Parte # 1/3

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Despertó abruptamente, apenas podía abrir los ojos, la luz era ofuscante, intensa, los mantuvo cerrados, se dió cuenta de que no reconocía dónde se encontraba, al intentar moverse advirtió que su cabeza, al igual que su cintura y todas sus extremidades estaban sujetas con correas a lo que parecía ser una camilla de metal.
Su respiración se aceleró súbitamente y brotaron las preguntas: ¿Dónde estaba? ¿qué había pasado? El que iba de vuelta a su casa después de una salida con amigas era su último recuerdo.
El corazón le palpitaba violentamente, una vez que sus ojos adoptaron un poco mas la luminosidad, empezó a analizar presurosamente la habitación en la que había despertado.
  - ¿Hay alguien? - Preguntó - ¿Por qué estoy aquí? - Repuso en un grito desesperado.
Debido a la posición en la que se encontraba (pues aquella camilla tenía reclinada la parte superior de la cintura) sólo pudo distinguir tres de las paredes y el techo, todas cubiertas por lo que parecía ser paneles de algún metal sucio, viejo y ensarrado. La habitación estaba oscura, ya que esa lámpara solo lograba iluminar el lugar donde Helen se hallaba.
Frente a ella empezó a desplegarse una puerta y una persona se adentró empujando un carrito.
  - ¿Quién eres tú? - Dijo con voz temblorosa.
No respondió.
  - ¿Por qué estoy aqui?- Preguntó soltando las primeras lágrimas.
Cuando aquel ser se dio la vuelta llevaba puesta una máscara de gas, las inhalaciones y exhalaciones de ésta no hacían mas que sumarle tensión al ambiente, a pesar de que vestía una bata muy sucia pudo deducir por su complexión que se traba de un hombre, él volvió al carrito, hurtó unas cosas y se dirigió nuevamente a ella, levantó los brazos para mostrarle una pizarra blanca, en ella estaba escrito:
"ES HORA DE EMPEZAR CON LA PRIMERA FASE"
  - ¿Primera fase?¿Qué me vas a hacer?
El hombre la ignoró y se enfocó nuevamemte en el carrito.
Mientras las palpitaciones aceleraban y los pulmones casi se ahogaban por las torpes y irregulares respiraciones, Helen se preguntaba cuál era el fin de éste secuestro ¿Sería otra víctima del tan famoso tráfico de órganos?¿O a caso había caído en las manos de algún psicópata?¿Asesino serial?¿Alguna venganza sin sentido?... ¿Lo conocía?
  - ¿Me vas a matar?
Un pensamiento respondió aquella pregunta: "de seguro sí la mataría, pero primero se iba a divertir".
  - ¡¿Por qué no respondes?!- Rompió en llanto.
Se dirigió nuevamente a ella, se acercó con pasos agigantados por el lado izquierdo  de Helen con una jeringa en la  mano derecha la cual poseía una aguja considerablemente larga  y casi imperceptible por su finura. Dentro de ella se apreciaba un líquido azul verdoso. Aquella tétrica y estrepitosa máscara se aproximó vorazmente hasta quedar a poca distancia del rostro de Helen.
Aturtida y asustada por el acto gritó y sus sollozos se hicieron mas intensos. Se le quedo mirando unos segundos. Con el índice y el pulgar de la mano que tenía libre estiró la piel cerca del ojo izquierdo hasta dejarlo bien abierto.
  - ¡No!- Clamó ella.
El no poder moverse la frustró más. Lentamente perforó la córnea introduciendo aquel líquido, por la espesura del mismo pudo sentir cómo se adentraba y viajaba a través de todo el órgano ocular para perderse en su cuerpo. El dolor agudo, punzante e intenso hizo que se dañara  la garganta por los gritos y súplicas.
Aquel hombre se retiró de la habitación tan silencioso como entró.
El ojo le empezó a arder, cada vez más, hasta llegar al punto de que, alrededor de dos horas (tal vez más) el ardor mantuvo cerrado el párpado con fuerza.
No tenía percepción del tiempo pues al no haber ninguna ventana no podía distingir el paso de éste, para ella fueron incontables horas e interminables minutos de aprensión. ¿Cómo podría escapar si no podía mover ni un centímetro de su cuerpo? Examinó y analizó cada una de las opciones, tal vez habría sido el miedo, la desesperación, el nerviosismo o la preocupación porque aquel ser vuelva a abrir la puerta lo que impidió que pudiera encontrar alguna solución al afectar su concentración. Tenía que pensar en algo... ¿qué podía hacer?
Ideó algo rápidamente, cuando el hombre de la máscara de gas volviera, observaría todo lo que se vería al otro lado de la puerta, si se escuchaba algo o alguien, debía saber si actuaba solo o si había más personas implicadas. ¿Por qué le hacía todo ésto?¿Acaso era por dinero?¿Estarían amenazando a su familia en ese momento? Pero Helen no poseía un nivel económico del cual presumir... entonces...
  - ¿Por qué?
Incontables horas después, sin poder conciliar el sueño, la puerta empezó a desplegarse. Ella abrió el ojo derecho lo más que pudo, pues el izquierdo le seguía ardiendo y lo mantenía cerrado.
Una vez abierta, mientras el hombre entraba empujando de nuevo el mismo carrito, puso total atención en la estrecha abertura.
Una pared de concreto era lo que había al otro lado, con un poco de luz que venía del lado izquierdo, parecía ser un pasillo. Y se cerró.
  - ¿Es acaso dinero lo que quieres?
El hombre de la máscara de gas se limitó a levantar una vez más la pizarra.
"ES TU TERCERA SEMANA DE GESTACIÓN, HORA DE LA SEGUNDA FASE"
  - ¿Qué fa...?- Soltó una lágrima- ¿Sabes que estoy embarazada?

Heartbreak Hotel - HEIDI FEEK

(Las canciones que aparecerán al final de cada parte son las que elegí para cada una de ellas, espero que les haya gustado y se animen a leer las siguientes partes)

Séptima FaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora