• CAPÍTULO ÚNICO •

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– Por favor, Jungkook –le decía Jimin– hazlo por mí, ¿sí?

Aquellas palabras se convertían en su perdición cada vez que salían de la boca de su novio, ya que Jungkook jamás podía decirle que no a la linda carita de Jimin.

– Es... peligroso –trató de hacer el último intento para que desistiera aunque en el fondo sabía que no resultaría.

– Si sigues el plan nada fallará.

Y era ahí cuando Jimin lo besaba para que el no pudiera resistirse.

Su relación siempre había sido de esa forma. Desde que eran unos pequeños infantes Jimin había sido capaz de manipular a Jungkook para que este hiciese lo que él quería.

Eran mejores amigos desde que tenían memoria, para Jungkook el pequeño Jimin significaba su mundo entero, protegerlo y estar a su lado era por lo que vivía cada día. Lo amaba, como no. Jungkook consideraba que ellos eran almas gemelas, destinados a estar toda la vida juntos.

El problema del inmenso amor y devoción que Jungkook sentía por el pequeño de mejillas regordetas era que por más peligroso que fuese lo que pedía el era incapaz de decirle que no a su mayor.

Para dar un ejemplo de esto tendríamos que hacer un flashback a cuando Jungkook era un pequeño de siete años profundamente enamorado de un Jimin de ocho. A pesar de que el otro fuera mayor Jungkook siempre fue más grande y macizo, no como Jimin que por el contrario era de baja estatura y bastante flacucho. Así que el sentimiento e protección surgió en Jungkook casi de forma inmediata.

Desde aquellos "inocentes" tiempos Jimin tenía muy claro que palabras decirle a su mejor amigo para que consiguiera lo que él quisiese. Fue así como lo convenció a esa edad de robar un muñeco de acción que tanto anhelaba y había visto en una tienda departamental. Para su suerte nadie los descubrió, pero gracias a eso Jimin no paro de pedirle más y más cosas a Jungkook.

Entonces la lista no terminaba ahí, Jungkook fue el encargado de entregar palizas a niños que le caían mal a Jimin, a pelear con los profesores si el mayor no entregaba las tareas y hasta llego a un punto donde no dejaba que nadie le dijera nada malo a su tan preciado Jimin.

Jungkook siempre decía que era capaz de enfrentarse con cualquier monstruo por Jimin.

Si Jimin tenía un problema en vez de ir corriendo hacia sus padres como un niño de su edad lo haría el se dirigía directo a Jungkook, quien lo acunaba en sus brazos como si se tratara de la pieza de porcelana más frágil del mundo.

Mientras crecían su relación fue cambiando, de ser mejor amigos se convirtieron en novios. Cuando Jungkook cumplió trece años se besaron por primera vez y desde ahí nadie los pudo separar. Todo el mundo que los conocía tenía bastante claro que Jungkook era de Jimin y Jimin era de Jungkook, no había espacio para terceros ni nada.

Pero no se equivoquen. Jimin no solo quería a Jungkook por la devoción que le demostraba con sus acciones, aunque este primero se aprovechase bastante de eso. Jimin estaba completamente enamorado de Jungkook desde que lo conoció, tanto así que lo quería solamente para el.

Y empezaron los celos. A pesar de que no compartieran mucho con otras personas, en el momento que pasaba las peleas se hacían presentes. Ambos se reclamaban frente a cualquiera, dejaban bastante claro que se pertenecían el uno al otro.

¿Una relación sana?, para nada.

Pero a ellos les funcionaba así. Cuando era hora de reconciliarse la pasión afloraba entre ambos como si fuese fuego. Se amaban y lo demostraban entregándose de la forma más completa que ellos tenían.

Chocolate ✧ Kookmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora