrante que incluso al ser arbitrariamente improvisada, se aferra hasta convertirse en lo seguro, obligándome a ser esclavo de expectativas, llevándome a poseer esperanzas sin importarle cuan desechado termine al final del camino.

De traer tales palabras a la vida, han de llevar el nombre de Valeria y cargar esa endemoniada sonrisa que sin mi consentimiento me calentaba no importaba lo frío que fuese el invierno. No fue pasado un mes de su llegada, no, fue la semana que transcurrió luego, que aprendí a admirar sus miradas e hice las paces con la chica extranjera apasionada por el café y las historias. Peter tenía razón, resultaba imposible no pasar un buen rato con ella. Lo sé, fui testigo cada mañana y al caer el sol.

A diferencia del último mes, despertaba con más ánimo en las mañanas sabiendo que, aunque regresaría a casa con nieve en lugares que me reservo a mencionar, lo haría con la más estúpida y satisfactoria de las sonrisas pues mientras esperaba el antojo matutino de Emma, tendría veinte minutos haciendo, de alguna forma, un lugar en el mundo de Valeria donde yo pudiera encajar. Pensándolo bien, supongo que era yo el caprichoso a fin de cuentas. Gastar horas hablando de nada e incoherencias con ella se convirtió en uno de mis pasatiempos favoritos, no frecuentaba otra chica que no fuese Valeria Alessandra D'Amico, y aunque detenerme a pensarlo me conducía a esa demencia que solo conocí con ella, al final del día no me molestaba. Había solo una forma de descubrir con seguridad el qué motivaba en mi Valeria y por qué, y era estando a su lado.

Durante dos días seguidos fui forzado a interrumpir mi nueva rutina, fue entonces cuando descubrí lo dependiente que había crecido en torno a ella. Tres días antes de año nuevo, Erik y Valeria condujeron hasta el centro de Londres, las clases empezarían pronto y como era de esperarse, Erik se instalaría en un apartamento cerca de la universidad y con él, ella también. ¿Por qué no quedarse en los dormitorios del campus? Se preguntarán y he de responderles que, de los cinco, él siempre fue así, independiente. También habitaba el detalle de que, por razones que aún no tenía el privilegio de entender, no confiaba en dejar a Valeria por su cuenta, "desastre con patas" era como solía llamarla. En lo que respecta al resto de los chicos, no creíamos en eso de pasar los próximos cuatro años compartiendo habitación con un extraño ¡Los asesinos están en todas partes! Así que los demás decidieron compartir un apartamento en la misma calle que Erik y Valeria. Yo, en cambio, tenía planeado pasar dos semestres más conduciendo desde casa, transcurrieron muchas estaciones antes de que Emma regresara a casa y algo dentro de mí que no supe cómo llamar, me decía que debía estar presente para cuando el bebé naciera. Después de todo, no todos los días tu hermana mayor llega con el primero de tus sobrinos.

El 31 de diciembre sería la gran fiesta de fin de año en casa de Joshua, uno de nuestros amigos de preparatoria, todos irían para darle la bienvenida al nuevo año, ella también. Era la primera vez que me emocionaba tanto ir a una de las fiestas de Joshua y me llenaba de nervios a la vez. Aquello que los adolescentes llaman mariposas, supongo, revoloteaba dentro de mí en la más escandalosa y desastrosa de las formas posibles.

Efímera |Disponible en Amazon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora