s i e t e.

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Llegaron a casa del menor enseguida. Louis abrió la puerta revelando una casa a oscuras. Le hizo señas a Harry para que pase mientras caminaba en dirección al gran ventanal que estaba a unos pasos. Lo abrió, logrando que la luz del sol se transmitiera también dentro de la habitación. Harry lo seguía sin decir nada, sin saber que hacer. Louis supo que su madre no había llegado de retirar a Lottie del colegio, se supone we ella saldría de trabajar y luego pasaría por ella. Antes, solía ser tarea de Louis, pero su madre había conseguido llegar a un acuerdo con su jefe donde la dejaba trabajar un par de horas menos y el descuento de su salario era casi mínimo. Ella estaba bien con ello y con el hecho de que podría pasar más tiempo con sus hijos que estaban acostumbrados a una casa donde además de la ausencia de un padre, estaba la poca y casi fantasmal presencia de una madre. Louis estaba feliz de que Jay lo notó a tiempo.

—Ven, Hazz. ¿Puedo llamarte Hazz? Te llamaré Hazz.

El rizado detrás de él sonrió, siguiéndolo a lo que parecía la sala, que se encontraba a un lado del recibidor. Louis siguió caminando hasta llegar a la cocina y luego abrió una gran puerta de vidrio que conducía a un pequeño y bonito jardín. Harry miró el espacio embelesado, y quedó encantado por la bonita vista. Louis sonrió, señalando una hamaca de madera, con un respaldar y almohadones blancos colgando de un árbol al fondo del lugar.

—Vamos, es muy cómoda.

Harry no protestó y se sentó a su lado, mientras notaba con ternura el hecho de que los pies de Louis quedaban colgando. Sonrió levemente mientras con su pie, que no se encontraba flexionado, empujaba en el suelo para darle un poco de movimiento al columpio. Louis lo miró en todo momento, tratando de encontrar los ojos de Harry que se encontraban pegados al césped bajo sus pies.

—¿Sigues queriendo hablar, Hazz? Yo comprendo si no quieres contarme —murmuró, acercándose al mayor tentativamente.

—No, Lou, yo sí quiero... quiero decirte. Sólo, tú no tienes que decir nada. No quiero palabras de aliento. Sólo necesito alguien que me escuche, ¿Sabes? No hay muchas personas interesadas en que le pasa al emo de los tatuajes.

Louis habría reído de no ser por la forma ácida en la que aquellas palabras abandonaron la boca de Harry. Antes de que pudiese mencionar algo, Harry ya estaba hablando, aún con su vista clavada en el suelo.

—Mi madre ha perdido su empleo —comienza, tomando una gran bocanada de aire—. Entonces, ella estaba muy nerviosa, y yo no sabía qué hacer, entonces decidí, que quizás buscar un empleo sería lo correcto. Y yo pensé que seria fácil, ni siquiera buscaba un gran empleo, sólo algo con que ayudarla. Bueno, no fue tan fácil como esperaba. No para el chico de lo a tatuajes y mal aspecto. Intenté en un supermercado. Pusieron un cartel diciendo que necesitaban un repositor para las góndolas con urgencia. Bien, apenas me vieron, dijeron que el puesto estaba ocupado —por primera vez alzó la mirada hacia Louis. No parecía herido, parecía furioso—. Luego, seguí intentando. Buscaba en los diarios, y cuando llamaba estaba todo bien. Parecían amables, me ofrecían pequeñas entrevistas. Hasta que me veían y de repente el interés y la urgencia por un empleado se les iba al carajo. ¿Por qué? Porque tengo tatuajes y perforaciones. Porque si tengo mi piel entintada soy una escoria. ¿En qué cabeza cabe? ¿Por qué, Louis? Ni siquiera puedo caminar por la calle en paz. Siempre estala gente señalándome o dándome miradas como si yo fuese inferior. Estoy harto, lo juro. Y siento lo de ésta mañana, ¿Sí? Sólo es que esto estuvo comiéndome la cabeza y yo ya estaba cansando y- tú no me juzgas, Lou, y aprecio mucho eso, y te aprecio mucho a ti, y sobre todo que ahora estás aquí —suspiró, volviendo a mirarlo a los ojos. El ojiazul en ese momento se dio cuenta de la cercanía que compartían, aún así no se alejó. Harry sonrió suavemente—. Escuchándome hablar de idioteces y- sólo, gracias.

do me a favour ☁ stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora