El corazón me latía con rapidez, mostrándome cada vez más lo que ella me hacía sentir. Podía sentir como me observaba y mostraba aquella bonita sonrisa que ella tenía. Aún se mantenía acariciando mi mejilla con tranquilidad, intentando lo máximo posible relajarme, cosa que realmente le agradecía. Sus manos se apoyaron sobre mis hombros y abrí los ojos al sentir como acariciaba mi cuerpo. Me miraba con una sonrisa que dejaba sus ojos entrecerrados, de una manera verdaderamente adorable, algo que nunca quería dejar de ver.

—Ahora que estamos juntos, nunca me gustaría separarme de ti, ¿por qué tenemos que vivir en distintos lugares? —Preguntó con tristeza en su voz. Me senté a su lado dejándome llevar por la tranquilidad que emanaba.

—Quizás es una prueba del mundo para que seamos fuertes y veamos que todo es posible —intenté bromear. Haeri apoyó su cabeza en mi hombro sobresaltando a mi corazón una vez más.

—Pues este mundo podría haberse buscado a otras personas para molestarlas —mostró un gran disgusto con el mundo. Suspiró para después acomodarse más sobre mi hombro. Apoyé mi mano sobre su muslo desnudo provocando que se alertara por un momento—. Jimin yo te quiero demasiado como para que estés tan lejos de mí, es tan duro ver parejas por la calle, siempre me hacen pensar en lo bien que estaría poder estar juntos como ellos, cada día compartiendo nuevos momentos...

Apreté con delicadeza su muslo haciendo que su voz se apagara—. A mi me pasa igual Haeri pero, tampoco creo que seamos una pareja mala, hemos creado nuestros momentos juntos de otra manera pero, lo hemos hecho —traté de convencerla. Levantó la cabeza para mirarme a los ojos provocando que mi corazón latiera de nuevo con rapidez, acabaría con un infarto si seguía de esa manera—. Hemos reído, llorado, contado nuestras historias, contado chistes y cosas absurdas, ¡incluso hemos visto películas juntos! Quizás no hemos estado físicamente haciendo esas cosas pero, hemos intentado siempre que sea lo más realista posible —sentí como sus ojos se humedecían por lo que aparté la vista ya que no soportaba verla llorar—. Y aunque deseaba vivir contigo todos esos momentos en la vida real, me conformaba con poder verte y oírte, con eso me conformaba.

Ella me rodeó con sus brazos sin previo aviso apoyando su cabeza sobre mi hombro para después comenzar a sollozar. Rodeé su pequeño cuerpo con los míos mientras acariciaba su espalda. La entendía, entendía como se sentía pero creía necesario hacerle ver que habíamos creado recuerdos importantes aunque fueran a través de una pantalla. Besé una de sus mejillas con suavidad mientras dejaba que sacara todo eso que llevaba en su interior.

A medida que pasaba el tiempo y más le decía las cosas en persona, más a gusto estaba a su lado apartando esa timidez del camino. Apoyé mi cabeza con la suya mientras continuaba acariciando su espalda con tranquilidad. Su llanto había cesado y estaba contento por ello, quería que dejara de llorar.

Levantó su cabeza de mi hombro. Sus ojos estaban rojos y algunas lágrimas recorrían sus mejillas. Las limpié con delicadeza mientras ella intentaba relajar su mente por completo. Le dediqué una pequeña sonrisa haciendo que ella apartara la mirada algo tímida. Tomé sus manos quedándome sorprendido de todo ese contacto corporal que ahora estaba empleando. Ella respiró hondo y me miró a los ojos.

—Eres un maldito amor Jiminie —bromeó provocando que una carcajada saliera de mí. Plantó un beso fugaz sobre mis labios dejándome sin palabras y provocando que mi risa parara al instante—. Todo eso que has dicho es tan sincero que, me hizo llorar, me has abierto los oppa —sonreí ante sus palabras con el corazón desbocado al oír esas palabras. Con los ojos como los tenía y su fleco despeinado después de estar apoyada en mi hombro parecía una pequeña niña que terminaba a penas su berrinche.

—Ahora es el momento de que hagamos muchos recuerdos en persona —admití provocando una sonrisa en ambos. Acercó su rostro al mío y sabía lo que me esperaba.

—Eso me parece genial —susurró por la cercanía y sentí como mi cuerpo se estremecía por su tono de voz. Estaba siendo algo malpensado.

Junté nuestras frentes suavemente mientras Haeri acariciaba mis nudillos con sus dedos, acto que me resultaba realmente adorable. Acerqué mucho más mi rostro al suyo eliminando cualquier poco espacio vital que quedara. Provoqué que nuestros labios volvieran a rozarse como hace unas horas. Esta vez el beso se sentía más cariñoso que el primero, menos tímido y mucho más sincero. Pude notar lo suaves y pequeños que eran sus labios —cosa que a causa de los nervios a penas pude notarlo—, lo genial que se sentía tenerlos solo para mí. Todo transcurrió con tranquilidad terminando con nuestras frentes juntas como al principio.

—Te amo Haeri y por nada del mundo voy a permitir que nos separemos.

Sonrió de la manera más sincera que pudo haberlo hecho y me sentí afortunado de poder presenciarla. Nunca quería que se acabara ese pequeño momento tan íntimo que estábamos teniendo. Detrás de una pantalla era imposible sentir algo parecido a lo que estábamos viviendo en ese preciso instante, nuestros cuerpos juntos y respiraciones mezcladas. Si ya me estaba volviendo loco solo con un beso, ni me quería imaginar como estaría cuando esto avanzara más allá de besos.

—¡Haeri! —Exclamó el padre de ella rompiendo aquel pequeño momento que teníamos. Su madre había llegado.

Suspiramos al ver que nuestro momento había acabo. Bajamos las escaleras aunque queríamos intentar desobedecer a la llamada. La figura de su madre se encontraba al final de las escaleras y estaba como la recordaba. Haeri era la viva imagen de su madre, podía decir con exactitud que ellas eran como una copia con diferentes edades.

—¡Jimin! Vaya, estás mucho más mayor de lo que recuerdo —me medio halagó al verme. Extendió sus brazos para darme un gran abrazo familiar. Me sentía aceptado, cosa que me hacía eternamente feliz—, aparte de guapo —sonreí ante ese comentario casi sonrojándome. No estaba acostumbrado a esas cosas.

—Muchas gracias —fue lo único que conseguí decir provocando una ligera sonrisa por su parte. Miró a su hija para después volver a mirarme a mí.

—Jimin, creo que Haeri tiene algo que decirte —añadió confundiéndome por un momento. Espera, era yo el que tenía que decirle algo a ella. Pensé en varias cosas mientras ella jugueteaba con sus manos provocando que la espera fuera mayor.

Ahora que lo pienso, en aquel sobre solo había un billete de ida para ambos.

Distance ↣ JiminWhere stories live. Discover now