XIII

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—Que hermoso bebé... Es un pequeño muy inteligente y sonriente como su madre— Dijo Albert con su voz risueña y arrullando al bebé en sus brazos.

—Lo se, lo se— contestó ella sonriendo.

—Anthony... Hola Anthony—Dijo Annie acercándose al pequeño con los brazos extendidos.

—Candy de verdad muchas felicidades, se parece a ti Elliot a excepción de las pecas jaja— exclamó Archie— Milagro que no ha venido Ashley— comento sorbiendo su limonada.

—Bueno pues la verdad es que ya vino ayer, le tomó una foto y la público hoy en todos los diarios. Sinceramente no quise que salieramos en la televisión— explicó Candy a Archie.

—Vaya tengo que comprar y conservar esa fotografía— Dijo Violet entusiasmada.

—Pasemos al comedor por favor— pidió Candy a todos los ahí presentes.

—Que delicia, ¿Quien cocino?— pregunto la Sra. Emma Green.

—Fui yo Sra— contestó la joven rubia que decidió ser su nuera.

—Esta exquisito querida— la alago de tal manera que ella se ruborizo.

—Muchas gracias— respondió la joven.

Todo ese día fue uno de los más hermosos en la vida de los Srs. Green después del nacimiento de su primer hijo. Al estar conviviendo de una manera muy hermosa con sus amigos y seres queridos, que a su vez disfrutaban cada instante al lado de la maravillosa pareja del momento.

Candy permanecía muy feliz al estar al lado de todas las personas que más quería, sobre todo que también se encontraba con Elliot y su hijo, formando una familia muy hermosa.

Pero algo o mejor dicho alguien faltaba ese día ahí, y no sólo ese día si no en todos los momentos, y que falto desde la gran noticia de un embarazo hasta el nacimiento de Anthony. Al pensar en eso su sonrisa dejo de ser tan vivaz como lo era y bajo poco a poco las facciones de su rostro; pero Elliot al notar este cambio radical en Candy tomo su mano, lo cual funciono de maravilla y ayudo a que la joven sonriera nuevamente.

Albert observaba delicadamente a la chica rubia que estaba al lado de Elliot, y cargaba de una manera cariñosa a un bebé muy lindo. Se dio cuenta que realmente era muy feliz por lo que seguramente ya había olvidado por completo a su antiguo amor; después posó sus ojos en el pequeño y logró notar que tenía cierto familiarismo con otra persona que conocía pero no tenía muy en claro a quien se podía parecer tanto.

Lo observó y se puso pálido cuando logró identificar el parecido, de inmediato supo que se trataba de un enorme familiarismo con el joven actor Terrence Grandchester. Contuvo la respiración al pensar esas cosas ya que sabía nada tenía sentido pero sus ojos eran como los de él, tenía las mismas facciones incluso cuando te dirigía una mirada lo hacía como solamente una persona en la faz de la Tierra que él conociera lo hace.

Desvío la mirada del pequeño y con la respiración agitada y una expresión de susto miro hacia la ventana, debatiendo con sus pensamientos que posiblemente serían erróneos.

—Albert... ¿Estas bien?—pregunto Candy viendo en que estado se encontraba su amigo.

—Estoy bien, tranquila. Ca-Candy ¿podemos hablar?—Contestó y pregunto temeroso.

—Claro. Ven vamos a la orilla—Dijo sonriente.

—Dime...—Estaba a punto de preguntar acerca de porque tal parecido con Terry de Anthony, pero no tuvo el valor necesario— ¿Quienes serán los padrinos?— desvío por completo el tema.

—Bueno pues... Elliot y yo pensábamos que serían Nora y tú— aseguró mirando al mar.

—Candy, ¿Es enserio?— pregunto sorprendido.

—Si, hoy les íbamos a proponer eso— aseguró feliz— ¿Aceptas?—pregunto dudosa.

—Claro que si hermosa— Le dijo y la abrazo. Olvidando por un momento sus pensamientos sobre Terry, y prefiriendo que fue mejor no preguntar nada aunque si hubiera sabido que en esos momentos Candy podía haberlo sacado de sus dudas al estar lo suficientemente frágil sentimentalme, y peor aún si hubiera sabido que con una simple pregunta hubiese podido evitar años después un terrible suceso, quizá sí hubiese  preguntado aunque mencionara el nombre de Terry.

Un chico de cabellos castaños disfrutaba del sol tomando té helado en la terraza acompañado de su esposa, Evelyn. Daba la apariencia de estar muy a gusto con tan bella mujer, pero nadie sabía que la noticia recibida en la mañana lo atormentaria durante mucho tiempo.

Se encontraba con el ceño fruncido, golpeando con los dedos de su mano la mesa de cristal que estaba justamente delante de él, y mirando esos sonoros movimientos. En su mente aun seguía grabada la imagen de un bebé que había sido fotografiado por la reportera Ashley Lebbim's, y que había sido publicada la fotografía en los diarios nacionales, así que de esta manera él había visto el precioso rostro del pequeño hijo de los Green.

Pero ese asunto no lo tenia de esa manera, si no que era el parecido que tenía con un hombre que él conocía a la perfección; era idéntico a cuando aquel hombre era tan solo un bebé y no tenía ningún sufrimiento ni había recibido ninguna lección de la vida.

Se parecía a la pintura que colgaba sobre la chimenea de la mansión Grandchester en Inglaterra, donde Richard Grandchester cargaba a su hijo Terrence cuando era tan solo un bebé.

Este asunto lo traía muy desconcertado, debido a que una idea se formó en su cabeza, pero desecho sus pensamientos ya que no eran lógicos, para él. Sus ojos se llenaron de una tristeza profunda, mientras recordaba el momento más hermoso de su vida, al lado de la chica Candice White Andley... Mejor dicho Candice White Green.

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Hi gente hermosa... Solo para recordarles que no se olviden votar y comentar que tal les pareció el capítulo. Lo público porque los fines de semana no lo hago, así que cuenta como de sábado.
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