Capítulo 6 - "Can't Stop the Feeling"

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Enero, 2010

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Enero, 2010

"Tiene una nueva solicitud de amistad"

Reviso la nueva notificación de Facebook que acaba de llegar a mi teléfono mientras hago malabares para sostener mi maleta y mi mochila con la otra mano. Acabo de llegar de visitar a mi familia en la capital y decir que estoy más muerta que viva seria de lo más acertado en este momento. Después de casi 12 horas de viaje en auto aquello que denominaba "mi trasero" ahora no era más que un recuerdo, así como la sensación de poder caminar libremente sin que me dolieran las rodillas y la espalda.

Entro a mi edificio arrastrando mi maleta mientras la aplicación abre y me muestra la supuesta nueva solicitud, pero mi teléfono es tan viejo que para cuando estoy terminando de subir el primer tramo de escaleras es que me deja ver de quien se trata. Apenas he visto el primer nombre cuando ya mi corazón empieza a aletear estúpidamente, me detengo mirando fijamente la pantalla de mi teléfono y prácticamente olvido lo que estaba haciendo hace cinco segundos.

"Lucas acaba de enviarme una solicitud de amistad en Facebook." Repite mi cabeza, como una niña de cinco años cantando la misma letanía una y otra vez dando saltitos y aplaudiendo cada tanto.

Sigo aún procesando la información mientras que mi hermano menor pasa a mi lado empujándome, puesto que sigo atravesada a mitad del pasillo impidiendo el paso a cualquier que necesite bajar o subir las escaleras. Tomo aire de una bocanada y me obligo a relajarme, es solo una solicitud de amistad ¿Qué podría salir mal? No es como que me la pasara conectada todo el día a la computadora revisando mis redes sociales, y tampoco es como que me la viviera pegada a mi teléfono celular. O sea, si lo hacía, pero era más porque siempre estaba escuchando música que por otra cosa.

No lo pienso dos veces y termino dando en el botón de aceptar al mismo tiempo que vuelvo a tomar mi maleta y termino de subir los otros dos tramos de escaleras. Llego a casa y lo primero que hago es tirar mis cosas a un lado de la puerta junto con los zapatos que me saco de un puntapié para luego lanzarme de lleno a mi nuevo colchón. Mi padre me lo había comprado antes de irnos de viaje gracias a que el antiguo creo una extraña forma cóncava en todo el medio que casi me hace terminar paralitica; de más estaba decir que este nuevo colcho, mucho más grueso que el anterior y con alguna rara tecnología para la mejora del sueño, era casi la gloria.

Cerré los ojos totalmente dispuesta a quedarme dormida y dejar para después lo que sea que tuviera que sacar y ordenas de mi maleta, cuando mi teléfono volvió a sonar en el bolsillo de mi pantalón. Gruño molesta por la interrupción a mis planes de sueño y con un ojo abierto y el otro cerrado reviso por lo que sea que haya sonado el teléfono, lo que resulta ser un mensaje privado en mi cuenta de Facebook.

-Juro que si eres tú, Cora, voy a llamarte y voy a mandarte al diablo. –murmuro. Solo que no era Coraline.

Lucas Baumman:

Someone's SomeoneDär berättelser lever. Upptäck nu