04

941 114 16
                                    

Me invitaron a comer, cosa que acepté ya que había estado sin comer desde que había salido de mi casa por lo que empezaba a tener hambre y me parecía fatal pedir comida sin más. Merendamos los tres juntos ya que aún quedaban dos horas para que la madre de Haeri saliera del trabajo. Compartimos muchas conversaciones juntos sobre todo tipo de conversaciones, aunque el tema central era la familia.

Después de merendar, el padre de Haeri comentó que iría a hacer unas compras para la reforma de la habitación sobrante y que después iría a buscar al trabajo a su madre. Subimos a la habitación de Haeri para poder empezar a emplear el tiempo juntos. Había una gran lista de cosas que teníamos planeada hacer cuando nos viéramos y, eso era lo que íbamos a hacer. Estaba ansioso de poder realizar todo eso que estaba deseando realizar, me sentía como un niño con su juguete nuevo.

—¿Cuánto tiempo te quedas? —Preguntó bastante interesada mientras se sentaba en el borde de su cama. Me quedé de pie en frente de ella, no sabía muy bien que hacer.

—Tres días —respondí haciendo que su cara se entristeciera. Habíamos quedado su padre y yo en que le contaríamos cuando llegara su madre sobre lo de que se vendría a Busan a pasar gran parte de las vacaciones.

—Entonces tendremos que aprovechar bien el tiempo —intentó decir con algo de positivismo en su voz. Se levantó de la cama acercándose hasta mí—. ¿Por qué cosa quieres empezar? —Preguntó emocionada pensando en aquello que siempre habíamos hablado. La mirada le brillaba y sentía que eso era gracias a mí desbocando mi corazón.

No podía creerme aún que la tenía delante de mí, parecía un sueño del que pronto despertaría. Aunque siempre la veía a través de videollamadas, estaba mucho más guapa en persona. Su cabello más largo de lo que aparentaba se mantenía como una cascada castaña aunque casi negra. Sus ojos del mismo color estaban ocultos debajo de unas lentillas verdes que hacían una mirada bastante más profunda de la que solía tener. Había peinado un poco el moño que llevaba en la cabeza dejando su flequillo cuadrado perfectamente peinado. Sus labios pequeños, finos y rosados que dibujaban una pequeña sonrisa en ese momento eran los que recordaba, los que siempre había deseado besar.

—No dejas de mirarme los labios —comentó divertida despertándome del sueño en el que estaba. Y era cierto, me había pillado con las manos en la masa. Me avergoncé por un instante hasta que sentí su risa—. Yo también quiero besarte si es eso lo que piensas... —admitió provocando que el corazón me latiera. ¿Por qué me hacía sentir de esa manera? Era totalmente difícil actuar de la misma manera que lo hacía por videollamada porque la timidez me recorría.

Me sentía extrañamente tímido a su lado. Yo era algo tímido con las mujeres pero, no sé que me pasaba con ella ya que nunca había actuado así aparte de que bueno, era mi novia. No me gustaba estar así porque, joder, realmente quería besarla y no lo había intentado desde que llegué. Quizás mi subconsciente me decía que no debía, que teníamos que pasar un momento de "comodidad común" —por llamarlo de alguna manera— pero, es que en ningún momento ni siquiera había intentado el roce corporal, algo que deseaba desde hace años.

—Y-yo, estoy algo nervioso y tímido, no sé, puede ser que me esté volviendo loco, sí, quizás sea eso —comencé a decir agitando las manos más de lo normal. Mis nervios se relajaron al escuchar su risa mientras agarraba mis manos con suavidad y tranquilidad.

—Te comprendo Jimin, relájate cariño —soltó sin tapujos aquella bonita manera de llamarme. Pude sentir que con ese cariño me había hecho feliz para toda la vida.

—¡Eso es lo que debería hacer! —Casi grité haciendo que riera una vez más. Negó con la cabeza divertida.

—Yo también estoy nerviosa y algo tímida de tenerte, muy pocas veces hemos tenido tiempo juntos para disfrutarlo pero, igualmente eres mi novio, eso es lo único que puedo pensar ahora mismo —dijo acariciando con sus dedos mis mejillas tranquilizándome. Cerré los ojos para sentir más su delicado tacto.

Distance ↣ JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora