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Ir al partido del Dortmund fue asombroso, pero lo mejor de todo fue llegar a conocer a sus jugadores favoritos. Ahora tiene una camisa de Reus, regalada por él, autografiada por todo el equipo; hubiera muerto ahí mismo, pero había que disfrutar el momento. 

Todavía ese día, domingo a la tarde, no se lo puede creer. Tampoco se puede creer que terminó teniendo una agradable charla con Mario y Erik sobre el mejor lugar para cenar, para que aprovechase su estadía en la ciudad lo mejor posible. No se puede quejar, fue el mejor día de su vida. 

Joshua Kimmich merece un altar en su habitación, solo por haber hecho realidad su mayor deseo. Con todo gusto va a cuantos partidos él quiera, se siente realizada. 

Ya está en München de regreso, y está a solo quince minutos de reunirse con Daniel para conversar y así ayudarle con Elsa. Quedaron de verse en el centro comercial para así no aburrirse tanto y poder fingir buscar algo algún familiar del susodicho, por si su amiga se llegase a enterar. 

Le gusta caminar por la ciudad, aunque no puede recorrerla toda. Al menos el tramo desde su facultad hasta la de Elsa la disfruta, ya que está distribuida de una forma bastante peculiar. Pero para llegar ahí, desde donde se baja del autobús puede caminar un su buen tramo y eso es bueno. En especial porque no quiere parecer que lanza flores y corazones mientras habla, como cuando le contaba Elsa toda su experiencia en los vestidores mientras brincaba de un lado a otro sin caber en su emoción.

Llega al lugar acordado y se sienta en una banca, justo frente a una tienda de chocolates. Mal lugar; mira hacia otro lado evitando ver los chocolates en exhibición, ya se dio el gusto de comer algo dulce el viernes, después no podrá dejar de comerlos. 

—Siento llegar tarde—Dirige su mirada al recién llegado, pero su vista viaja a quien lo acompaña—. Mats también quiso venir, creo que quiere asegurarse de que no me acobarde...

Mats sonríe y niega; él decidió acompañarlo por otra razón, pero es mejor que la chica crea eso. Lo que se hace por los amigos, aunque también estará ayudando a su primo. Dos pájaros de un tiro. 

—¿Les parece comenzar a caminar?—Ziri se levanta en cuanto hace dicha pregunta; aunque se siente cohibida con la presencia del futbolista. Él nota eso, por lo que decide iniciar una conversación cualquiera hasta llegar a lo que fueron—. Daniel me contó que fueron a ver el partido del Dortmund ayer, ¿te divertiste?

Ella se muerde el labio, estuvo a punto de decirlo muy alto.

—Sí—Al final es casi como un susurro, pero con una gran sonrisa. Todavía sigue emocionada, para que negarlo. Se siente como niña en dulcería, aunque más contenta.

—Elsa me dijo que conociste a los jugadores—Daniel sabe que ella adora ese equipo, por eso creyó que no llegaría el martes, estaba preparado por si no llegaba, pero fue una verdadera sorpresa verla ahí usando una camiseta del equipo. 

—Sí.

—¿Cómo?—No es que sea entrometido, pero tiene curiosidad. Que sepa, ella ni Elsa conocen a alguien que haya podido hacer posible eso con el equipo amarillo y negro.

Se muerde el labio, otra vez. Y ve a Hummels, como si él supiera. Aunque no sea el caso y hasta ha hecho que le entre curiosidad.

—Joshua Kimmich—Mats sonríe; él ahí y el centrocampista ya hizo movimiento, habló con ella y no le contó, cuando lo vea lo interrogará. Y sabe que más de alguno se le unirá—. A cambio de ir al partido del martes.

Daniel se sorprende. A ese paso también terminará apoyando al equipo bávaro, sin querer. 

Después de eso, la conversación pasa a otros temas. Hasta llegar a lo que los ha llevado ahí. Aunque se ve algo acobardado por temor a que Elsa lo rechace. Y, además, el temor de equivocarse en lo que hará.

—¿Qué le gusta? Puedes empezar por eso—Mats empieza las sugerencias, ve algo exagerado el miedo extremo que le ha dado a su primo en cuanto ha comenzado a hablar de eso. Muy inseguro de que pueda gustarle, cuando se nota a kilómetros que sí le gusta. 

—Le gustan las margaritas, los lirios y los tulipanes—Ziri comienza dando las tres flores favoritas de Elsa, para que no se vaya a ir por lo común que son las rosas (aunque esas sean sus favoritas, seguidas de los claveles)—. Sí quieres llevarla a una cita, siempre ha querido montar a caballo y hacer un picnic en una colina...no sé que tan posible sea lo segundo. 

—Ahí hay algo que puedes hacer; se ve que ella te aprecia mucho, seguro logras llegar a su corazón mostrando interés en lo que a ella le gusta y en sus intereses—Daniel duda de lo que le dicen, si bien es cierto, siente que no es suficiente. Se pasa la mano por el cabello, pensando en algo más—. Sí quieres algo más a la "antigua", podemos ver chocolates, peluches, escribele una carta o algo como eso. 

Ziri asiente ante las recomendaciones; sabe que Elsa las aceptará solo por venir de Daniel. Podría llevarle un pedazo de carne con un chongo y aún así ella estaría encantada, pero algo especial hará todo más bello.

—Una cena romántica... Hay muchas opciones.

—¿Algo menos cursi...?—pregunta tímido, recibiendo la mirada de ambos. 

Ziri comienza a pensar, aunque sabe que Elsa es una cursi cuando de amor se trata, siempre se puede alejarse un poco de eso. Piensa en otro tipo de actividades y recuerda que dentro de poco habrá una exhibición de arte grecorromano de parte del museo; eso no es cursi y sabe que a ella le encanta el arte clásico o con tendencia a ello.

—En una semana se abre una exhibición temporal en el museo, es arte grecorromano. Puedes llevarla ahí; habrá una estatua prestada de un museo, creo...cuando comenzó a contarme sobre la historia de todo dejé de prestarle tanta atención—explica. Daniel asiente, eso es interesante y provechoso. Aunque, ¿qué tan recomendable es una cita en un museo?

—Después puedes llevarla a comer, algo más "romántico".

Daniel vuelve a asentir, esa última idea se escucha mejor. Aunque sigue dudando un poco.

Mats ve a la chica, quien parece estar deseando que se decida ya. Seguro no imaginaba que sería tan difícil; ahí se ve que la convivencia rutinaria con su primo es muy poca y que lo conoce por ser amigo de su mejor amiga.

—Gracias. Haré lo último que sugirieron.



Lunes. Las clases pasan rápido, siempre es así cuando se trata de tu asignatura favorita. El latín es una lengua hermosa. Y tomará el curso optativo del siguiente año.

Camina a paso lento por la vereda, falta media hora para la acordada con el futbolista. Aunque en esos momentos tiene deseos de irse a dormir, por emocionarse demasiado había olvidado sus actividades para la clase de francés. Porque sí, recibe algunos idiomas como base para lo que se viene. 

Al llegar, busca una mesa sola para sentarse a esperar. Saca su libro, el cual no ha tocado desde el viernes que medio lo sacó para supuestamente leerlo. Los veinte minutos que faltan los pasará leyendo.





Y aquí el quinto. Ya en el siguiente aparece Joshua.

Por cierto, en multimedia está el vídeo que mencioné en el capítulo anterior. Espero sea de su agrado.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Algún comentario?

Gracias por leer

Me Muero por Conocerte || Joshua KimmichHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin