19.- No miento con cosas así.

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Me puse de pie y prendí las luces de la piscina, no estaban en modo automático. Aproveché de cambiarles el modo y volví a sentarme en la orilla. Sentí una mano en mi tobillo y caigo dentro de la piscina, me doy media vuelta y salgo a la superficie quitando el pelo de mi cara.

-Francisca- digo entre dientes y le intento hacer una chinita, pero ella logra escapar- ven, mierda.

La comienzo a perseguir por la piscina, pero me doy cuenta que es en vano y le agarro el pie a la Mayra tirándola al agua, ella se agarra de la orilla gritando como asno, pero la Panchu la agarra del otro pie y cae.

-Maracas culias- grita enojada con todo su maquillaje corrido- este delineador no era anti agua, estúpidas.

-Abran paso perras que voy pasando- gritó la Mika tomando vuelo y tirándose a la piscina.

La Rou bajó por las escaleras con una bandeja con vasos y cada una tomó uno, chocamos los vasos sin importarnos con que cayera al agua y tomamos.

Nos quedamos un buen rato en la piscina, ya estaba completamente oscuro y me estaba dando frío. Salí de la piscina y estrujé mi pelo, me di cuenta que no habíamos traído toallas y cagué.

-¿Las toallas?- pregunté agarrando mis tetas.

-JAAA...- dijo mi amiga Rocío con una sonrisa inocente- están adentro, ya que estás afuera anda a buscarlas.

-¿Dónde están?- me puse mis chalas rápido.

-En tu pieza- me dijo y yo asentí.

Entré importándome un pico mojar dentro de la casa, corrí por la casa soltando un gritito por el frío. Subí las escaleras, me tropecé y me puse a reír. El Edgar apareció por el living y sonrió.

-¿Estay bien?- me preguntó tendiendo su mano y ayudándome a ponerme de pie.

-Sí- me seguía riendo contagiándolo a él.

-¿Cómo conchetumare te caíste?- me preguntó entre risas.

Negué con la cabeza dando a entender que no sabía, no podía hablar por la risa y él tampoco. Sequé una lágrima que cayó por mi cara y volví a subir en busca de las toallas. Las tomé y bajé por las escaleras, encontrándome con la Margarita que iba saliendo.

-¿Te vas?- le pregunté y ella asintió. Se acercó a mí para despedirse con un beso en la mejilla y yo acepté.

-Vivo bastante lejos y no pasan micros después- me miró de arriba abajo y después me miró a la cara- nos vemos, Mía.

-Chao- me despedí y volví a la piscina.

Volví al patio y vi que estaban los chiquillos en la terraza tomando cerveza mientras conversaban. Las chiquillas seguían en el agua tomando no sé qué mierda, pero estaban tomando. Me envolví en la toalla y me senté en una reposadera.

-Mía- me llamó el Edgar. Lo miré y él hizo un gesto con la mano para que fuera a la mesa. Me puse de pie caminando hacia donde estaban ellos, me senté al lado del Bestia y me pasaron una cerveza, negué con la cabeza rechazándola- cuenta cómo te caíste.

Sonreí divertida y mordí mi labio.

-Naikelin, ¿me haces una piscola?- le pedí y él asintió- corrí por la escalera y me tropecé cayendo de poto.

Él Jaime soltó una pequeña risa divertida.

-¿La Margarita ya se fue?- me preguntó el Nico y yo asentí.

-¿Por qué no la fuiste a dejar?- le pregunté y él levantó sus hombros.

-No quiso- me explicó restándole importancia y yo asentí.

-Toma- me pasó el Naiko la piscola y yo recibí el vaso con una sonrisa.

La Mika llegó secando su pelo y tomó un sorbo de la botella del Jaime que estaba en la esquina, él le iba a reprochar su acción, pero sus ojos se desviaron al prominente escote de mi amiga y se quedó en silencio.

-Voy a vestirme- me puse de pie y caminé arrastrando mis pies.

Subí con paja y me quedé frente al espejo de mi pieza. Me saqué la toalla y me fui a buscar ropa interior, me bañaría mañana. Me puse una polera blanca suelta y comencé a buscar unas calzas negras simples.

La puerta se abrió provocando que pegara un brinco por el susto, era el Nico.

-Me asustaste- llevé la mano a mi pecho.

Él miró mis piernas y se dio cuenta que estaba en ropa interior.

-Debí tocar, perdona- se disculpó y suspiró- no te di las gracias, sé que no quieres hablar conmigo, pero de verdad gracias por solucionar la wea por mí.

-De nada- sonreí débilmente.

-¿Por qué hiciste esa wea?

-Porque creí que tenía que hacerlo, me nació.

Saqué las calzas y me senté en la cama para ponerlas. Pensé que el Nico se iría, pero no, se quedó en la pieza. Se sentó a mi lado y cuando subí las calzas, él me agarró de la mejilla obligando a mirarlo y me besó.

No reaccioné al comienzo, pero, a la mierda.

Yo lo amaba y él tomó la iniciativa, no yo.

Él está engañando a su polola, no yo.

Él me está sacando la polera, no yo.

-Nico- susurré deteniéndolo.

Se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se detuvo, se puso de pie y agarró su cara.

-Nico- volví a decir, pero esta vez con pena.

-Te amo por la cresta, te amo, Mía- dijo con desesperación.

-¿Entonces porque estay con la otra?- le pregunté con lágrimas en los ojos, esto me estaba haciendo mierda.

-Porque soy muy aweonao como para darme cuenta de lo que siento antes de hacer las weas.

-¿Me amas?- le pregunté con lágrimas cayendo por mis mejillas y él asintió- no me mientas, Nico, por favor.

-No miento con cosas así.

Editado 1 de Mayo 2018.

Mia [Jaidefinichon GOTH]Where stories live. Discover now