CAPÍTULO 11-.

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— Peter, ¿Estás bien? — Pregunta cuidadosamente Trevor sentándose junto a mí.

— No, soy capaz de hacer cosas que las personas como tú no pueden, soy un puto bicho raro, no soy normal, Trevor no soy... — Las palabras se me entrecortan y las lágrimas no paran de caer.

Entonces Trevor me interrumpe y me pasa un brazo por los hombros.

— ¿No eres qué? ¿Normal? ¿Aburridamente normal? Peter, me da igual todo lo raro que seas, que sepas que aquí me tienes y que veas lo que veas y por todas las alucinaciones que tengas no voy a dejar de ser tu amigo, al menos tú te has convertido en mi mejor amigo aquí.

— Tú nunca dejarás de ser mi mejor amigo Trevor — Digo esbozando una sonrisa mientras las lágrimas me caen por la cara hasta llegar a la barbilla.

Nos quedamos un rato callados, agradezco el silencio pero mucho más el apoyo y todo lo que está haciendo Trevor por mí. De pronto Trevor se endereza.

— Peter, ¿Oyes eso?.

La verdad es que con todo esto se me han quedado los oídos algo taponados, trago saliva un par de veces hasta que se me destaponan y me quedo muy atento hasta que capto el minúsculo ruido del que habla.

— Eso es... ¡Es agua! — Exclamo levantándome de un salto.

— Eso pensaba, vamos a ver si es verdad — Dice Trevor disponiéndose a andar.

Lo sigo quitándome con el bajo de la camiseta la humedad que cubre mi cara.

Vamos entre los árboles siguiendo el sonido del agua, la vegetación va cesando, los árboles pasan a ser arbustos y los arbustos a ser... ¿Arena?

No es una alucinación, es arena de verdad.

Me quito las deportivas y dejo que la arena acaricie mis pies, está fresca ya que la sombra de los altos árboles incide directamente sobre ella. Me agacho, cojo arena con las manos y dejo que se me escurra entre los dedos, es muy gratificante.

Miro hacia arriba y lo veo, es una playa, una playa totalmente virgen y desierta. Me quedo en shock, giro la cabeza y miro a Trevor, se ha quedado muy rígido y con los ojos como platos.

— ¿Peter?.

— ¿Si Trevor?

— ¡Acabamos de descubrir una jodida playa para nosotros solos!.

Trevor se va andando y toca la arena de la orilla.

Una figura animal aparece a pocos metros de mí y me tenso, es el lobo que me llevó a la tumba de la chica del campus. Está encima de una roca con posición erguida y dominante, mis nervios crecen por segundos.

Veo como mueve la boca y agudizo el oído para poder oír lo que dice. No es un sonido gutural ni animal como la otra vez, se le entiende perfectamente. Tiene voz femenina, una voz que he oído antes, la voz de mi madre.

Presto atención, toda la tensión se desvanece y disfruto de su voz, se acerca un poco más y se detiene a pocos centímetros de mí.

— Disfrútalo Peter — Esas simples palabras, esas simples pero increíbles palabras.

Veo como poco a poco va desapareciendo, no es como aquel día que se quemó delante de mí, es más como si se estuviese desvaneciendo.

En esta ocasión no siento angustia por que se vaya si no todo lo contrario, estoy sonriendo inconscientemente, esas palabras me llenan de arriba abajo, esas palabras tan insignificantes ya haya sido una alucinación o no es lo que necesitaba ahora mismo, mi mente aún sigue recordando su timbre, su precioso timbre de voz y en estos instantes siento la sensación de poder vivir aferradas para siempre a ellas.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora