He lied to me

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Volvimos al hotel un par de horas después de haber regresado con Charles, Priscila y las niñas en donde la mayoría de la gente se concentraba. Jugamos un rato en la arena hasta que las tres pequeñas se cansaron y decidieron dormirse, justo cuando yo intentaba enseñarles a como se jugaban las escondidas. Las tres se durmieron en su escondite que no nos costó nada encontrar ya que les dije que debían hacerlo cerca, pero fue muy tierno encontrarlas dormidas en la arena plácidamente.

Eran casi las siete cuando llegamos al hotel, cada uno fue a darse una ducha para encontrarnos en el restaurante de la instalación pero solo llegamos Justin y yo a éste. Los demás avisaron que mejor pedirían servicio a la habitación, ya cuando nos habíamos instalado en la mesa para seis.
Tuvimos que cambiar a una para dos y así no incomodar.

Justin estaba callado, comía tranquilo y miraba de vez en cuando a sus alrededores, pero no decía nada.

—Estás callado—acusé entrecerrando mis ojos.

Volteó a verme poniéndome atención por primera vez en media hora—Estaba pensando y preguntándome ¿Qué haremos ésta noche?—dijo en una completa seriedad que acabó con una pequeña carcajada al ver mi expresión.

—Uh, mejor quédate callado—resople bajando mi mirada a la comida—Eso nunca pasó, será mejor que lo olvides.

Escuché su risita mientras decía—Despertaste al lobo, nena.

Tomé un bocado de la carne que había ordenado y mientras masticaba lo miré fulminante. Cuando le dije que estaba callado solo buscaba una conversación sana, no él invitándome a hacer cosas indebidas. Lo que pasó no volverá a ocurrir, ya no más.

—Tienes veintinueve años ¿no deberías ser ya lo suficientemente maduro?—pregunté retóricamente.

—Recién cumplí los veintinueve—se defendió inútilmente.

Levanté una ceja—Aun así, veintiocho es suficiente para haber madurado—dije y seguí comiendo.

—Soy maduro, pero eso no significa que deba ser serio y actuar como amargado y aburrido todo el tiempo—guiño tomando un trago de su bebida, era un cóctel.

Suspiré cansada—No soy aburrida.

—Yo no dije eso.

—Me lo llevas diciendo cada cinco segundos—le refresqué la memoria un poco, relatándole las veces que lo hizo en las últimas cuarentena y ocho horas, o quizá setenta y dos, el caso es que lo ha hecho varias veces.

—Bien, lo hice—admite y sonríe un poco peinando su cabello hacia atrás—Quiero incentivar la diversión en tu vida.

—Mi vida no es...

Me interrumpió—Te imagino en diez años y me da un poco de tristeza ¿sabes?—arrugó su nariz bajando su mirada, supe que exageraba sus muecas al ver el brillo de diversión en sus ojos—Tu siendo miserablemente triste y depresiva por tener un marido que no te toca ni para abrazarte.

Rodeé los ojos—Eres irritante. Déjame ya con eso.

—No, Amber, pero en serio... Así te imagino—esta vez se estremeció un poco dando énfasis a lo que salía de su boca dejando de lucir divertido, como si de repente se preocupara por eso de manera honesta. Babosadas.

—No cambiaré nada, así que tendrás que acostumbrarte a esa imagen de mi—dije con un encogimiento—Ni entiendo por qué te preocupa.

—¿Aceptas que serás miserablemente triste y depresiva y no te molesta?—preguntó tan incrédulo—Y me preocupa porque fuiste una charlatana la noche del tequila y siento que te conozco mejor que nadie y que tengo la responsabilidad de hacerte mejorar. O quizá puedo hacerte sentir mejor—sugirió meneando sus cejas. Agarré el cubierto con fuerza entrecerrando mis ojos y él lo notó—Bien, eso no.

Avoiding Feelings.  ||Terminada||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt