Sala 8

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Todavía me cuesta creer lo que vi en la sala 8. Una vez más, la habitación era una copia de las habitaciones 3 y 6, pero sentado en la silla usualmente vacía estaba yo. Luego de unos segundos de no creerlo, mi mente finalmente aceptó el hecho de que el hombre que estaba sentado en la silla era yo. No alguien que se parecía a mí, era yo David. Caminé más cerca. Tenía que verlo, aunque estaba seguro. Él me miró y entre ojos sollozos me dijo:

-"Por favor... por favor, no lo hagas. Por favor, no me lastimes ".

-" ¿Que?"

Yo pregunté.

-"¿Quién eres? No voy a lastimarte ".

-"Si lo harás..."

Estaba llorando ahora.

-"Me vas a lastimar y no quiero que lo hagas ".

Se sentó en la silla con las piernas hacia arriba y comenzó a mecerse adelante y hacia atrás. Era algo patético de ver, especialmente porque era yo, idéntico a mí en todos los sentidos.

-"Escucha, ¿quien eres?"

Ahora estaba a sólo unos pasos de mi duplicado. Era una experiencia muy rara, estar parado hablando conmigo mismo. No estaba asustado, pero pronto lo estaría.

-"¿Porque-? Estas"

-" Si tú me vas a lastimar me vas a lastimar si intentas irte me vas a lastimar ".

-"¿Por qué dices eso? Sólo cálmate, ¿de acuerdo? Tratemos de resolver esto.

Y entonces lo vi.
El David sentado llevaba la misma ropa que yo, excepto por un pequeño parche rojo en su pecho con el número 9.

-"Si tú me vas a lastimar me vas a lastimar por favor no me lastimes... "

Mis ojos no dejaron de ver el pequeño número en su pecho. Sabía exactamente lo que era. Las primeras puertas eran normales y planas, pero luego se empezaron a hacer mas ambiguas. El 7 fue tallado en una pared, por mis propias manos. El 8 estaba marcado en sangre sobre los cuerpos de mis padres. Pero el 9, este número estaba en una persona, una persona viva. Peor aún estaba en una persona que se veía exactamente como yo.

-"¿David?"

Tuve que preguntar.

-"Si tú me vas a lastimar me vas a lastimar... "

Continuó con sus lamentos. Él era yo, hasta en la voz era igual. Pero es un 9. Camine por la sala unos minutos mientras él seguía sollozando en su silla. La sala no tenía puertas, al igual que la sala 6, la puerta por la que había entrado había desaparecido. Por alguna razón supuse que arañar las paredes no me llevaría ningún lado esta vez. Estudie las paredes y el piso alrededor de la silla, viendo si había algo bajo ella. Desafortunadamente si había. Bajo la silla había un cuchillo. Unido al cuchillo había una nota que decía:

-Para David de la administración...

La sensación de mi estómago mientras leía la nota era algo siniestra. Quería vomitar, y lo último que quería hacer era sacar el cuchillo debajo de la silla. El otro David seguía sollozando desconsoladamente. Mi mente daba vueltas en un ático de preguntas sin respuestas. ¿Quien puso esto aquí y como obtuvieron mi nombre?. Sin mencionar el hecho de que mientras estaba agachado en el piso también estaba sentado en la silla, sollozando en protesta por ser herido por mí mismo. Era demasiado para procesar. La casa y la administración habían estado jugando conmigo todo el tiempo. Mis pensamientos por alguna razón fueron hacia Peter, y si llegó tan lejos. Si lo hizo, ¿conoció a un Peter sollozando en esa misma silla, meciéndose hacia delante y hacia atrás?. Aparte esos pensamientos de mi mente, no importaban. Cogí el cuchillo de debajo de la silla, e inmediatamente el otro David se quedó en silencio.

-"David ", ¿qué crees que estás haciendo?"

Me levanté del piso y cerré mi puño sobre el mango del cuchillo.

-"Tengo que salir de aquí ".

David aún estaba sentado en la silla, aunque ahora estaba muy calmado. Me miró con una pequeña sonrisa. No sabía si se iba a reír o si saltaría a ahorcarme. Lentamente se levantó de la silla y se paró frente a mí. Era raro. Su altura, y su forma de pararse eran iguales a las mías. Sentí el mango de goma del cuchillo en mi mano y lo agarré aún más fuerte. No sé que estaba planeando hacer con él, pero sentía que iba a necesitarlo.

-"Ahora"

Dijo, su voz era más grande que la mía.

-"Te voy a lastimar. Te voy a lastimar y te mantendré aquí ".

No respondí. Sólo salte y lo empuje hacia el piso. Me había sentado sobre él y mire abajo, con el cuchillo listo. El me miro aterrorizado. Era como si me estuviera viendo en un espejo. En ese momento, el zumbido regreso, leve y distante, aunque aún lo sentía dentro de mí. David me miro mientras yo me mire a mi mismo. El zumbido se estaba haciendo más fuerte, y sentí que algo dentro de mí se rompió. En un solo movimiento le enterré el cuchillo en el parche de su pecho y moví el cuchillo desgarrando hacia abajo. La oscuridad cayó en la sala, y yo estaba cayendo.

La Casa Sin FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora