Se parece a ti

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Era tarde por la noche y el pelinegro seguía detrás de aquel escritorio revisando papeles y datos de la empresa, esa sería otra de sus tantas noches de trabajo, pero esta noche su mente no estaba concentrada en lo que tenía que hacer

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Era tarde por la noche y el pelinegro seguía detrás de aquel escritorio revisando papeles y datos de la empresa, esa sería otra de sus tantas noches de trabajo, pero esta noche su mente no estaba concentrada en lo que tenía que hacer. Sus azules ojos volvieron a centrarse en aquella foto que descansaba, en aquel marco de plata, en el lado derecho del escritorio, y su mente volvió a perderse.

"Estaba concentrado terminando de revisar un contrato, cuando sintió una fuerte mirada sobre él. Levanto la vista, sobre el delgado marco de sus lentes, y una sonrisa comenzó a formarse en sus labios ante aquella sensual visión.

El largo cabello negro caía, por los hombros y la espalda de esa mujer, en una cascada de rulos, remarcando las curvas de aquel cuerpo perfecto, que solo era cubierto por un delicado conjunto de encaje en color violeta. El pelinegro tragó duro y sus ojos recorrieron esas piernas que estaban enfundadas en unas finas medias, también violetas, hasta la mitad de los muslos, pasaron por su sexo cubierto con un culotte que calzaba sobre esas tentadoras caderas como una segunda piel, los orbes azules continuaron su camino por ese plano vientre hasta llegar a esos turgentes senos semi-escondidos bajo la delicada tela del sostén, que solo realzaba los níveos y redondos pechos. El plateado colgante en forma de mariposa le anunció el inicio de aquel esbelto cuello, que él adoraba recorrer y marcar con besos, y termino en ese rostro perfecto, que lucía aún más hermoso con las mejillas sonrojadas. Ahí el amor de su vida hermosa y sensual.

Se levantó e inclino un poco la cabeza para verla mejor, dejo los lentes sobre los papeles, que leía hacia un momento, y se remojo los labios con la punta de la lengua antes de ponerse de pie, rodear el escritorio y dar unos pasos hacia aquella visión. Sus azules ojos se encontraron con aquellos increíbles ojos violetas, y una sonrisa de lado se formó en sus labios al notar que ella se mordió su labio inferior antes de esbozar una sonrisa.

―¿Qué hace una cosita sexi como tú aquí? ―dijo mientras volvía a pasear su mirada, cargada de deseo, por ese escultural cuerpo.

Esas mejillas volvieron a ponerse rojas y en cuanto ella abrió un poco la boca para responder, él avanzó apoderándose de aquellos rosados y tentadores labios, que rápidamente respondieron al intenso beso del pelinegro. Con su brazo derecho la sujetó por la cintura y la pegó lo más que pudo a su cuerpo, y al instante su mano izquierda estaba sobre la nuca de la mujer haciendo más profundo y urgente el beso. Se separaron un momento, porque sus pulmones ardían pidiendo oxígeno. Sus ojos nuevamente se encontraron, el deseo de cada uno se reflejaba en ellos, y eso termino de desatar la pasión.

La camisa del pelinegro no tardo nada en volar por el aire, sus labios, y manos, comenzaron a recorrer ese cuerpo, que ya había marcado como suyo en más de una ocasión, y que ahora estaba atrapado entre la pared y su excitado cuerpo. Las manos de la mujer recorrieron su espalda marcándola con las uñas a su pasó y arrancando así un gemido al pelinegro.

El Mago y la AmatistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora