Dejando todo atrás.

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Desperté por culpa de un olor fuerte a mariguana, abrí los ojos y vi como el Bestia conducía mientras fumaba uno de sus cigarros, el Edgar estaba apoyado en la ventana mirando a la carretera recibiéndole el cigarro a Bestia, quien empezaba a toser para luego reírse ¿De qué? Ni idea. Mire hacia atrás para ver de donde provenían los ronquidos, en el asiento de más atrás venia el Jaime durmiendo, me quise pasar al asiento de atrás con unas ganas inmensas de golpearlo, sentía un enojo tan grande pero me toman de la pierna evitando moverme.

-Viejo...Después arreglan sus problemas...- lo mire, tenía una mirada triste y unas ojeras muy marcadas, el Edgar se veía destruido, me ofreció una botella con agua y yo me la tome al seco.

-¿Qué paso? ¿Dónde estamos?.- pregunte mientras dejaba la botella vació a un lado para mirar a mis amigos, el Edgar me miro triste para mirar de nuevo a la carretera.

-¿Qué es lo último que recuerdas?.- el Bestia me dijo con una voz grave mirándome a través del espejo retrovisor.

-Los terroristas iban atacarnos pero el Peshoh...¡El Peshoh!-dije casi en un grito.

-Esta muerto...El...Nos dio tiempo para poder escapar.- decía volviendo a mirar la carretera.

-El Naiko se fue con ellos entonces...-mire a la carretera pensativo.

-Ojala le dé un entierro digno al Yelo...-decía el Edgar muy cabizbajo. En ese momento recuerdos venían a mi mente, como Rodrigo lo mato a sangre fría.

-Vida de mierda.- suspire.

-seeh- dijeron al mismo tiempo.

-Ya llevamos toda la noche viajando, descansemos una hora y luego seguimos, falta poco..- dijo el Bestia mientras detenida el vehículo a la orilla de la carretera, me baje sin esperar a nadie, ya no había nieve, pero el cielo estaba nublado y la carretera desierta.

Cerca de donde estábamos había un árbol grande así que me fui acostar a los pies de este, quería descansar un poco de toda la mierda que había pasado, los cabros se bajaron del auto, estiraron las piernas y se fueron acostar a mi lado.

-¿Cuándo terminara toda esta mierda? Estoy cansado...de luchar cada día por sobrevivir...-dije con un tono triste.

-Cuando se haga el bien por este país- dijo el Bestia como siempre prendiendo un cigarro..

-Que patriota compadre...-dijo el Edgar, nos quedamos unos segundos en silencio y empezamos a reír. Nos quedamos ahí mirando el cielo, viendo como las hojas caían del árbol, el viento sacudiendo nuestro cabello, todo era tan pacifico, necesitaba un momento así.

-Extraño los días donde todo era normal, nos juntábamos para grabar...carretear o incluso cuando estábamos en la U y le pasábamos copiando...-dije nostálgico prendiendo un cigarro de la cajetilla que le había robado a Esteban.

-Eran buenas esas juntas.- Bestia comento nostálgico.

-Extraño a la Juancha- decía el Edgar mientras se levantaba su manga y mostraba el brazos llenos de rasguños que tenía hechos por la Juacha.

-Te quería harto.- dije para luego soltar una risa, nuestras risas fueron silenciadas por un ruido que nos hizo sentarnos y sacar nuestras armas para apuntar de donde había venido ese ruido, pero el Jaime que se había despertado y se estaba bajando del auto, este último nos miro un poco asustado levanto sus manos como si se estuviera rindiendo. Bajamos nuestras armas y él se acercó a nosotros.

-Bueno...- decía Edgar levantándose junto al Bestia.-Ustedes tienen cosas que arreglar.- me golpeo la espalda en señal de apoyo y cuando paso por al lado del Jaime hizo lo mismo, admiro el pensamiento de los cabros, no están enojados con el Jaime, a pesar de todo lo que pasó la noche anterior, se nota que no tienen rencor.

-¿Me puedo sentar?- decía Jaime parándose frente con una mirada sincera y tranquila.

-Como quieras.- ladee la mirada para luego distraerme en otra cosa, me comencé arreglar los cordones de mis botas, mientras él se sentaba a mi lado y yo me aleje un poco, no quería que me tocara.

-Nico sé que...tengo mucho que explicarte...entiendo perfectamente.- este se pasaba las manos por el rostro.

-Jaime...No quiero explicaciones tuyas, del otro día que me di cuenta que este no eras tú, el Jaime del que me enamore desapareció hace mucho, murió el día que el helicóptero cayó, no eres el Jaime que conocí en la universidad, ahora eres una farsa.-El me miro sorprendido.- Yo ya sabía lo que le hacían a los terroristas...los controlan pero mi corazón no quería creer lo que te estaba pasando...Fui un imbécil...no me quise dar cuenta que el verdadero Jaime ya no estaba.- lo mire triste, tenía pena pero no podía llorar.-No sé qué te hicieron pero te apuesto que la mayoría de tus recuerdos no son claros...eres como un robot...ahora ni siquiera si todo lo que me has dicho es verdad.

-Yo soy el verdadero Jaime, sé que tengo algunos tornillos sueltos pero si soy yo...

-¿te acuerdas del ultimo carrete? ¿qué fue lo que te dije cuando nos estabamos mirando a los ojos mientras vomitábamos en la olla?...¡Dime!-Me levante tomando mi mochila

-Yo...

-Olvídalo Jaime.. sé que no eres tú, eres un robot más... ni consigo nada con pelear contigo, no quiero que viajes con nosotros, no puedo confiar en ti...no hasta que vuelvas a ser tú, vete con tu grupo y no me busques hasta que recapacites...solo prométeme que vivirás.-Me levante y me saque la mochila, saque un cuaderno y un lápiz, rápidamente escribí y arranque la hoja, doblándola y entregándosela al Jaime que la miro confundido.- Lee esto todas las noches...por favor vive, te amo...Pero no puedo estar con alguien así.

Comencé a caminar hasta el vehículo el solo se quedó mirándome mientras me alejaba, no me detuvo, no me hablo, solo se quedó ahí parado. Eso termino de destruirme el corazón.

-Vámonos... les dije a los cabros que estaban apoyados en el auto mientras fumaban.

-¿Y el Jaime?- pregunto el Edgar mientras miraba al árbol donde estuvo con el Jaime.

-No vendrá con nosotros...- dije sin mirar hacia atrás y subiéndome al auto, el Edgar y el Bestia se acercaron al Jaime y lo abrazaron, le dieron su mochila y un par de armas. Mientras estaba en el asiento del copiloto me puse a ver el mapa y a guardar la carta en un bolsillo de mi uniforme.

Esta vez el Edgar conducía para que el Bestia pudiera descansar un poco, hice lo posible para no mirar por el espejo pero al hacerlo el Jaime ya no estaba, me dolió, esta sensación no se la daría ni a mi peor enemigo, quería llorar pero no podía. Perdí a dos amigos por culpa de su traición, no dejaría que le hiciera daño a los últimos que me quedaban. 


Tiempos De Guerra (Jainico) FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora