Capítulo 39

1.9K 186 64
                                    

Monika

Joder, no quería volver a la casa de Tate. 

En el momento en que volví de ese lugar, reflexioné algo que creo que sería lo mejor. Me dolería un poco, porque, después de todo, Tate era como un mejor amigo para mi. Se había ganado mi confianza, y...¿Quién rayos se ganaba mi confianza? Casi nadie. Pero había decidido alejarme de él.

Me importaba Dominik. Por fin estaba recuperando todo lo que había perdido. No reconocía a Mary, quería estar conmigo...¿Qué más estaba esperando? ¿Qué mi relación con Tate arruinara todo por lo que sufrí por tanto tiempo? Ni en sueños. 

El problema de todo esto, es que debería ir a buscar el maldito bolso. No había modo de evitar verlo nuevamente...

***Al día siguiente***

Los malditos rayos de sol, me despertaron. Y también los gritos de mi madre. 

 —¡Monikaaaaa! — la oí subir las escaleras —¡Monika! ¡Hay un chico ahí abajo!

Me restregué los ojos, confundida. ¿Otra vez me despiertan así?

—¿Q-qué? —pregunté

—¿Aparte de floja eres sorda? ¡Qué hay un chico ahí abajo! —repitió —¡Además de que te quedan solo diez minutos para irte a la escuela! 

Me quedé mirándola como si estuviese drogada, o algo por el estilo. Hasta que reaccioné a lo que me decía

 Abrí los ojos.

—¿Qué chico? —pregunté asustada

Mi madre rodó los ojos. Ya entiendo mi costumbre.

—¡Tú solo vístete! Le diré que te espere un poco —arrastró los pies hasta la puerta —Apúrate. 

Me advirtió con una última mirada, y se fue. Pero luego volvió segundos después a asomarse por la puerta.

—Estás solicitada ¿Eh? Dos chicos en dos días —comenzó a reírse, pero le lancé una almohada y desapareció, bajando por las escaleras. 

Corrí como nunca al baño, e hice lo de todas las mañanas, pero prácticamente de una forma tan rápida que no me extrañaría que me vertiera la pasta dentífrica en mi cabello, y el shampoo en el cepillo de dientes.

La cosa, es que salí al fin y al cabo, con un total de dos minutos sobrantes para llegar a la escuela.

Genial. 

Bajé casi corriendo, y paré en seco al ver aquel chico ojiazul de pelo negro, mirándome impaciente.

 —Necesito hablar contigo. Es demasiado importante —abrió los ojos como nunca, y me tomó de una muñeca hacia afuera

No me despedí de mi madre, pues no se veía por ningún lado. Cerré la puerta apenas, pues Dominik me llevaba a las rastras.

—¿Q-qué sucede? —pregunté nerviosa

No era normal que fuese a buscarme de mañana.

No respondió y caminó de forma lenta, mientras yo hacía lo mismo a su lado.

—Vamos muy a deshora a la escuela —murmuré casual

No es que me importase mucho, pero el silencio que reinaba era insoportable. Estaba poniéndome nerviosa. De pronto recordé como un relámpago que mi celular se había quedado junto a mi bolso en casa de Tate.

—Santa mierda... —murmuré de nuevo y paré

Dominik paró también, y me miró asustado

—¡¿Qué te pasa?! —preguntó histérico

Me tomé la cabeza

—Ya dime lo que sucede, me estás matando de los nervios —le desvié el tema.

En una de esas, no estaba aquí por el tema del celular. Quizás ni siquiera me había llamado al celular anoche. Después de todo ¿Para qué lo haría?

—Intenté llamarte muchas veces... —me miró serio

A la mierda...

—Pero cuando contestaste...o bueno, CONTESTARON—remarcó esto último —Lo hizo una voz de hombre. Encima arrogante. ¿Quién diablos era ese tipo?

Suspiré 

—Era Tate. Dejé mi bolso allí anoche —solté rápidamente

Torció el gesto, con los ojos azul grisaseo, fijos en mí. Parecía bacilar entre decir o no algo importante.

—Recordé todo. Absolutamente todo. Y mis padres me confirmaron toda esta mierda —suspiró y soltó aquel gesto nervioso

—¿Que quieres decir? —pregunté incrédula

— ¡Qué recuerdo todo, joder, lo acabo de decir! —soltó violento —Tuve ese puto accidente en el avión por ir a seguirte. Llevo meses sin recordar una mierda, hasta hace poco...pero ya recuerdo todo. Todo, incluyendo que estuve hablando por mucho tiempo con esa pelirroja insoportable y drogadicta que estaba en el parque... —se pasó una mano por el cabello

Parecía muy nervioso

Y sus palabras me confirmaban que si era él de nuevo. Sentí como...

Como si...

Joder, volvía a respirar luego de muchos meses. Suena tan cursi...

Sentí los ojos húmedos

— ¿Todo? —pregunté sin creérmelo— Damian, Mary... 

—Si, a todos esos imbéciles —rodó los ojos —Que se jodan

Sin pensarlo, salté a abrazarlo

—Dios mio... te extrañé tanto. ¡Maldita sea! Si tan solo no hubiese viajado sin despedirme no habrían pasado todas estas... malditas cosas... maldita escuela... —estaba desesperada diciendo todo esto en el cuello de Dominik — Creí que me iba a morir de maldita depresión, como esos putos emos de las películas dramáticas...

—Lo sé —habló sobre mi cabello —Siento que por fin puedo decirte lo que te iba a decir ese día en que viajé tras de ti... es raro. O sea, se siente raro —se separó de mi

Me sentí mal por este gesto, excepto a que cuando lo hizo, tomó mis manos, y me miró fijamente

—Monika —arrugó los ojos, como intentando concentrarse —Ay, maldición. Jamás creí que fuera a decirle esto a alguien pero... te amo.

Cerró los ojos de forma muy infantil

Solté una risa

—Dominik no seas imbécil... —me reí de su reacción

Se veía tan adorable con los ojos cerrados. Luego los abrió y se mordió el labio nervioso

—Por fin —suspiré 

Me quedé en silencio mirándolo. Todo este tiempo había sido una mierda, pero ahora todo estaba mejorando.

—Por cierto, ¿Qué carajos hacías anoche en la casa de Tate? —enarcó una ceja

—Ahora recuerdas cada cosa, ¿No es así? —me reí 

Pero él no hizo lo mismo

—Ya. No arruines esto. Me alejaré de él, enserio. Y no hacía nada, solo conversábamos hasta que se puso imbécil y me fui de allí—dí una corta sonrisa

—¿Imbécil? —preguntó muy interesado y con los celos asomándose—¿Qué te hizo?

Rodé los ojos

—Nada. No hizo nada —le tomé del rostro —Olvidemos todo.  

—No. No olvidaré lo que hicimos en el baño el otro día — sonrió —Deberíamos repetirlo pero sin la parte en que me detienes...

—Dominik —le reproché

—Monika... —me responde —Necesito pedirte algo.  

Comeback |Dominik Santorski |P A U S A D A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora