×2×

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— Nada... Solo me siento algo desanimado. Gracias, de todos modos — y ahí estaba, esa sonrisa que el tanto odiaba.
— De nada. — si las palabras fueran cuchillos, el pequeño ya habría salido herido.

El día había sido igual de aburrido que el de ayer, y el anterior, y anterior al interior. En resumen, todo seguía igual . Por parte de Hinata, se veía normal, ni rastros que antes de entrar a la escuela, se encontraba hecho un mar de lágrimas. “Que falso es”. Caminó hacia el gimnasio al terminar la jornada de clases, encontrado a sus senpais y compañeros
— Kageyama-kun! — se volteó, dándose cuenta como Yachi se acercaba a el — Que bien que viniste!... Sabes... Hubo un percance con los uniformes y.. Necesito tus tallas... — murmura algo sonrojada, sintiéndose intimidada por la estatura de el pelinegro
— Bien. — le da las tallas a la pequeña, dirigiéndose hacia una esquina, dejando sus cosas y botella con agua
— Buenos días, Kageyama — murmura el rubio de lentes — Te ves lamentable, como todos los días — y sonriendo hacia que su día fuese más normal
— Bien, chicos hoy.... — la charlas de el entrador Ukai hacía aún más normal su día, sus compañeros hacían su día normal, la escuela hacia su día normal. Todo era tan normal, que comenzaba a ser tan aburrido.

Después de la práctica, el pelinegro se abrigó lo que más pudo, ya que, la intemperie estaba congelada
— Hasta mañana a todos! No olviden lo que hablamos! — exclama Suga-san mientras cerraba el gimnasio. Kageyama solo asintió y se alejó de sus compañeros, queriendo llegar rápido a su casa, pero su deseo fue interrumpido por un chico. Este chico, estaba con una tonta bicicleta y vestido como si fuera verano

— Tu de nuevo?. — pregunta el pelinegro, sintiendo frío de tan solo ver al pequeño — A que has venido? — se acerca unos pasos, pudiendo notar que este temblaba
— He venido a agradecerte.
— Agradecerme? Estás loco, estás todo congelado, ya vete.
— No hasta que diga lo que quiero.
— Pues ya, suéltalo
— Gracias por preocuparte hoy... Nadie se había dado el tiempo de preguntar... Mucho menos detenerte... Gracias, Kageyama-kun.

No sabes nada, absolutamente nada.Where stories live. Discover now